La comunidad judía argentina aún se mantiene preocupada por el brote antisemita que afectó al país desde el comienzo de la guerra en la Franja de Gaza y cuestionó la demora con que el INADI reaccionó frente a esta situación, calificada aún como "grave".
En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), Angel Schindel, vicepresidente primero de la DAIA, en ejercicio de la presidencia debido a que su titular, Aldo Donzis, no se encuentra en la Argentina, aseguró que hubo "un cambio tímido" ante la ofensiva antisemita y alertó que la situación es "decididamente grave porque la campaña sigue con pintadas en todo el país".
Schindel, quien acababa de recibir una denuncia por pintadas en una sinagoga de Bahía Blanca, destacó que el cambio se vio a partir del "enérgico discurso" de Donzis en  el acto en conmemoración de la víctimas del Holocausto, en Cancillería, (el pasado 27 de enero), "donde el ministro de Justicia, (Aníbal Fernández), anunció que no iba a permitir el antisemitismo y el jefe de Gabinete (Sergio Massa) se expresó en ese mismo sentido".
"La DAIA ha estado entrevistando a miembros del Parlamento para interiorizarlos de nuestra preocupación por esta campaña antisemita que parece que no termina", afirmó el dirigente. En este sentido se expresó el embajador de Israel en Buenos Aires, Daniel Gazit, que destacó que "hay un entendimiento dentro del Gobierno argentino" de la gravedad de la situación y confirmó que "se han tomado las medidas que consideramos suficientes".
No obstante, el diplomático dijo que hay que esperar que pase el tiempo para "ver los resultados", porque hasta ahora se mantiene la preocupación debido a que "hay pintadas en varias ciudades y amenazas a los judíos".
Julio Schlosser, secretario general de la AMIA, afirmó que no ve que haya cambiado el brote antisemita y apuntó que sólo se está "viviendo un momento de tranquilidad".
"No es que haya bajado. Lo que bajó es el nivel de violencia. Igualmente, el antisemitismo no se cura con un antibiótico y al otro día está todo bien. Tampoco se cura con discursos ni con una ley, es un trabajo de educación que venimos realizando desde hace años, pero cada vez que avanzamos en la concientización y en la educación tenemos una recaída", afirmó.
No obstante, Schlosser remarcó que "las instituciones no están dispuestas a bajar los brazos".
Al igual que Schindel, el dirigente de la AMIA afirmó que la comunidad judía obtuvo el compromiso concreto del ministro de Justicia de frenar los ataques a la comunidad y señaló que "en los hechos, en la Capital Federal las actitudes antisemitas han bajado de virulencia, pero vemos otras manifestaciones en el interior del país que nos preocupan".
Por su parte, Carlos Frauman, presidente de la Organización Sionista Argentina (OSA), afirmó que "cambios realmente no hubo, está un poco más calmado el tema".
"Donde sí hubo un cambio es en la comunidad, que está más motivada y más movilizadas. El próximo jueves (19 de febrero) hay una convocatoria en la avenida Estado de Israel, frente Hacoaj, en repudio al terrorismo al antisemitismo, a la discriminación y por el Estado de Israel, ese es un agregado mío", indicó el dirigente.
Siempre en diálogo con AJN, Frauman remarcó que "no hay que temer" a la inclusión del Estado de Israel porque "no debe estar fuera de todo acto contra el antisemitismo".
"Hay una nueva versión del antisemitismo que es el antisionismo o el antiisraelí, es una forma elegante de antisemitismo", advirtió el presidente de la OSA.
En este sentido, Frauman cargó contra el líder de la agrupación Convergencia Socialista, Juan Carlos Vieca, quien encabezó distintas protestas frente a la Embajada de Israel en Buenos Aires e instituciones judías.
"No hay que olvidarse que el dirigente Vieca durante un acto dijo que a los sionistas no hay que ir a buscarlos a Israel sino también a las oficinas, y a las 48 horas hubo un escrache frente a las oficinas del empresario judío argentino Eduardo Elsztain", señaló.
En cuanto a la reacción de las autoridades frente a estos ataques a la comunidad, Schindel cuestionó "la tardía" intervención del INADI para controlar la situación y la falta de "vehemencia que el caso exigía".
"El INADI no deja de ser el Gobierno, y todo hecho o manifestación de racismo y xenofobia está tomando cartas en el asunto y está llevando la situación a la Justicia, que es lo único que puede hacer", afirmó, por su parte, Schlosser.
Consultado sobre si hubo alguna demora en la reacción del organismo que preside María José Lubertino, el dirigente respondió que "en general en la
Argentina todo lleva tiempo".
Frauman, por su parte, opinó que "se demoró demasiado" la tarea de tapar las pintadas antisemitas, pero "se están borrando en base a las gestiones de los entes de la comunidad".
Respecto de la participación del titular de la Federación Tierra y Vivienda, Luis D’Elía, en estos actos contra Israel, Schindel afirmó que el dirigente piquetero
"sigue con su diatriba de siempre".
"Es muy complicado (llevarlo a la Justicia a D’Elía) porque suele ser cuidadoso con sus palabras, pero el INADI le ha pedido la rectificación de sus palabras, hay que ver qué pasa", afirmó el dirigente de la DAIA, quiena aclaró que desde la institución no se le inició acciones judiciales al piquetero oficialista.
Por su parte, Schlosser afirmó: "Hemos puntualizados las actitudes de todos los hechos antisemitas y entre ellos D’Elía, lo que nos preocupan son las manifestaciones antisemitas pero no hacemos diferencias de nombre".
Sergio Widder, representante en América Latina del Centro Simon Wiesenthal, consideró que el brote antisemita, "se ha frenado", y señaló que esta situación fue promovida por "grupos marginales que aunque sean pequeños no lo hace que sean inofensivos o menos peligrosos".
"En la Argentina hubo hechos antisemitas escudados bajo el pretexto del conflicto de Medio Oriente. Sucedieron cosas muy graves como la agresión a un empresario (por Elsztain) por el solo hecho de ser judío y bajo el pretexto de que era financista de Israel", señaló, por último, Widder.
GB