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En Buenos Aires el director del Departamento de América Latina del Keren Kayemet Leisrael (KKL), Mijael Adari, explicó en diálogo con la Agencia Judía de Noticias que esta entidad “es la ONG de ecología más grande del mundo”.

También se refirió a la historia y la actualidad de la institución y sus relaciones con la región, en particular con la Argentina.

P- ¿Cuáles son los eventos internacionales más importantes del Keren Kayemet Leisrael en Latinoamérica?

MA- Cada dos años organizamos un encuentro de líderes comprometidos con la ecología y el desarrollo de la Tierra de Israel en la ciudad de Jerusalem. También hay un congreso más específico referente a las problemáticas que existen en América Latina, con referentes desde México hasta la Argentina. Cuando surgieron algunos temas, formamos un equipo para discutirlos. Uno fue la apertura del KKL a las sociedades civiles en los diferentes países. Ahí tenemos dos aspectos. El primero son necesidades de países que se dirigen a nosotros para que los ayudemos en lo que es la alta tecnología ecológica. Por ejemplo: ¿cómo aprovechar el agua? En Centroamérica hay países que tienen capacidades inimaginables de agua. Un ministro de Medio Ambiente de Costa Rica dijo: ‘Tenemos mucha agua pero no sabemos cómo aprovecharla y guardarla, y ustedes, con tan poco agua, incrementan el poder acuífero del Estado de Israel a través de tecnología de punta’. Buscamos dónde crear reservorios de agua potable y también recuperar lo poco que caía para invertirlo en agricultura. El 80 por ciento de lo que utiliza el agricultor sale de esos reservorios. Por otra parte, cada año, desde hace 16, hay un encuentro sobre cambio climático bajo la égida de la ONU, que tiene que ver con la realidad latinoamericana, como la desertificación. A pesar de que la ONU está integrada por países, tenemos un lugar privilegiado en la delegación oficial de Israel.

P- ¿Qué pude aportar el Keren Kayemet Leisrael en cuanto a la lucha contra la desertificación?

MA- Sin duda, Israel se caracteriza por su liderazgo en la lucha contra la desertificación. Debido a los cambios climáticos, en el mundo no hay lluvia ni agua y hay que enfrentarse a ese problema porque el desierto va ganando terreno, y en la Argentina también lo sentimos en diferentes zonas. Hoy, en Israel sólo el 60 por ciento es desierto, y nuestra meta es empujar los límites y pintar ese marrón de verde. Tenemos desiertos, como el Neguev, que reciben 6 milímetros de agua por año, y sus bosques con algo más de 6 millones de árboles crecen justamente a través de las técnicas que nuestros expertos han estado desarrollando, algo que muchos países nos piden, inclusive uno que no tiene relación diplomática con Israel como Indonesia. El año pasado hubo un congreso sobre desertificación en Bahía Blanca, y el gobierno de la Provincia de Buenos Aires invitó a expertos israelíes para que hablen de ese tema, que es un problema candente de la ecología.

P- ¿De qué otro modo interactúan con la región?

MA- Recibimos un pedido del gobierno de México D.F. Quieren renovar el casco histórico y se dieron cuenta de que necesitaban que los asesoremos acerca de cómo rehabilitar la zona afectada, ya que el KKL es experto en todo lo que es parque y arboleda. Y en la Argentina hay un parque temático en memoria de Mercedes Sosa, con tecnología enviada desde Israel a la provincia de Tucuman.

P- ¿Cómo y por qué nació el KKL y los servicios que brinda?

MA- El KKL nació en 1901 por una decisión del Congreso Sionista, que entendió que tenía que armar una herramienta para que tengan dónde vivir quienes fueran a la Tierra de Israel con una visión a un futuro lejano. La primera misión fue comprar tierras: más de 1.100 localidades están instaladas sobre infraestructura creada por el KKL, que fue evolucionando de tal manera que responde a las necesidades actuales. Un desarrollo increíble. Hacemos ecología desde hace muchos años, y hay que señalar que en este principio de siglo Israel logró tener más árboles que antes. No hay otro ejemplo de esto en el mundo. En la tradición judía, el árbol representa muchas cosas. La Biblia dice que “el hombre es el árbol del campo”. En la tradición judaica hay toda una serie de reglas de acerca cómo cuidar los árboles; por ejemplo, cuando se agarran los huevos de un pájaro, no se agarra a la madre porque hay todo un concepto de reproducción y devolución que hay que respetar, al igual que el cuidado del árbol. La realidad israelí hizo que se tuviera que trabajar mucho, con mucho sudor y en condiciones difíciles, sin agua y con tierras muy poco fértiles, para volver ese país desértico en uno habitable. También se fueron desarrollando áreas de juego para chicos o discapacitados. Recién inauguramos un parque para discapacitado en Jerusalem. El futbolista (Diego) Forlan, cuya hermana es discapacitada, tiene una organización en Uruguay para crear conciencia de las necesidades especiales, que no está muy desarrollada en muchos países.

P- ¿El KKL es la única responsable de estas iniciativas?

