Las Fuerzas de Defensa israelíes están compuestas en su mayoría por inmigrantes rusos, beduinos y drusos, una porción de la población a la que en su momento se la reconoció como “el segundo Israel”.
Eitan Haber, analista político y militar de Israel, concluyó que esta tendencia “es irreversible” y aseguró que “el segundo Israel ascendió”.
En una nota publicada en el diario Yediot Aharonot, Haber señaló que si se estudian las bajas o los casos de los soldados heridos en las últimas operaciones militares se encontrarán nombres como Oleg, Leonid, Maxim, Peter, Ahmed, Muhammad, Wahid, Wasim, hijos de padres que viven en ciudades como Kiryat Gat, Afula, Horfish, en los suburbios de Israel.
Haber, que fue director de la oficina del primer ministro cuando Yitzhak Rabin ocupó el cargo entre 1991 y 1995, aseguró que junto con la desaparición de los registros militares de los nombres israelíes “tradicionales” –en hebreo- también lo hicieron los archivos ciudades como Herzliya, Ramat Hasharon, Tel Aviv, Netanya o Ramat Gan, lugares de asentamiento de las clases medias y medias altas del país.
“Eso no quiere decir, dios no lo permita, que no haya soldados combatientes que vengan de las comunidades mencionadas. Hay algunos, incluso varios y son buenos, pero la tendencia, la dirección y el tono del ejército hoy lo marcan los miembros del ‘segundo Israel’”, indicó Haber.
Prueba de eso, afirmó el analista militar, es el jefe del Estado Mayor Israelí, Gabi Ashkenazi: hijo de padres inmigrantes, creció en un moshav (comunidad rural de carácter cooperativo) y fue miembro de la brigada “Golani”, que en varias ocasiones fue elogiada pero nunca se la consideró como “la crema de la crema”.
En contradicción con la línea que impera en la actualidad, muchos de los predecesores de Ashkenazi fueron miembros de las primeras familias que se asentaron en Israel y formaron parte de lo que fue considerado como las “verdaderas” unidades de elite.
“¿Es bueno esto para las Fuerzas de Defensa de Israel?”, se preguntó Haber. Y agregó: “Debemos esperar y suponer que así será. En todo caso, nadie puede modificar esta tendencia. Debemos aceptar esto como es y hacer todo para que se convierta en lo mejor, porque aparentemente hay pruebas difíciles ante nosotros”.
Según Haber, “los líderes en Israel siempre dijeron que la actual generación es mejor que la suya propia cuando se trata de la vida militar y civil. Ahora, la carga recae sobre esta generación”, finalizó Haber.
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