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Cultura

La Ley Polaca. Por Mario Sinay*

Agencia AJN.- “La ley es unilateral y no balanceada, que no asume las culpas y responsabilidades del Estado Polaco y los polacos, como individuos o grupos, durante la Ocupación nazi de Polonia en la Segunda Guerra Mundial.”

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Foto: María Azar

Agencia AJN.- En relación a la nueva Ley Polaca del Instituto de la Memoria Nacional con respecto a la responsabilidad Polaca sobre el Holocausto:

Me opongo al espíritu de la ley, puesto que presenta una versión parcial (una verdad parcial, es una forma de mentir).

Además, la ley es unilateral y no balanceada, que no asume las culpas y responsabilidades del Estado Polaco y los polacos, como individuos o grupos, durante la Ocupación nazi de Polonia en la Segunda Guerra Mundial.

En una carta del embajador polaco en Argentina, Marek Pernal, dirigida a Página12, escribió el embajador:

En 2001, el entonces Presidente de la República de Polonia, Aleksander Kwaśniewski, rindió homenaje a los judíos asesinados, diciendo estas importantes palabras: «Como hombre, como ciudadano y como Presidente de la República de Polonia, pido perdón. Perdón en nombre este crimen. En el nombre de aquellos que piensan, que no se puede estar orgulloso de la grandeza de la historia polaca, sin sentir al mismo tiempo dolor y vergüenza por el mal que los polacos le hicieron a otros».

Recuerdo esto para subrayar, que el asunto de Jedwabne fue un profundo avance en la conciencia de los polacos. Nos acercó a la verdad sobre nosotros mismos. Mostró a nuestros amigos y adversarios que somos capaces de hablar sobre cosas positivas, pero también sobre las páginas oscuras de nuestra historia.

Los dos argumentos centrales de la Ley:

1. Que los Campos de Exterminio, deben de denominarse: Campos de Exterminio Nazis en territorio Polaco.

2. Sera considerado un delito atribuir a la nación polaca o el estado polaco, la responsabilidad o responsabilidad compartida por los crímenes nazis hechas por el Tercer Reich alemán, ya que todo esto, contradice la verdad histórica, y dañan la reputación del estado polaco y la nación polaca.

Acepto los dos argumentos centrales de la ley. Pero, a mi juicio, la ley (como es parcial), no representa toda la verdad histórica.

Además, me opongo a la penalización propuesta por la ley.

También, aconsejaría al Instituto de Memoria Nacional Polaca, invertir el orden de los argumentos, ya que el segundo argumento, contiene de por si el primero y es mucho más importante, que un tecnicismo semántico, como lo es el primer argumento.

Hace ya varios años, que Yad Vashem, como autoridad y representante de los mártires judíos, reconoció que los seis Campos de Exterminio, deben de llamarse: Campo de Exterminio Alemán en territorio Polaco.

Por nuestra parte, como pueblo judío, víctima del Nazismo, es nuestro deber reconocer que también Polonia fue víctima del Nazismo y que los polacos sufrieron bajo la ocupación violenta y criminal nazi.

Es una evidencia histórica que la Guerra surge por uno de los pilares ideológicos nazis: «Los Territorios Vitales», y estos fueron Polonia.

Sabemos y admitimos que la Inteligencia Polaca, gobernadores, lideres, profesores, jueces y demás fueron masacrados sistemáticamente en las calles de las ciudades y a la vista de los ciudadanos, ni bien comenzó la ocupación nazi.

Cerca del 25% del clero diocesano de la Iglesia Polaca fue masacrada durante los años de la Guerra.

No se puede acusar al Estado Polaco de colaboracionista, puesto que este, como tal, dejo de existir encontrándose bajo ocupación y su gobierno estaba en el exilio en Londres.

Este hecho, de por si cuestionable, no implica que no podamos preguntar que hizo el Gobierno Polaco en el Exilio a favor de los judíos polacos, una vez fueron informados de las atrocidades por Jan Karski.

Siempre recordaremos, (y hemos grabado los nombres en nuestros corazones), la nobleza y el sacrificio de los más de seis mil Justos de las Naciones Polacos, que representan más de un cuarto de todos los Justos de las naciones, entre ellos El Comité Polaco de Rescate de Judíos Zegota e Irena Sendler como su más destacada representante.

Hasta aquí la primera parte, que tal cual dije, seria Justo, históricamente, que reconozcamos y no rechacemos.

Frente a todo esto, el Gobierno polaco debe asumir la responsabilidad (Responsabilidad, no la culpa) y reconocer, que a lo largo de la historia polaca hubo serios y profundas manifestaciones de antisemitismo en todas las capas y esferas sociales y políticas del país, especialmente en el periodo de entre guerras.

El antisemitismo en Polonia prevaleció antes, durante y después del Holocausto en diversas manifestaciones. El antisemitismo siempre ha sido un elemento constituyente en la cultura polaca.

No se puede sostener el mito de la inocencia nacional polaca durante la guerra.

