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Que el crimen de Nisman no mate la República. Por Federico Casal

Agencia AJN.- El magnicidio de Alberto Nisman tiene una trascendencia que supera su muerte e impacta de lleno en las instituciones básicas de la República.

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Agencia AJN.- El resultado del peritaje interdisciplinario realizado por la Gendarmería Nacional, con intervención de más de 28 especialistas, acreditó que Nisman no se suicidó, sino que, como la mayoría presentía, fue asesinado. Pero, además, los expertos dejaron a la luz gravísimas irregularidades en la investigación de su muerte, que comenzaron con la falta de conservación de la escena del crimen y continuaron con la autopsia.

Esas anomalías no representan un hecho aislado, sino un eslabón de la cadena de sucesos que tienen en común el ADN de la impunidad, del ocultamiento de la verdad y del encubrimiento de los delitos que el fiscal investigaba a la hora de su muerte. Todos esos hechos conforman un ataque serial a garantías consagradas en la Constitución. Esos hechos tuvieron como protagonista principal a miembros de todos los poderes del Estado, conformando una trama de impunidad que se inició con la investigación del atentado a la AMIA. Los vicios de ese proceso llevaron a la nulidad de la sentencia y al enjuiciamiento del juez y los fiscales, del entonces presidente de la Nación y del ex jefe de la SIDE.

Cuando el fiscal Nisman logró que Interpol emitiera las cinco alertas rojas que ayudarían a lograr la detención de funcionarios iraníes imputados de haber intervenido en el atentado, el Poder Ejecutivo firmó un memorándum de entendimiento con aquel país, aprobado por el Congreso nacional en un trámite exprés. Tan graves fueron las irregularidades que presentaba el acuerdo que la Justicia lo declaró inconstitucional.

Cuando habían pasado sólo unos días desde que Nisman denunciara que aquel acuerdo constituía el delito de encubrimiento, ocurrió lo inimaginable: el fiscal apareció asesinado de un tiro en la cabeza en el baño de su departamento, horas antes de que pudiera fundar y explicar su denuncia ante el Congreso, donde lo esperaban «con los botines de punta». Inmediatamente después del homicidio del fiscal, su denuncia fue archivada sin ninguna investigación y sin que su autor pudiera defenderla. Simultáneamente, los voceros de la impunidad intentaban justificar aquella resolución descalificando la denuncia a la que tildaron de «mamarracho jurídico». Pero la Cámara de Casación Penal puso las cosas en su lugar. Consideró que la denuncia era verosímil, plausible y coherente y ordenó que se comience la investigación por traición a la patria, que hoy avanza en Comodoro Py.

Lo que siguió al homicidio del fiscal es conocido. La investigación comenzó mal y siguió peor. Se inició violando el principio del juez natural, las fuerzas de seguridad no dieron intervención al fuero federal, tal como lo estableció la Corte un año y medio después. Por el contrario, se dio intervención a la fiscal Fein del fuero penal ordinario, evitando de esa manera que la investigación cayera en manos del fiscal federal de turno, de probada idoneidad y honestidad y que en casos anteriores se había mostrado poco dócil o permeable a las presiones del Poder Ejecutivo. Pero la garantía del juez natural no fue la única que se vulneró en el proceso. Por TV, todos pudimos ver cómo un sinnúmero de personas contaminaban la escena del crimen sin que la fiscal hiciera nada por evitarlo.

Pero ello fue sólo el adelanto de lo que vendría. Como lo dijo la Cámara del Crimen, la fiscal en todo momento direccionó la prueba hacia la hipótesis del suicidio. Así, no sólo se violó la garantía del debido proceso, sino que se dificultó el ejercicio del derecho a conocer la verdad, garantizado en la Constitución y en pactos internacionales de derechos humanos. El acceso a la verdad, que las hijas de Nisman necesitan y reclaman, consiste en saber cómo murió su padre, para dar vuelta esta dolorosa página de la historia de su vida y de la República.

No obstante ese cúmulo de irregularidades y las amenazas y denuncias que sufrimos muchos de los que nos empeñamos en conocer la verdad, el peritaje interdisciplinario acreditó lo que todos saben: que a Nisman lo mataron y que la investigación de su muerte presentaba serias irregularidades que abrían el camino hacia la impunidad.