MA- El gran fracaso del KKL es que es la única responsable de la forestación. Cuando uno piensa en el KKL, piensa en el árbol. Desde su creación ha plantado 240 millones de árboles. No es poca cosa, y eso se renueva automáticamente a pesar de los incendios.

P- ¿Cuándo se empieza a requerir la ayuda del KKL fuera de Israel?

MA- En los últimos 20 años, cuando el cambio climático y la ecología se volvieron temas de injerencia a nivel mundial. A partir de ese momento la gente empezó a buscar soluciones en ciertas instituciones gubernamentales y automáticamente terminan en el KKL porque estamos tratando estos asuntos hace décadas y somos líderes en estos campos.

P- ¿Existe un gran servicio a nivel mundial?

MA- En los primero años en que los judíos volvieron a la Tierra de Israel, ésta estaba compuesta de dos tipos de terrenos: desiertos y pantanos. Queda esa imagen de los pioneros que iban a secar los pantanos, y muchos de ellos sufrían malaria. Se importaron eucaliptos de Australia, que eran los más adecuados porque absorben mucha agua. Hace dos años, Australia se enfrentó a un problema muy serio porque hubo una plaga que mataba a los eucaliptos, y como devolución, quien le llevó la solución fue el KKL, que aportó el remedio para sanar esos árboles. Esos pantanos estaban en el norte del país donde empezaron las primeras instalaciones de colonias. Un inmenso valle fue totalmente secado, y hace como 20 años los técnicos se dieron cuenta de que la desecación afecta la biodiversidad porque desaparecen todo tipo de especies. En ese momento se decidió recomponer el pantano en forma controlada, y hoy es un lugar de paso para 54 millones de las aves migratorias más importantes del mundo.

P- ¿Cuales son los servicios para alguien que no es judío?

MA- El KKL no brinda servicios, sino que está abocado a hacer de Israel un país amigable para vivir a través del desarrollo de todos los recursos para la preservación de agua y parques. De todos modos, es consciente de que puede aportarles cosas a muchos países y con mucho gusto está dispuesto a compartir. Y efectivamente, hay muchos países que se dirigen a nosotros para que los ayudemos con problemas de agua, tierra, desertificación…

P- ¿Lo que brinda el KKL lo brinda el Estado de Israel?

MA- El KKL fue el instrumento que permitió la creación del Estado de Israel, y el actual presidente de Israel (Shimon Peres) dijo que el KKL es la única organización que creó un Estado. Continuando con su misión de hace 110 años, el KKL sigue apoyando tareas que el gobierno de Israel no puede hacer debido a todos los problemas que se le presentan. El KKL no es un organismo gubernamental, pero por supuesto que tiene relaciones muy estrechas con los ministerios que tienen que ver con todos estos temas.

P- ¿Cómo definirías al KKL de hoy?

MA- Es la ONG de ecología más grande del mundo.

P- ¿Quién es Mijael Adari?

MA- Soy un judío que decidió realizarse como judío pleno. Nací en Marruecos, crecí en Francia y después de mis estudios universitarios decidí hacer aliá y vivir en Israel. Soy un enamorado de los tres pilares del pueblo judío: los seres, la Torá y la tierra. Y a nivel del KKL me estoy ocupando de dos cosas importantes: de la tierra, desarrollándola, y del pueblo, por el lazo de todos los judíos en el mundo a través de la tierra. Hasta el más laico está cumpliendo con una obligación religiosa, desarrollando la Tierra de Israel. Por otra parte, soy el director del Departamento de América Latina en Jerusalem y me paso el tiempo ahí y en los países de esta región, con sede central en Buenos Aires. Mi rol es orientar y apoyar, y tenemos un sistema de voluntarios que son quienes hacen el trabajo en realidad.

P- ¿Cómo ves a la Argentina?

MA- La Argentina tiene muchos organismos, pero poca conciencia ecológica. Es suficiente ver que acá hacen una cosa que si lo hicieras en Israel casi te lincharían: tirar papeles en la calle. Eso afecta la ecología del país. Falta un proceso educativo y hay problemas de manejos económicos. Son cosas que molestan a una mente ecológica. Hay grupos en la Argentina que se ocupan de eso, y queremos aportar una visión diferente de nuestra experiencia de muchos años.

P- ¿Cuál es la relación del KKL con los gobiernos nacional y provinciales de la Argentina?

MA- Hemos firmado un acuerdo con las provincias de Córdoba, San Juan y Tucumán sobre tareas que tienen que ver con temas que manejamos. Durante un encuentro, el gobernador de San Juan (José Luis Gioja) me dijo que las características de su provincia son muy parecidas a las de Israel. Estamos dispuestos a aportar. La oficina del KKL es el enlace porque no dispone de técnicos, pero puede facilitarlos a través de la central que está en Israel, con varios centros de investigación que ponemos a disposición para responder a las necesidades locales.

El próximo miércoles 25 de agosto comenzará en Río de Janeiro, Brasil, el Encuentro Latinoamericano de Líderes del Keren Kayemet LeIsrael, que se extenderá hasta el 28 del mismo mes y que servirá para debatir estrategias, intercambiar experiencias y trabajar en la capacitación de los profesionales.