Muchos polacos fueron cómplices y colaboradores del régimen nazi en Polonia. Tanto como individuales, y como grupos, por muy incómoda e indignante que sea esta realidad histórica.

Siendo Polonia víctima del Nazismo, durante la Guerra, hubo muchísimos casos de oportunismo, extorción, delatos de judíos, chantajistas y actos de colaboracionismo con los nazis.

Es obligación del gobierno polaco reconocer y condenar a los polacos quienes asesinaron a judíos con sus propias manos, desde Wąsosz, el 5 de Julio de 1941, Radziłów, el 7 de Julio de 1941 y Jedwabne, el 10 de Julio de 1941, hasta los Pogromos de Cracovia el 11 de Agosto de 1945 y el de Kieltze el 4 de Julio de 1946, (un año y medio después de finalizar la guerra).

En mis 15 años que visito Polonia, sigo viendo en las calles de las grandes ciudades inscripciones antisemitas y esvásticas.

Ambas expresiones deberían de preocupar al gobierno polaco, pero al mera presencia de una esvástica dibujada en la calle, da fe de un problema de educación. Debería considerarse un insulto a la nación polaca y estar sancionada por la ley. (Sin embargo no lo está).

Para que nosotros podamos aceptar una ley polaca, es necesario un análisis profundo y serio, ya que las cosas son complejas.

No se trata de Si o No, Blanco o Negro.
No es Esto o Aquello, sino También y También.

Hay que asumir todo el conjunto de actitudes y conductas de los polacos durante la Guerra.

Tampoco podemos ni debemos minimizar la parte activa de una parte de los polacos, en el genocidio judío.

Por eso considero que es una necesidad de abrir canales de Diálogos entre los gobiernos de Israel y Polonia para esclarecer la verdad histórica en su justa dimensión y proporción.

*Doctor en Educación, pedagogo y experto en pedagogía visual del Holocausto

Cultura

Se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Elie Wiesel, sobreviviente de la Shoá y Premio Nobel de la Paz

Agencia AJN.- En 1944 los nazis deportaron a los judíos residentes en Hungría y la familia Wiesel formó parte de los contingentes remitidos a Auschwitz, donde fueron exterminadas su madre, Sarah, y la menor de sus hermanas, Judith.

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Agencia AJN.- El 30 de septiembre de 1928 nació en Transilvania una de las personalidades judías más reconocidas del siglo XX: Eliezer “Elie” Wiesel.

Único hijo varón de una familia observante del judaísmo, su educación estuvo dirigida a formarlo para que fuera rabino, y en 1941, cuando tenía 12 años, su conocimiento de los textos tradicionales judaicos le permitió comenzar a estudiar Kabalá.

En 1944 los nazis deportaron a los judíos residentes en Hungría y la familia Wiesel formó parte de los contingentes remitidos a Auschwitz, donde fueron exterminadas su madre, Sarah, y la menor de sus hermanas, Judith.

A principios de enero y ante la proximidad del ‘Ejército Rojo’ soviético, Elie y su padre, Shlomo, fueron trasladados a Buchenwald, donde este último falleció. “El día en que murió fue uno de los más negros de mi vida. Me llamaba a gritos, pero tenía demasiado miedo para moverme. Todos teníamos demasiado miedo para movernos. Y entonces murió. Estaba presente cuando murió, pero en realidad, no estaba presente”, recordó años más tarde.

Al igual que sus hermanas Hilda y Bea, Elie Wiesel sobrevivió a la Shoá y concluida la Segunda Guerra Mundial vivió un corto tiempo en un orfanato francés para luego establecerse en París, donde estudió Literatura y Filosofía en la Sorbona, entre 1948 y 1952, a la vez que comenzaba a trabajar como periodista.

En 1949 viajó por primera vez al Estado de Israel, y tres años después pasó a ser corresponsal en Europa del diario israelí Yedioth Ahronoth. A mediados de 1954, Wiesel entrevistó al afamado escritor francés François Mauriac, quien lo convenció de que debía dar a conocer su experiencia en los campos de exterminio. Al año siguiente terminó el manuscrito en ídish “El mundo callaba”, de 900 páginas.

Radicado en Nueva York desde 1956, además de continuar con su trabajo de corresponsal de medios extranjeros Wiesel comenzó a escribir ensayos y novelas sobre la Shoá. Dos años después publicó en francés “La noche”, primera parte de una trilogía en la cual describe el drama de la Shoá, que se completa con “El alba” y “El día”, editadas en 1960 y 1961 respectivamente y publicadas en español bajo el título de “Trilogía de la noche”.

Pero Wiesel también escribió sobre temas relacionados con la identidad judía y respecto de quienes son perseguidos y/o sojuzgados por motivos raciales. A comienzos de la década del ’60 se interesó por la situación de los judíos que vivían en la Unión Soviética, adonde viajó para tomar contacto personal con varias comunidades desperdigadas, en una experiencia que volcó en “Los judíos del silencio” (1966), libro que no solo impactó en los ámbitos comunitarios, sino que reforzó la campaña destinada a que la autoridades soviéticas les permitieran a los judíos emigrar al Estado de Israel.