Por el bien de la República, es de esperar que este logro no cubra con el manto del olvido la cantidad de anomalías por las que atravesó la investigación y relegue, una vez más, la imperiosa necesidad de realizar con urgencia las reformas adecuadas que la sociedad reclama, para que ello nunca más suceda y la Justicia pueda recobrar la confianza perdida, a manos de tanta impunidad. Tampoco puede olvidarse que las violaciones a las garantías constitucionales que se fueron dando en este proceso no sólo afectaron la posibilidad de éxito en la investigación, sino que van más allá, volcando sus efectos sobre la comunidad. Se dice, con razón, que la bala que dio muerte al fiscal Nisman dio de lleno en el corazón de la República. No permitamos que ella también muera.

FUENTE: La Nación
AUTOR: Federico Casal, abogado querellante por las hijas de Nisman, Iara y Kiara.

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The Jerusalem Post | Ya basta, Hezbollah

Ningún país «normal» permitiría que sus comunidades fronterizas y centrales fueran atacadas y asoladas de esta manera y luego aceptaría mantener las manos atadas en la espalda.

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Un hombre sostiene una bandera palestina mientras el líder de Hezbollah en Líbano, Sayyed Hassan Nasrallah, habla en un mensaje pregrabado mostrado en una pantalla durante un acto previo al Día de Al-Quds (Jerusalem) el viernes 5 de abril, en Beirut, Líbano 3 de abril de 2024. (Crédito de la foto: REUTERS/MOHAMED AZAKIR/FILE PHOTO)

Agencia AJN.- (Editorial publicada en The Jerusalem Post)  Lo que está ocurriendo en Israel no es normal. No hubo otro país tan brutalmente atacado: en su frontera sur por Hamás, en su frontera norte por Hezbollah y con cientos de misiles lanzados a lo largo y ancho del país por su archienemigo Irán, todo eso en unos pocos meses.

Estamos maltrechos, pero resilientes, mientras nos preparamos para la Pascua judía (Pésaj) de la semana que viene. Todavía no hay ningún acuerdo a la vista para devolver a los rehenes que Hamás mantiene retenidos en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, y eso nos llena de ansiedad y miedo.

Del mismo modo, aunque hay indicios de que no se aplicará nada hasta después de Pésaj, Israel responderá sin duda de algún modo al bárbaro ataque sin precedentes de Irán contra una nación soberana. Eso también nos llena de ansiedad y miedo.

La situación en la frontera norte de Israel también debería llenarnos de inquietud. A todos los efectos, estamos en guerra con Hezbollah.

Este miércoles, 14 soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y un puñado de residentes resultaron heridos por dos drones de Hezbollah y dos misiles antitanque disparados contra un centro comunitario en Arab al-Aramshe, un pueblo beduino del norte de Galilea, y sus alrededores.

El pueblo se encuentra a menos de tres kilómetros de la aldea libanesa desde la que se lanzaron los misiles antitanque y los drones. Como muchas de las comunidades del norte de Israel que fueron atacadas desde el 7 de octubre, las IDF operan desde ella para enfrentarse al grupo terrorista libanés, respaldado por la República Islámica de Irán.

Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las comunidades del norte, Arab al-Aramshe está desprovista de residentes. El jefe de la aldea, Adiv Zaev, afirmó que, luego de tres meses de la evacuación, ninguno de los residentes recibió ayuda económica, por lo que la mayoría regresó a sus hogares.

La alarmante escalada en el norte se está viendo reforzada por el creciente uso de drones y misiles más letales por parte de Hezbollah. Como informó Seth Frantzman en el Jerusalem Post esta semana, el arsenal de Hezbollah incluye alrededor de 150.000 cohetes, así como misiles antitanque, hasta 2.000 aviones no tripulados, y también los nuevos cohetes de cabeza pesada Hezbollah Burkan. Son drones que siguen el modelo del Ababil iraní.

La variedad de aviones no tripulados Ababil existen desde hace décadas, pero sólo recientemente incorporaron una nueva generación de aviones no tripulados Kamikaze, que incluyen una ojiva en un fuselaje y tienen dos juegos de alas.

El dron es fácil de fabricar, lo que hace que su construcción sea sencilla mediante planos y diseños. El problema es que en los últimos años se volvieron más avanzados y precisos, lo que los convierte en un sistema de armas mortífero.

