Las negociaciones por el soldado israelí, Guilad Shalit, secuestrado por el grupo terrorista de Hamas fueron arduas, extensas y con muchas idas y vueltas. Hasta que el principal avance se produjo en julio pasado. Después de cinco años de negociaciones, Hamas envió una carta a Israel en la que, por primera vez, describían sus condiciones finales para un intercambio de prisioneros por Gilad Shalit.

Tres meses antes, David Meidan, un ex alto dirigente del Mossad, había sido nombrado por el primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, como mediador en las conversaciones de Shalit. Al recibir la carta, inmediatamente se puso a trabajar.

El primer indicio de que Hamas estaba dispuesto a facilitar sus exigencias llegó con bastante rapidez. Después de estudiar la carta y ver los nombres de algunos de los principales terroristas de Hamas, Meidan inmediatamente dejó en claro que estas personas – los llamados "símbolos" de terroristas palestinos – no serían puesto en libertad. Sorprendentemente, Hamas no se opuso a esta aclaración.

La misma semana que la carta fue enviada por Hamas, el mediador egipcio renovó su actividad. En Israel, el renovado interés de El Cairo en el tema Shalit fue entendido como resultado de una serie de elementos.

En primer lugar, los militares provisionales del gobierno de Egipto quiseron mostrar al mundo que si bien el país parece estar en desorden y al borde del colapso gubernamental, este no es el caso ya que egipto fue capaz de demostrar que todavía es un jugador con una influencia regional importante.

La segunda razón es de orden interno y tiene que ver con la preocupación de Egipto por Hamas, pero aún más con su padre fundador – la Hermandad Musulmana.

Se espera que La Hermandad gane un poder político significativo en las próximas elecciones. Al llegar a un acuerdo con Hamas, Egipto gana algo de influencia política sobre lo que sucederá en la Franja de Gaza.

Volviendo a julio, tras recibir la respuesta de Hamas, los egipcios procedieron a celebrar seis rondas de conversaciones entre Meidan y Izhard Awadallah, el jefe de la delegación de Hamas. Ahmed Jabari, comandante militar de Hamas, fue también un participante frecuente.

Las conversaciones se llevaron a cabo por lo general en El Cairo, en el Ministerio de Inteligencia. Meidan y la delegación israelí estaban en un edificio y Awadallah y la delegación de Hamas en otro. Entones para comunicarse entre ellos los egipcios iban y venían con mensajes e instrucciones.

La última ronda de negociaciones comenzó a las 9 am del lunes 10 y continuó durante 24 horas seguidas hasta el 9 de la mañana del martes 11, cuando Meidan firmó el acuerdo.

Meidan estuvo acompañado en la ronda final de conversaciones por el Shin Bet (Agencia de Seguridad de Israel), y el secretario militar de Netanyahu, Mayor General Yohanan Locker.

Contrario a algunos reportes, Alemania jugó un papel en las negociaciones. El mediador alemán había elaborado un acuerdo ya hace dos años. Hamas, sin embargo, se opuso a las propuestas, ya que sentía que los alemanes estaban sesgados hacia Israel.

Sin embargo, Hamas tenía un número de razones para finalmente aceptar un acuerdo.

La primera es que mientras que Israel paga un precio por la liberación de Shalit, también lo hace Hamas, que como lo demuestra el acuerdo, fue la celebración de una moneda de cambio durante cinco años con un valor de 1.000 terroristas convictos.

La segunda razón tiene que ver con la inestabilidad de los temores de Siria y Hamas de estar perdiendo su sede en Damasco.

Hamas también ha sido duramente golpeada por el movimiento del presidente palestino, Mahmoud Abbas, en las Naciones Unidas el mes pasado que le dio a él y a su partido Fatah, un gran impulso entre el público palestino. Para contrarrestar esto, por la liberación de 1.000 prisioneros, Hamás está ganando puntos políticos.

Uno de los puntos más supremos a lo largo de las negociaciones fue la preocupación de Hamas de que el canje sería percibido como un "acuerdo de deportación" si la mayoría de los terroristas liberados fueran deportados a Cisjordania y Gaza. El cambio en esa posición fue en marzo, cuando Cohen fue nombrado jefe del Shin Bet.

Yuval Diskin, el predecesor de Cohen, había rechazado la posibilidad de que a un número significativo de terroristas se les permitirá regresar a Cisjordania.

Cohen se integró inmediatamente en las negociaciones y estableció una relación con Meidan.

Cohen decidió ser un poco más atrevido que Diskin y acordaron aumentar el número de presos que se les permitiría regresar a Cisjordania y Gaza. De esta manera, y afirmando que los resultados podrían ser "controlable".

Entonces las conversaciones de julio no empezaron de cero. En su lugar, se volvió al lugar que Israel y Hamas habían dejado hace dos años y se basaron en gran medida en la propuesta anteriormente vetada de Alemania.

 Las dos etapas en las que se realizará el intercambio, primero 450 y luego 550, fueron acordados en 2009. Ahora, las partes tenían que trabajar sobre quienes serán los elegidos para ser liberados.

Meidan, trabajando bajo las instrucciones de Netanyahu, tiene dos puntos de ventaja desde el principio. En primer lugar, Israel no dio a conocer los nombres de los "símbolos", y en segundo lugar, esta dispuesto a permitir que algunos de los prisioneros liberados vuelvan a ir a la Ribera Occidental, y aún más a Gaza.

Israel también, por primera vez, accedió a liberar a los prisioneros de Jerusalem Oriental, así como los árabes israelíes. Estas dos categorías nunca antes habían sido consideradas seriamente para la liberación y se vetó durante las conversaciones dirigidas por el gobierno de Olmert. Aquí, también, el cambio en la parte superior del Shin Bet desempeñado un papel clave.

Por ahora, el sistema de defensa completo se centra en la aplicación del acuerdo y en regresar a Shalit. Pero después, surgirán las preguntas difíciles: ¿Cómo es que Israel no pudo por cinco años crear una opción militar viable que permita la liberación de Gaza, u otros medios de influencia sobre Hamas que podrían haber forzado a realizar este acuerdo?

Israel también tendrá que preguntarse: ¿Qué sucederá la próxima vez? ¿Qué pasará después con el próximo soldado secuestrado?

La Comisión Winograd, creada para investigar la Segunda Guerra del Líbano en 2006, escribió un apéndice de un informe que el gobierno israelí debería establecer una política clara de cómo trata a los soldados secuestrados.

Esto aún no ha ocurrido, y mientras Hamás y Hezbollá sepan que un israelí vale más que 1.000 prisioneros, es muy probable que vuelvan a intentarlo.

CY