(Por Lic. Claudio Gustavo Goldman, desde Tribunales).- Otros dos ex policías bonaerenses, Víctor Cruz y Walter Castro, denunciaron ayer, jueves, en el juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA, que el destituido juez Juan José Galeano los presionó para perjudicar al entonces subcomisario Juan José Ribelli, quien fue juzgado y sobreseído por ese ataque terrorista.

El 15 de marzo de 1994 y pese a no estar oficialmente en funciones por encontrarse en disponibilidad preventiva, el primero integró una comisión de la Brigada de Lanús, a cargo del fallecido subcomisario Raúl Ibarra -luego acusado por el atentado-, para arrestar en Olivos, con presuntos fines extorsivos, a Carlos Telleldín, el último poseedor conocido de la camioneta-bomba Trafic, cuando fuera a encontrarse con su ex concubina Ana María Boragni, pero el buscado se fugó.

“Lo único que hice fue trasladarlos en mi auto, un Ford Falcon modelo 1975, y no supe más del tema hasta que me citaron” a un comparendo compulsivo el 12 de julio de 1996, explicó el entonces sargento ante el Tribunal Oral Federal Nº 2.

“Hubo maltratos verbales de Galeano, quien me dijo que si ensuciaba a Ribelli en hechos de corrupción, me iría en libertad”, contó Cruz, pero como no lo hizo “el juez le dijo a un custodio del Servicio Penitenciario Federal que me bajara a la alcaldía (de Tribunales) porque me pudriría en la cárcel”, precisó quien pasó seis años y medio preso -en dos tandas- y fue llevado a juicio, en el cual resultó absuelto por falta de acusación fiscal.

“Se los dije a mis abogados, pero no hice la denuncia porque ningún juzgado la tomaría; además, (mi letrado Gustavo) Frasquet me contó que Galeano lo amenazó con mandarlo preso”, reveló.

Los secretarios del juez Javier “De Gamas y (Susana) Spina también me maltrataron porque querían que mintiera, y cuando me notificaron la prisión preventiva y el embargo, el fiscal (por entonces Eamon) Mullen se burló y me preguntó si tenía un millón de pesos”, agregó el testigo.

Paralelamente, el entonces jefe de la Policía Federal, Adrián Pelacchi, le pidió a su hijo, suboficial de esa fuerza, que lo convenciera de declarar contra Ribelli, pero como le respondió por carta que se lo solicitara personalmente, el subcomisario Vignaud, a cargo de la Subdelegación Pinamar, ordenó su baja por haber perdido la “vocación de servicio” y después hizo que lo echaran de otro trabajo porque su padre estaba “acusado de terrorismo”, hasta que un comisario se enteró y lo restituyó en el cargo, según narró.

“Por mi deterioro físico -bajé de 100 a 74 kilos-, mi abogado pidió que me trasladaran a la sede de la Policía Montada, donde estaba Claudio Araya por problemas de presión”, y al poco tiempo llegaron a la cárcel dos efectivos del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista, “de parte del comisario (por entonces y hoy imputado en este juicio Jorge) Palacios”, quienes “querían que hablara contra Ribelli, pero no me iba a prestar a eso”, relató quien por ese motivo permaneció en el ex penal de Caseros.

Finalmente, Telleldín fue arrestado el 4 de abril de 1994, por Ibarra y el entonces cabo Castro, entre otros, en Tortuguitas, junto con su pareja, Sandra Petrucci.

“Integraba un grupo operativo de la Brigada de Lanús con el principal Marcelo Albarracín y el inspector Claudio Araya y estábamos haciendo tiempo en un retén cuando fuimos convocados para detener a alguien por un tema de automotores”, por eso “me llamó la atención ver después su foto vinculada con el atentado a la AMIA”, recordó hoy durante media hora.

“No vi la orden de arresto, pero a Telleldín se la mostraron”, atestiguó el ex policía.

“Ellos tres los llevaron a la dependencia y yo volví por otro camino”, diferenció.

A su arribo, el sospechoso entregó un documento que erróneamente lo identificaba como “Teccedín”, lo cual -según la acusación original- habría sido aprovechado por los policías para que no quedaran registros de su presencia y así poder canjear su libertad por una moto y un auto, según luego denunció la supuesta víctima.

“Vi a Telleldín en la brigada, pero no hablé con él”, aclaró el declarante.

El 13 de julio de 1996, el hermano de Castro, también policía en Lanús, le avisó que sus colegas habían sido detenidos y que habían ordenado su comparendo compulsivo con arresto, así que se presentó en su dependencia, desde donde fue trasladado -esposado e incomunicado como si estuviese detenido- al Juzgado Federal de La Plata y luego a los Tribunales porteños, aunque recién a la mañana siguiente declaró como testigo.

El interrogatorio era llevado por “una pareja de jóvenes hasta que entró un funcionario rubio, con anteojos (De Gamas), quien me recriminó que me estaba haciendo demasiado el canchero, y luego Galeano, quien a solas me dijo: ‘Tu declaración no me sirve, no sé por qué protegés a esa banda de delincuentes; no pongas cara de bol… porque sabés que Ribelli detenía a gente para sacarle plata; así vas a estar quince años preso’, pero le contesté que no podía hacer otra cosa”, describió Castro.

El juez también le informó que llevaba mucho tiempo investigando el tema y que contaba con “aval”, aunque el testigo no pudo precisar de quién.

“Galeano me mostró un registro de llamadas telefónicas donde había una comunicación desde mi celular a la casa de Telleldín, pero yo no la había hecho ni sabía quién, quizás algún compañero o el propio detenido, pero no me creyó; justo entró un empleado con el teléfono del juez y le dije que si él hubiese llamado a alguien, no se habría enterado…”, destacó el ex policía.

“Cuando se fue escuché por la puerta abierta a un hombre muy exaltado que preguntaba: ‘¿Cómo puede ser que quince personas tengan un teléfono a nombre de Ribelli y nada tengamos?’”, subrayó.

Luego entró una mujer rubia (Spina), que le hizo más preguntas antes de que lo liberaran alrededor de las 20 hs.

José Ubeira, letrado de los ex policías querellantes, solicitó que se agregue a la causa el fallo de la Cámara Federal que confirmó el procesamiento del titular de la Casación bonaerense, Federico Domínguez, el ex comisario Luis Vicat y la abogada Marta Parascandalo y enmarcó su accionar en lo que “calificó como una maniobra global”.

Tras un cuarto intermedio de 90 minutos debía comparecer el ex policía bonaerense Manuel García, quien integraba la Brigada de Vicente López y trató de arrestar a Telleldín, en su casa de Villa Ballester, el 14 de julio de 1994, pero el testigo hizo llegar un certificado médico que confirmaba un problema de salud, de modo que su declaración fue diferida para el lunes, desde las 10.30 hs., junto con las de Jaqueline Araya y Gabriela de Leone, respectivamente hija y viuda de otro efectivo, Claudio.

Será la primera audiencia de este juicio en ese día de la semana, lo cual se repetirá quincenalmente, como en su momento anticipó el tribunal.