En 1969 Wiesel se casó con Marion, con quien tres años después tuvo un hijo, Elisha Shlomo.
A la vez que continuó escribiendo y publicando, comenzó a desempeñarse como profesor de Estudios Judaicos en las universidades de Nueva York, hasta 1976 cuando fue designado profesor de Humanidades de la cátedra Andrew W. Mellon, y Boston, donde integró el cuerpo docente de los departamentos de Religión y Filosofía.

Wiesel visitó la Argentina en dos oportunidades: a mediados de la década del ’70, invitado por el Seminario Rabínico Latinoamericano, y a fines de 1995, para participar en actividades organizadas por la Fundación Memoria del Holocausto/Museo de la Shoá.

En 1978, el presidente estadounidense Jimmy Carter lo nombró al frente de la Comisión Presidencial sobre el Holocausto, en un reconocimiento público a su labor educativa para difundir lo que significó la Shoá para la humanidad. En 1982 y 1983 Wiesel fue el primer profesor invitado del Centro “Henry Luce” de Humanidades y Pensamiento Social de la Universidad de Yale.

Desde que comenzó a escribir sobre la Shoá, su intención ha sido contribuir a evitar que se repita una situación de barbarie como la producida en los campos de concentración nazis, por lo cual se dedicó en forma permanente a practicar el ejercicio de la memoria y reafirmar el sentido de la vida.

Wiesel también interviene en foros internacionales sobre derechos humanos, a fin de lograr la fraternidad entre los habitantes del mundo, todo lo cual llevó a que en 1986 se le concediera el premio Nobel de la Paz. Meses después, junto con su esposa crearon la Fundación Elie Wiesel para la Humanidad, dedicada a luchar contra la indiferencia, la intolerancia y la injusticia.

Además, recibió un centenar de distinciones, como la Medalla Presidencial de la Libertad; la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos; el Premio Medalla de la Libertad; el rango de Grand-Croix de la Legión de Honor francesa; el premio Ingram Merill; el Premio de la Herencia Judía, de la Universidad de Haifa; el Premio Conmemorativo del Holocausto, de la Sociedad de Psicólogos Clínicos de Nueva York; las medallas S. Y. Agnon y Jabotinsky del Estado de Israel; La Estrella de Rumania; el premio Hombre del Año del Museo de Arte de Tel Aviv; el premio Luz de Verdad de la Campaña Internacional para el Tíbet; y este año le conferirán la Medalla Presidencial de Israel.

En 2004, el gobierno magiar le entregó la Cruz de Comandante de la República de Hungría, que Wiesel devolvió el año pasado, en desacuerdo con la rehabilitación de políticos ultraderechistas de la época nazi que promovió el Estado húngaro.

Hasta el presente ha publicado más de 40 libros, como “La ciudad después del muro” (1964), “Las puertas del bosque” (1966), “Leyendas de nuestro tiempo” (1968), “Un mendigo en Jerusalén” (1970), “Una generación más tarde” (1970), “Celebración bíblica. Relatos y leyendas del Antiguo Testamento” (1972), “El testamento” (1981), “Crepúsculo” (1988), “Desde el reino de la memoria” (1990), “Los sabios y sus historias. Semblanzas de maestros bíblicos, talmúdicos y jasídicos” (1991), “Todos los ríos van al mar” (1995), “Contra la melancolía” (1996), “Y el mar nunca se llena” (1999), “El tiempo de los desarraigados” (2005) y el infantil “El rey Salomón y su anillo mágico” (1999).

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Cultura

Arabia Saudita: Un manuscrito de la Torá en hebreo es la gran atracción de la feria del libro de Riad

Agencia AJN.- Exhibido dentro de una vitrina en la Feria Internacional del Libro de Riad, es uno de los 27 manuscritos raros en un pabellón especial.

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Agencia AJN.- Un manuscrito de la Torá (Pentateuco del Antiguo Testamento de la Biblia) en hebreo es la gran atracción de la Feria Internacional del Libro de Riad, según el portal de noticias saudí Sabq.

El manuscrito de 40 metros por 40 centímetros incluye textos de la Torá y explicaciones en hebreo.

Los 27 manuscritos raros expuestos pertenecen al Complejo Rey Abdulaziz para Bibliotecas de Dotación, la Biblioteca Rey Salman de la Universidad Rey Saud y la Biblioteca Nacional Rey Fahd.

Alrededor de 1.800 editoriales y organizaciones culturales de todo el mundo participan en la feria de Riad, un evento anual que se inauguró el jueves.

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La feria se celebra en la Universidad Rey Saud bajo el lema “Un destino inspirador” y se espera que atraiga a alrededor de un millón de visitantes.

Omán es el invitado de honor en la feria de este año que se extenderá hasta el 7 de octubre.

Con una superficie de más de 46.000 metros cuadrados, la feria emerge como la más grande del mundo árabe en términos de diversidad cultural y actividades diseñadas para atender a diferentes grupos de edad, informó la agencia de noticias saudita SPA.

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