De hecho, Hezbollah demostró en los últimos dos días que puede utilizar estos aviones no tripulados para atacar zonas específicas. Teniendo en cuenta que el grupo terrorista ya dañó o destruyó unas 800 viviendas en el norte de Israel y obligó a 50.000 israelíes a ser evacuados de sus hogares durante más de seis meses, los objetivos y capacidades de Hezbollah significan que es probable que la situación empeore en el norte antes de mejorar.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Dónde está el clamor y la condena internacionales? Al igual que la reacción de las potencias mundiales al ataque iraní fue advertir a Israel sobre su respuesta e instar a una desescalada, la reacción internacional a la agresión de Hezbollah fue igualmente tratar de frenar la respuesta de Israel en la medida de lo posible para que esto no se convierta en una guerra regional.

Sin embargo, este barco ya zarpó. Ningún país «normal» permitiría que su frontera y sus comunidades centrales fueran atacadas y asoladas de esta manera y luego aceptaría quedarse con las manos atadas en la espalda.

A la inútil ONU no le importa que Hezbollah esté violando su Resolución 1701, en vigor desde 2006 y que se suponía debía garantizar el desarme de Hezbollah así como la desmilitarización de Líbano al sur del río Litani, situado a unos 32 kilómetros de la zona de demarcación entre Israel y su vecino del norte conocida como Línea Azul.

Al resto del mundo tampoco parece importarle, siempre y cuando Israel dé una respuesta sorda a la agresión de Hezbollah, instigada y financiada por Irán.

La paciencia se agota en Israel, y el ataque del miércoles no hace más que subrayar la necesidad de detener a Hezbollah. Si, como de costumbre, nuestros aliados sólo actúan con palabras, corresponderá una vez más a las IDF hacer el trabajo sucio, con o sin su ayuda.

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Israel se niega a hablar de la inesperada alianza que formó con EE.UU., Jordania, Arabia Saudita, Egipto, EAU y Qatar para defenderse de Irán

La inclusión de Qatar en la lista puede parecer algo sorprendente, teniendo en cuenta que a Doha se la asocia habitualmente con los enemigos de Israel, incluidos Irán y Hamás.

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Agencia AJN.- (Amir Bar Shalom – Times of Israel) Israel se mostró reticente a hablar de la alianza formada el sábado, que lo agrupó con Estados Unidos, Jordania, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Qatar en una gran sala de guerra conjunta para coordinar los esfuerzos contra los misiles y aviones no tripulados iraníes lanzados hacia el Estado judío.

La inclusión de Qatar en la lista puede generar sorpresa si se tiene en cuenta que a Doha se la asocia habitualmente con los enemigos de Israel, incluyendo a la República Islámica y a Hamás.

Pero los qataríes eran los anfitriones.

La enorme sala de guerra de la base aérea estadounidense de Al Udeid, cerca de Doha, se dedica a proporcionar una visión global del espacio aéreo de la región y del poder aéreo en una zona de responsabilidad que se extiende desde Kazajstán hasta Egipto.

El centro recoge datos de radares y sensores de toda la región y fue allí donde los analistas lograron construir una imagen de lo que contenía el ataque iraní, con Israel recibiendo detalles en tiempo real como si sus funcionarios estuvieran presentes en la sala.

En declaraciones a la web hermana de Times of Israel, Zman Yisrael, una fuente israelí de alto nivel describió el esfuerzo de cooperación como un verdadero avance, marcando la primera vez que la alianza regional operó contra Teherán. No era sólo la primera vez que la alianza operaba abiertamente, también era la primera vez que trabajaban juntos contra Irán.

Es cierto que el esfuerzo de cooperación se mantuvo en discreción, destacando las acciones de Israel, Estados Unidos, Jordania, Gran Bretaña y Francia para derribar la amenaza.

Pero detrás del telón se supo que todos los miembros de la alianza contribuyeron, ya sea compartiendo señales de radar o derribando físicamente los más de 300 drones y misiles iraníes lanzados contra Israel.

Teniendo en cuenta la importancia y delicadeza de la información, no es posible exactamente quién hizo qué, pero se puede aprender mucho sobre esta nueva alianza regional.

El Wall Street Journal, que se convirtió en una especie difusor no oficial de la información israelí, señaló que Arabia Saudita y Qatar recibieron un aviso de Irán sobre el momento del ataque y lo transmitieron, con disgusto, a Israel, en medio de la presión de Estados Unidos.

