Agencia AJN.- Mujeres periodistas que cubrieron la visita del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, al Muro Occidental criticaron lo que llamaron discriminación después de haber sido forzadas a estar detrás de los hombres, y detrás de una barrera, bajo las reglas impuestas por las autoridades ultraortodoxas judías.

El Muro Occidental, el lugar más sagrado donde los judíos pueden orar, está gobernado por el establecimiento judío ultraortodoxo y las mujeres y los hombres deben visitarlo por separado.

La regla se aplicó a los periodistas que se reunían para cubrir la visita de Pence, obligando efectivamente a las mujeres a respaldar a los hombres, dejándoles un peor acceso.

Un podio erigido para que los periodistas cubrieran la visita incluyó una barrera entre los lados masculino y femenino del muro, con las mujeres periodistas forzadas a pararse detrás de los hombres. Después de las quejas, se quitó una lona que cubría el podio, permitiendo a las mujeres pararse en las sillas para poder ver a los periodistas hombres.

Algunas mujeres periodistas en el sitio publicaron en Twitter sobre la separación, usando el hashtag #PenceFence. «Me siento como una ciudadana de segunda clase», twitteó Tal Schneider, una periodista del periódico financiero Globes. «No tenemos permitido hacer nuestro trabajo».

Schneider agregó que funcionarios estadounidenses le dijeron que las reglas eran requeridas por las autoridades ultraortodoxas en el sitio. Sin embargo, los funcionarios estadounidenses no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.

La Western Wall Heritage Foundation le comentó al Canal 10 de Israel que había hecho un esfuerzo para otorgar «máxima accesibilidad» a periodistas de ambos sexos y aseguró que «rechazó cualquier intento de desviar la discusión de la importante y emotiva visita del vicepresidente y su esposa en el Muro Occidental».

Pence, cuya visita al Muro Occidental duró 10 minutos, leyó una breve oración del Libro de los Salmos, colocó una nota en el Muro y puso su mano sobre las piedras antiguas. Luego firmó el libro de visitas del Muro antes de partir. «Es un gran honor orar aquí en este lugar sagrado. Dios bendiga al pueblo judío y que Dios bendiga al Estado de Israel siempre», escribió.

El sitio, el lugar más sagrado donde los judíos pueden orar, está en la Ciudad Vieja, anexado por Israel después de la Guerra de los Seis Días en 1967, pero considerado por la mayoría de la comunidad internacional como territorio palestino ocupado.

El sitio sagrado mantuvo durante mucho tiempo una controversia sobre la separación entre mujeres y hombres.

En enero de 2016, el gobierno negoció exitosamente un acuerdo con los movimientos reformistas y conservadores, el grupo Mujeres del Muro y la Agencia Judía para Israel para proporcionar un espacio de oración igualitario ampliado y permanente para la oración no ortodoxa en el Muro de los Lamentos. Pero seis meses después, bajo la presión de sus socios ultraortodoxos de la coalición, el gobierno congeló el trato.

La decisión del gabinete se encontró con la consternación generalizada de los grupos liberales y los judíos de la diáspora, que desde entonces pidieron a la Corte Suprema que el estado cree el espacio permanente para la oración igualitaria.

Anat Hoffman, presidente de Mujeres del Muro, comparó la difícil situación de los periodistas con sus propias batallas con las autoridades Jaredí del Muro. «Hoy, las mujeres periodistas de Israel y el extranjero fueron discriminadas», escribió.

«Hoy, han experimentado de primera mano lo que le sucede a una mujer que desafía el monopolio ultraortodoxo del Muro Occidental», agregó Hoffman. «Ahora ellos también saben que una mujer que lucha por la igualdad de género en Israel tiene que enfrentarse valientemente al corazón de la discriminación en el centro de gravedad».