El Papa Benedicto XVI cerró hoy su visita a Israel con una fuerte condena al terrorismo y a la guerra, y con un mensaje esperanzador al advertir que “la paz es posible” en Medio Oriente.
"No más derramamiento de sangre. No hay más combates. No más terrorismo. No más guerra", pidió el Papa en el discurso dado en el aeropuerto internacional de Israel antes de partir de regreso al Vaticano.
Para contrarrestar las críticas que recibió por su mensaje en el Museo del Holocausto, el Pontífice afirmó que su visita al Memorial Yad Vashem fue "uno de los momentos más solemnes” de su estancia en Israel.
También hizo un llamamiento a Israel por la barrera de separación de Cisjordania al afirmar que fue "uno de los lugares más tristes" de su visita.
Benedicto XVI advirtió a sus fieles que “la paz es posible” al visitar el Santo Sepulcro de Jerusalem, donde según la tradición cristiana se produjo la crucifixión, el entierro y la resurrección de Cristo.
"Aquí Cristo murió y resucitó, para no morir nunca más. Aquí la historia de la humanidad cambió definitivamente", dijo el Papa en ese lugar administrado por varias comunidades religiosas.
Benedicto XVI se arrodilló y besó la piedra rectangular en la que el cuerpo de Jesús se cree que ha sido colocado después de la crucifixión.
Luego entró a la iglesia que marca el sitio de Jesús y se arrodilló en la tumba  durante varios minutos para orar junto a un grupo de sacerdotes.
Durante la misa, el Papa instó a los fieles a no perder la esperanza.
El pontífice llegó a la parte oriental de Jerusalén, ocupada y anexada en 1967 por Israel, para celebrar una "reunión ecuménica" en la sede del patriarcado greco-ortodoxo.
"Es maravilloso mostrar a Cristo a los demás, divulgar su mensaje de reconciliación, sentimos vergüenza por nuestras divisiones", dijo el Papa dirigiéndose al patriarca greco-ortodoxo Teófilo III.
"El Evangelio nos asegura que Dios puede hacer nuevas todas las cosas, que la historia no es necesaria repetirla, que los recuerdos pueden ser curados, que los amargos frutos de la recriminación y la hostilidad pueden ser superados, y que un futuro de justicia, paz, prosperidad y cooperación pueden surgir de cada hombre y mujer, para toda la familia, y de modo especial para las personas que habitan en esta tierra tan querida para el corazón del Salvador", dijo.
Con estas "palabras de aliento", agregó, "voy a concluir mi peregrinación a los lugares sagrados de nuestra redención y el renacimiento en Cristo".
Miles de soldados y policías fueron desplegados en la Ciudad Vieja de Jerusalem para garantizar la seguridad del Papa a la antigua iglesia.
Tras visitar el Santo Sepulcro y reunirse con el patriarca armenio, Benedicto XVI se dirigió al aeropuerto internacional Ben Gurión de Tel Aviv para emprender el viaje de regreso al Vaticano.
GB