El informe parece lógico, aunque resulta dudoso que Estados Unidos necesitara presionar a Riad y Doha para que transmitieran la información, ya que a ambos les convenía hacerlo, dadas las posibles consecuencias de no haberlo hecho. Imagínese lo que habría ocurrido, por ejemplo, si Estados Unidos descubriera que estos países conocían los detalles pero no hubieran emitido una advertencia.

Jordania, por ejemplo, fue noticia por su papel en el derribo de los proyectiles y la defensa de Israel, lo que generó que sea atacada por los medios de comunicación iraníes, y la calificación de »traidor» al rey Abdullah por parte de Teherán.

Sin embargo, Arabia Saudita parece haber escapado de la ira de los ayatolás, aunque nadie ignora el papel que desempeñó. Riad no solo prohibió a los aliados utilizar su espacio aéreo, sino que tampoco impidió que los radares estadounidenses instalados en su territorio construyeran una imagen aérea y ayudaran a las interceptaciones.

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Y la República Islámica, que oficialmente sigue alabando el éxito de sus ataques, sabe muy bien que puede haberse pegado un tiro en el pie. En lugar de aprovechar el aislamiento internacional que Jerusalem está sufriendo por la guerra de Gaza y frustrar una alianza regional antiiraní respaldada por Occidente, Teherán consiguió forzar la alianza y darle una salida, considerando lo eficaz que puede ser la cooperación liderada por Estados Unidos.

Pero Irán consiguió establecer nuevas reglas de enfrentamiento en la región, creando un cálculo según el cual cualquier ataque contra un alto cargo o un lugar sensible podría desencadenar una respuesta masiva, con el riesgo de una guerra total y asegurándose de que Israel lo pensará mejor la próxima vez. Al mismo tiempo, desafió a Washington, al ignorar las advertencias de «no hacerlo» del presidente Biden.

A pesar de esto, sus acciones también parecen haber despertado a un gigante dormido que hasta ahora había sido incapaz de reaccionar.

Israel puede alegrarse de estos avances positivos, pero también debe mirar el lado medio vacío del vaso: Si bien tuvo éxito en frustrar el ataque de Irán, pocos políticos considerarán lo ocurrido como una victoria para el Estado judío.

En Medio Oriente la disuasión se construye mediante el ataque, no la defensa. Los sistemas de defensa antiaérea de Israel, por muy exitosos que sean, dan a los dirigentes israelíes un mayor margen de maniobra, pero la capacidad de derribar misiles y aviones no tripulados difícilmente debería considerarse un factor de disuasión importante.

El gobierno y la sociedad israelí están mayoritariamente de acuerdo en la necesidad de una operación ofensiva como respuesta. Lo difícil será encontrar la forma de llevarla a cabo sin romper la frágil estructura de la nueva alianza y sin destruir las relaciones con Estados Unidos, que parecen volver a ser fuertes.

Un par de reuniones del gabinete de guerra israelí celebradas con un día de diferencia muestran la intensidad de las deliberaciones en el país. La acumulación de tensiones puede ser también parte del plan para la respuesta de Jerusalem, con los funcionarios iraníes esperando nerviosos las posibles represalias.

La existencia de informes algo contradictorios sobre la conversación entre Biden y Netanyahu a primera hora del domingo apuntan a la posibilidad de que los estadounidenses entiendan de dónde viene Israel.

Algunas versiones afirman que Biden dijo «no» a una respuesta militar israelí, mientras que otras dicen que se limitó a pedir a Israel que considerara, retrasara y suavizara la medida de represalia.

El doble mensaje sugiere que aunque la Casa Blanca claramente no quiere el tipo de respuesta israelí que podría arrastrar a toda la región a la guerra, también reconoce que cuando se enfrenta a Irán, es necesario algo más.

No es sólo es Irán el que espera ver cómo reacciona Israel. También lo están los miembros de la nueva alianza. Y no sólo miran a Jerusalem, sino también a Estados Unidos.

El margen de acción de Biden es limitado, ya que podría comprar tranquilidad a corto plazo, pero no puede permanecer a mitad de camino indefinidamente.

En algún momento, Estados Unidos tendrá que tomar medidas más contundentes contra Teherán si quiere reforzar la nueva e inesperada alianza y poder actuar con decisión contra el programa nuclear iraní. Tras el ataque de este fin de semana, averiguar cómo hacer frente a las ambiciones nucleares de la República Islámica se convirtió en un problema aún más urgente.

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