No solo la cineasta nacida en Argentina Gabriela Bohm no ve nada malo en secar los trapitos al sol en público, sino que lo considera su misión. Su última película, "En las huellas de Raquel", muestra un capítulo oscuro de la historia judía de Sudamérica: el tráfico de mujeres durante fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando miles de jóvenes judías de Europa del Este eran forzadas a prostituirse en la región, principalmente en Argentina pero también en Brasil y Uruguay.

El documental de 30 minutos será proyectado el mes que viene. Bohm todavía está terminando con las ediciones finales, habiendo completado una campaña para financiar el trabajo de post producción.

"Mi sentimiento es que las personas judías son como cualquier otras personas, y tenemos de todo en nuestro pueblo. Para mi hay una necesidad de sacar a la luz los secretos y capítulos incómodos de la historia judía para poder avanzar", dijo Bohm, de 48 años, que dirige su propia compañía productora de películas en Los Ángeles, Estados Unidos. Luego de vivir varios años en Israel y Nueva York, donde estudió cine, Bohm se estableció eventualmente en la Costa Occidental americana.

Según Bohm, la comunidad judía de Sudamérica ha tenido tanto éxito en barrer la mugre debajo de la alfombra, que hoy en día la respuesta típica al tema de su última película es incredulidad. "Muchos me preguntan: ‘¿Hubo judíos en el tráfico de mujeres? No puede ser posible", dijo.

Por muchas décadas en el último siglo, un grupo de mafiosos judíos, conocidos como los Zwi Migdal, con base en Argentina y operando bajo la apariencia de una asociación de asistencia, envió a personas a la parte pobre de Europa del Este para capturar a mujeres judías jóvenes, usualmente bajo el falso engaño de matrimonio, y obligarlas a prostituirse, luego de que viajaran por el océano.

"Una vez que decidí hacer la película sabía que la mejor manera era hacerlo a través de un personaje fuerte, alguien que tuviera una postura. Y éste se convirtió en Raquel Liberman, una mujer que eventualmente rompió el silencio", dijo Bohm.

Sin embargo, la historia de Liberman no es típica. Nacida en Ucrania en el 1900, siguió a su esposo a Warsaw y más tarde, con dos hijos, fueron a Buenos Aires para pavimentar una vida mejor. Pero luego de que su familia se reuniera finalmente, dos años después, su esposo se enfermó de tuberculosis y murió al año siguiente. Liberman, a principios de los años ’20, estaba sola en una tierra extraña con dos niños que alimentar. Los matones de Zwi Migdal la capturaron eventualmente.

Pero después de unos años miserables en los que tuvo que vender su cuerpo por comida, en un estado de desesperación total, Liberman decidió hacer lo que en ese entonces era considerado como algo impensable: fue a la policía. Su acto de rebeldía lanzó una reacción en cadena contra los mafiosos, apoyados por el liderazgo de la comunidad judía, que puso un punto final a la industria del tráfico sexual judío en los años ’30.

Una vez liberada, Liberman comenzó el proceso para pedir una visa para volver a Polonia. Sin embargo, murió en 1935 de cáncer de tiroides mientras estaba en Argentina.

Entre sus películas anteriores se encuentra "La Nostalgia"(2007), donde Bohm siguió a un grupo de sudamericanos en Ecuador y Colombia, cuyos ancestros fueron forzados a convertirse al catolicismo durante la Inquisición Española, mientras se preparaban para convertirse nuevamente al judaísmo. En el proceso, la película revela un lado de la historia en el que judíos dan sus espaldas a otros judíos – en este caso miembros de las comunidades judías locales, principalmente Ashkenazi, quienes se negaban a aceptar a los llamados "anusim"  (judíos obligados a abandonar la Ley Judía), de vuelta.

En su película anterior, y más personal, "Pasajes" (2000), Bohm descubre, estando embarazada de su primer hijo, los horrores que tuvieron que atravesar sus padres durante el Holocausto y, al hacerlo, descubre un terrible secreto familiar, el suicido de su padre antes de que ella naciera.

 

JC