Jabad Lubavitch, que desde hace 27 años viene prendiendo las luminarias de Janucá en un candelabro gigante en la plaza República Oriental del Uruguay, efectuó ayer, martes, un acto con motivo de la séptima noche de esta festividad, que finalizará mañana, jueves.

Luego del encendido, el embajador de Israel, Daniel Gazit, explicó que “Janucá es la celebración de la independencia del pequeño estado de Judea, hace más de 2 mil años, de la dominación del imperio griego”.

El diplomático enfatizó que la luz de las luminarias no está dirigida sólo al pueblo judío, sino “a todos los que desean un mundo libre y democrático, y por lo tanto, también se la ofrecemos al pueblo palestino, al cual el Estado de Israel le ofrece la paz, que espera que se logre luego de conversaciones directas”.

Gazit también expresó su deseo de que el soldado israelí secuestrado por terroristas palestinos “Guilad Shalit pueda ver la luz de la libertad, de la que se lo priva hace 4 años”.

Por su parte, el director nacional de Jabad Lubavitch Argentina, el rabino Tzvi Grünblatt, saludó en varios idiomas “porque la grandeza de Janucá es que trae luz y alegría a todos los seres humanos”.

El religioso se vanaglorió de la continuidad del evento y aclaró que “lo que convoca a la gente es el corazón judío y el mensaje eterno de Janucá, que seguimos celebrando 2.200 años después”.

Grünblatt recordó que “cuando los griegos -imperio que manejaba un satélite sirio- conquistaron la Tierra de Israel, tomaron posesión del Templo de Jerusalem e impurificaron los aceites, y después que los macabeos, un grupo pequeño, físicamente débil y sin poder político, lograron retomar la libertad espiritual y cultural de los judíos, ingresaron al Templo y encontraron una vasija de aceite pura, que debía durar una noche, (pero) ocurrió un milagro y duró ocho, hasta que se fabricó aceite nuevo”.

“Hoy, desgraciadamente, quieren volver a tomar posesión del Kotel Hamaarabí (Muro Occidental del Templo de Jerusalem), el lugar más sagrado del pueblo judío”, parangonó el rabino, pero ello “no se va a dar”.

“Janucá nos enseña -aleccionó Grünblatt- que aunque diferentes situaciones nos hagan perder nuestra identidad como judíos o como seres humanos a imagen y semejanza de D’s, siempre hay una vasija de aceite intacta escondida, que es inviolable y tiene toda la fuerza de la pureza y la luz.”

El rabino aseguró que “cuando hablamos de lo que ocurre en el mundo de hoy, con tantas oportunidades pero -a su vez- con tanta confusión, el mensaje de Janucá nos viene a traer la fortaleza activa de la educación, independientemente de cualquier situación que atente contra lo moral, lo ético, lo honesto, lo sincero y el servicio desinteresado a la comunidad”.

Según el rabino la enseñanza de esta festividad es “no pelees con la obscuridad, hacé lo correcto, pues tenemos una luz clara que recibimos en el Monte Sinaí y tenemos como herencia la palabra de D’s para cada uno de nosotros porque es claro cómo debe ser nuestra vida y nuestra conducta”, y ello “va a desparramar la luz a tu alrededor”.

“Janucá es reinauguración, volver a encender nuestra luz y tener la seguridad de que, finalmente, la suma de todas las luces traerá un mundo luminoso, el de la llegada del Mesías, que estamos preparados para recibir”, añadió.

El religioso también se acordó del joven cautivo: “Nos encontramos en un mundo en el que se habla de derechos humanos, y de repente -no entiendo- hay un simple soldado que debería estar afuera; ¿no hay derechos humanos para Shalit?”, en lo que consideró “una pregunta tonta” porque quizás en este caso “no se aplican las convenciones”, como la de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra.

Asistieron al multitudinario evento el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y su antecesor, Jorge Telerman; el director de Relaciones Institucionales porteño, Claudio Avruj; los presidentes de la DAIA, Aldo Donzis; la Organización Sionista Argentina, Manuel Junowicz; el Keren Kayemet Leisrael-Argentina, Adolfo Filarent; y la Sociedad Hebraica Argentina, Oscar Olender; el secretario de la Agencia Judía, Yesec Schwartz, y el representante para América Latina, Rony Steinitz; Manuel Schvarzman, revisor de cuentas de la AMIA; y los empresarios Eduardo Elsztein y Marcelo Mindlin, entre otros.

EACh-CGG