AJN.- Agustín Zbar (foto), el presidente de la AMIA, la organización judía más grande de Sudamérica, recién abrazó verdaderamente su judaísmo a los 26 años, cuando estudió en la Universidad de Harvard. Zbar, nacido en Argentina, lo hizo debido a los muchos docentes y estudiantes judíos que estudiaban en esa prestigiosa institución, con quienes experimentó de cerca las festividades del Pueblo de Israel.

Ahora, 30 años después, visita Israel en función de su rol cuando la entidad que encabeza celebra 124 años de actividad. Se trata de muchos años de experiencias, sueños, enseñanzas, servicios y actividades sociales, pero -por supuesto- también de la fecha que hizo de la AMIA un nombre conocido en el mundo: el 18 de julio de 1994, el atentado al centro comunitario de Buenos Aires, perpetrado por medio de una camioneta cazabobos con muchos-explosivos, cuya detonación causó 85 muertos y más de 300 heridos. Fue una gran conmoción, especialmente porque fue el ataque más asesino de la historia de Sudamérica.

Ésa no fue la primera agresión dirigida contra los judíos. Dos años antes fueron asesinadas 22 personas en el atentado a la embajada de Israel en la capital de la Argentina. El sospechoso inmediato y principal fue Irán (en cooperación con Hezbolá), y no solo a los ojos de la comunidad judía.

Sin embargo, desde entonces han pasado 24 años y los responsables todavía andan libres. Cinco ciudadanos iraníes son requeridos por Interpol. A todo eso le sigue la dramática causa por la muerte en 2015 del fiscal judío Alberto Nisman, quien investigaba el atentado del ’94. «Nisman fue asesinado porque acusó a Irán como responsable del atentado a la AMIA- Él investigó la conexión internacional del ataque y todo el tiempo tenía amenazas», cuenta Zbar.

Zbar (56), un importante abogado y muy prestigioso profesor de la Universidad de Buenos Aires, fue elegido para la conducción de la AMIA el verano (boreal) pasado, pero no puede olvidar ese verano: «El 18 de julio del ’94 planeaba viajar a la ciudad de Santa Fe en el marco de mis funciones como asesor del ex presidente de la Argentina (Raúl Alfonsin). Mi casa no estaba tan cerca de las oficinas de la AMIA, pero escuchamos la explosión. Ni por un momento tuve dudas de lo que se trataba porque dos años antes también habíamos escuchado la explosión en la Embajada de Israel».

El entonces presidente, Carlos Menem, musulmán y pro israelí, cometió un error cuando llamó al primer ministro de Israel, Itzjak Rabin, para expresarle sus condolencias. «No hay duda de que la comunidad judía en Argentina estaba en estado traumatizada, pero nuestro verdadero mensaje fue que había sido un ataque contra todo el país», enfatiza Zbar. Según él, en el primer año después del atentado quedó claro que Irán y Hezbollah eran los responsables, con ayuda local.

Llegar a la verdad

Zbar nació en la ciudad de La Plata, en la Provincia de Buenos Aires, en 1962. Ya en su infancia conoció el significado de la palabra «terrorismo». A sus 11 años, Dudu Aarón Beilinson fue secuestrado por la organización terrorista Ejército Revolucionario del Pueblo. «Se especializaban en el secuestro de empresarios importantes, especialmente judíos, para pedir rescate. Él fue liberado después de un esfuerzo
supremo para recaudar dinero, que llevó a grandes deudas», cuenta Zbar. Después de que su familia decidiera irse a Buenos Aires, en la década de 1980 se convirtió en asesor del presidente Raúl Alfonsín y, al mismo tiempo, desarrolló su carrera como abogado. «Estudié en la época de la dictadura y ya entonces ardía en mí la necesidad de luchar por el bien de la justicia, así que cursé Derecho».

En Buenos Aires conoció a Nisman, quien -como se señaló- dedicó sus últimos años a una intensiva y peligrosa travesía por esclarecer la verdad sobre la explosión en la AMIA.

¿Qué pensó cuando se enteró de la muerte de Nisman?

«Ni por un momento tuve dudas de que fue asesinado. Ni por un momento creí en que se había suicidado, como se dijo. Nisman había hablado con nosotros sobre la denuncia que había preparado contra la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman. Como estaba en alianza con Irán y los enemigos de Occidente, Kirchner quería hacer una revolución en los servicios de inteligencia de la Argentina, que tradicionalmente cooperaron con sus pares de los países occidentales. Antes del asesinato de Nisman removió al famoso espía Antonio Stiuso. Todas sus medidas daban la sensación de que tenía la intención de echar a Nisman porque sus acciones no le eran cómodas. Los iraníes, que señalaron a Nisman como blanco por las acusaciones sobre su participación en el atentado, disfrutaban entonces de una puerta abierta a la Argentina, y está claro que el asesinato de Nisman no fue hecho por delincuentes comunes.»

En 2013, Kirchner y Timerman firmaron un memorando con Irán, que -según Nisman- trataba de ocultar la responsabilidad iraní en el atentado. Zbar: «El documento, que en 2014 fue declarado ilegal, permitiría eliminar las alertas rojas de Interpol, que es lo que realmente les interesa a los iraníes. Para ellos, lo único importante era el artículo 7 del memorando, por el cual pedían el final de las advertencias internacionales para que pudieran viajar libremente por todo el mundo».

Si hay algo que realmente le agrada a Zbar es el nuevo Presidente, Mauricio Macri: «El cambio de gobierno en la Argentina fue un profundo alivio para la comunidad judía, que se sentía amenazada en la era Kirchner. La posibilidad de que su candidato ganara era muy grave. Carlos Zannini podía ser Vicepresidente, y en un futuro Presidente, y eso nos generaba grandes preocupaciones porque es antisemita. Fue un milagro que no triunfara y ahora sentimos el apoyo del gobierno en el intento de llegar a la verdad en los atentados. Ahora tenemos un verdadero  diálogo con el gobierno sobre muchos temas, especialmente sobre seguridad».

¿Le preocupa que los atentados regresen a la Argentina?

«Si es posible en Londres, París, Bruselas y Jerusalem, también puede suceder en Buenos Aires.»

El conductor del coche-bomba fue Ibrahim Berro, un joven libanés de Hezbollah que entró a la Argentina por la zona fronteriza llamada «Triple Frontera». ¿Hoy Hezbollah está en la Argentina?

«A veces pueden verse banderas de Hezbollah en manifestaciones de la extrema izquierda, pero en general no hay una mayor presencia de esa organización terrorista como ocurre en otros países de Sudamérica.»

Volvamos a Macri, ¿cuál es la actitud del Gobierno para con Israel ahora?

«Hacemos un cambio de 180 grados: pasamos de la era Kirchner, que fue socia de Irán y Venezuela, a la era Macri, que se acerca a Israel y los Estados Unidos y es un viejo amigo de la comunidad judía. En la Argentina hay 220.000 judíos, más que todos los (del resto) de Sudamérica juntos.»

¿Acaso hay antisemitismo en la Argentina?

«Felizmente, el nivel de antisemitismo es muy bajo.»

Antes de irse, Zbar tiene un pedido especial para el gobierno de Israel: «Necesitamos ayuda en el área de la educación. No podemos pensar en la continuidad de la comunidad judía en la Argentina si no fortalecemos la enseñanza del hebreo y los contenidos judíos en las escuelas. Debemos tener más maestros. De hecho, éste es el objetivo principal de mi visita a Israel».

CGG