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Sofía Guterman, mamá de Andrea, quien murió el 18 de julio de 1994 en el atentado a la AMIA, dedica gran parte de su vida a recorrer las escuelas con la única misión de informar y mantener viva la memoria del ataque terrorista más trágico que sufrió la Argentina.

A 18 años del atentado a la AMIA, Guterman no duda en lamentar que son “18 años sin justicia con cero condenados”.

Con una voz sensible, que guarda años de dolor y reclamo, Guterman apunta que durante estos años, los familiares de las víctimas utilizaron a “la memoria como sistema de justicia” ante la falta de esclarecimiento del atentado y sin detenidos por el múltiple asesinato.

Pese a que ya pasaron casi dos décadas de esta tragedia que golpeó a los argentinos, la mamá de Andrea no da un centímetro de tregua y promete seguir “construyendo memoria”.

Igualmente, la mujer admite que “a 18 años seguimos como en el momento después que estalló la bomba”.

-Más allá de la causa judicial, el reclamo de justicia, cómo empezó su peregrinaje por las escuelas.

-“Comencé con las actividades a los pocos meses del atentado. Soy docente y escribí cinco libros sin fines de lucro. Este trabajo lo comencé para informar lo que fue el atentado y dar a conocer la historia de las víctimas, para que deje de ser un frío nombre. Fue un trabajo arduo porque me costó mucho que me abran las puertas de las escuelas. Después de muchos años lo logre”, responde Guterman.

 

La mamá de Andrea aclara que al principio le costaba ingresar a los colegios porque no la conocían y lógicamente nadie quería dejar a sus alumnos con una desconocida. Guterman aclara que este es el mes que “más trabajo hay” debido a que conmemora el aniversario del atentado.

“Me gusta mucho estar con los jóvenes, e incluso algunos de ellos no habían nacido al momento del atentado”, comenta.

No obstante, Guterman aclara que esta tarea la hace por dos motivos: uno es concienciar a lo jóvenes porque “esto nos pasó a todos y tienen que involucrarse” y dos porque “pasaron 18 años”.

“Los chicos ahora son muy pensantes, se involucran y quieren saber sobre la investigación y no pueden entender por qué no se hace justicia. Se involucran con las víctimas, se adhieren a las historias de las víctimas, se van compenetrando con esas historias, y ven que son personas como ellos. Incluso hay chicos que se ponen en el lugar de las víctimas”, cuenta.

Pese al entusiasmo que le pone, Guterman aclara: “No es algo que lo haga con gusto, pero me gratifica, es un modo de sobrevida que elegí”.

La mujer marca las diferencias entre justicia y memoria en la causa AMIA. “Creo que son cosas distintas justicia y memoria, pero no pueden ir separadas porque aunque se hiciera justicia necesitaremos memoria para seguir recordando”, explica.

 

“La calle Pasteur es de todos”

A tan solo horas del acto central por el 18º aniversario del atentado a la AMIA parece inevitable que los familiares no estarán representados en el palco.

Guterman explica que un grupo de familiares de las víctimas del atentado a la AMIA llegó a consensuar con las autoridades de la institución comunitaria el discurso que iban a pronunciar en el acto central por el 18º aniversario, para evitar lo ocurrido el año pasado cuando Sergio Burstein, miembro de la agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas del atentado a la AMIA, cargó contra el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, y también contra el rabino Sergio Bergman, quien en ese momento se sumó a las filas del macrismo.

“Algunos familiares hemos consensuado un discurso para que no fuera un acto como el del año pasado, porque escuche gente que iba siempre a los actos que no tenía interés en escuchar un discurso como el del año pasado. La calle Pasteur es de todos y no es el día de los familiares sino de las víctimas”, sostiene Guterman.

Al entrar en los detalles de la negociación, Guterman precisa que el discurso había sido consensuado entre los familiares sin pertenencia a ninguna agrupación y “el grupo al que pertenece Sergio Burstein”.

En esa negociación se resolvió que la oradora sería Olga Degtiar, quien pertenece a familiares al igual que Burstein.

“Olga Degtiar no fue aceptada por la institución y eso nos hizo dar un paso al costado. En el  palco no va a haber familiares”, asegura Guterman.

El hecho, de concretarse, sería histórico, ya que los familiares siempre fueron parte del acto central e incluso participaron en la organización del homenaje.

Sin embargo, Guterman considera que lo mejor es que todos los familiares de las víctimas estén juntos entre el público.

“No puede ser que haya familiares abajo y arriba, el lugar es que estén todos abajo así no se establece una división entre familiares”, argumenta.

-¿Qué le genera que haya un acto de recordación a las víctimas del atentado a la AMIA sin un discurso de los familiares?

-“Me molesta mucho que haya un acto sin discurso de familiares, siempre hubo un discurso de familiares que fue consensuado por los grupos. Si Sergio Burstein dio un discurso, ese discurso se dio porque su grupo se lo permitió”, responde Guterman.

En cuanto a la posibilidad de que otra persona lea el discurso, la familiar lo desestimó. “Se hace difícil que lo lea otra persona porque el grupo de Sergio Burstein trata como de complicidad con la institución al familiar que vaya a leer el discurso y, por eso, no vamos a subir de ninguna manera”, puntualiza.

Guterman cuenta que propuso a un joven para que lea el discurso, pero tampoco fue aceptado por los familiares.

La mamá de Andrea confiesa que hace unos años que no concurre al acto central que se realiza frente a la sede de la AMIA y que prefiere ir al cementerio donde está enterrada su hija. “Este año no sé si voy a ir al acto”, dice, con pena y dolor, Guterman, a pocas horas de un nuevo aniversario.