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Medio Oriente

Abbas calificó de exitosa la visita de Biden en medio de las críticas de la opinión pública palestina

En su discurso, Abbas subrayó la necesidad de «poner fin a la ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina, con Jerusalem Este como capital».

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Agencia AJN.-  Las declaraciones del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, tras su reunión del viernes con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, parecían estar dirigidas sobre todo al público palestino. Por eso los dirigentes de la AP optaron por destacar los aspectos positivos de la reunión.

Para Abbas era importante enviar un mensaje a su pueblo, especialmente a aquellos que le instaron a cancelar la reunión en protesta por la «parcialidad» de la administración Biden a favor de Israel, de que sigue plenamente comprometido con las demandas y aspiraciones de los palestinos.

Las duras críticas de Abbas a Israel, además, se consideran parte de un esfuerzo por aplacar a sus críticos y refutar las acusaciones de que los dirigentes palestinos están confabulados con los israelíes.

Intercambio de tierras.

En su discurso, Abbas subrayó la necesidad de «poner fin a la ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina, con Jerusalem Este como capital, en las fronteras de 1967». Sin embargo, no mencionó la idea de un intercambio de tierras con Israel. En el pasado, se citó a Abbas diciendo que los palestinos no descartan la posibilidad de intercambiar tierras, «iguales en calidad y valor», con Israel.

Biden, en cambio, sí planteó la cuestión de los intercambios de tierras en su discurso. Reiterando su compromiso con la solución de dos Estados, expresó: «Dos Estados según las líneas de 1967 con intercambios de tierras mutuamente acordados siguen siendo la mejor manera de lograr medidas iguales de seguridad, prosperidad, libertad y democracia tanto para los palestinos como para los israelíes».

Shireen Abu Akleh.

En sus declaraciones, Abbas demostró que no es ajeno a los sentimientos antiisraelíes de la opinión pública palestina. Por eso repitió las acusaciones de que Israel practica la «discriminación racial» y el «apartheid» contra los palestinos. Por eso también era importante que el presidente de la AP mencionara el caso de la periodista asesinada de Al-Jazeera, Shireen Abu Akleh, y pidiera que los «autores rindieran cuentas».

En la víspera de la visita de Biden a Belén, aparecieron en varios puntos de la ciudad grandes carteles con la imagen de Abu Akleh y que describían a Israel como un Estado de apartheid.

Por otra parte, Abbas no repitió su amenaza de abandonar los acuerdos firmados entre la OLP e Israel. En cambio, dejó la puerta abierta para reavivar el estancado proceso de paz, diciendo que extiende su mano para la paz basándose en las resoluciones de las Naciones Unidas y en la Iniciativa de Paz Árabe de 2002.

Sin embargo, en un claro intento de alejar las críticas de sus rivales políticos por haber expresado su disposición a volver a la mesa de negociaciones, Abbas quiso subrayar que «sólo si Israel pone fin a su ocupación de los territorios del Estado de Palestina, incluido Jerusalem Este, se aceptará que viva en paz y seguridad con los países y pueblos de la región.»

Normalización con Israel.

Al momento de hablar sobre la normalización de relaciones con Israel, las palabras de Abbas parecían dirigirse también a los esfuerzos de EE.UU. por promover la normalización entre Israel y los países árabes, especialmente Arabia Saudita. Abbas se abstuvo de referirse directamente a los esfuerzos de normalización para no enemistarse con los países árabes y la administración Biden.

En el pasado, los dirigentes palestinos criticaron duramente a los Emiratos Árabes Unidos y a Baréin por haber firmado los Acuerdos de Abraham con Israel.

Medio Oriente

Mientras la guerra de Israel contra Irán entra en su segunda semana, su misión se prolonga – análisis

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Agencia AJN.- Israel entró en su segunda semana de guerra con la noticia de que las FDI llevaron a cabo nuevos ataques aéreos en Irán, eliminando a varios altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Además, al parecer, el líder supremo de Irán, el ayatolá Khamenei, estaría preocupado por ser uno de los próximos objetivos de la campaña.

Aunque el volumen de misiles lanzados por Irán contra Israel ha disminuido, no hay señales claras de que Teherán esté dispuesto a rendirse. Esto significa que una campaña que comenzó el 13 de junio y que se esperaba que durara algunas semanas, podría prolongarse aún más. Así lo advirtió el jefe del Estado Mayor de las FDI, teniente general Herzi Halevi, el viernes: Israel debe prepararse para una campaña “prolongada” para “eliminar una amenaza de esta magnitud”.

Mientras tanto, los medios internacionales también comienzan a reflejar esta incertidumbre sobre lo que podría ocurrir. CNN tituló el 21 de junio: “La demora de dos semanas de Trump en decidir un ataque a Irán deja a Israel en el limbo”. NBC describe el conflicto como “prolongado” mientras “fracasa la diplomacia”.

Los primeros días de guerra de Israel: Un éxito sin precedentes

No hay duda de que los primeros días de la guerra fueron un éxito sin precedentes para Israel. Irán fue tomado por sorpresa. Sus defensas aéreas resultaron insuficientes, e Israel logró rápidamente superioridad aérea en el espacio aéreo iraní. Irán respondió con misiles balísticos, pero Israel destruyó muchos de sus lanzadores, quizás más del 50%. Además, se atacaron los propios misiles y las instalaciones de producción. Esto reduce el temor de que Irán pueda producir decenas de misiles al mes o acumular un arsenal de miles que eventualmente pueda saturar las defensas aéreas de Israel. Sin embargo, también se reportan posibles problemas en el suministro de interceptores israelíes.

Antes del ataque, el 12 de junio, Israel enfrentaba varios plazos desfavorables. No quería que Irán lograra asegurar un acuerdo que le permitiera enriquecer uranio y continuar su camino hacia un arma nuclear. Tampoco quería que el programa de misiles iraní siguiera creciendo. Sin embargo, también contaba con factores favorables: Irán estaba más débil que en el pasado, y sus milicias proxy, tanto en Líbano como en Cisjordania y Gaza, estaban golpeadas.

No obstante, Irán es un país grande y no ha dado señales de que vaya a rendirse. Tiene experiencia en guerras largas, como la que sostuvo contra Irak en la década de 1980.

¿Está debilitado el régimen iraní por dentro?

Algunos sostienen que el régimen iraní es internamente débil y que podría ser derrocado por grupos disidentes. Sin embargo, la oposición está dividida. Los grupos nacionalistas persas o monárquicos acusan a las minorías (kurdos, baluchis, azeríes y árabes) de ser “separatistas”, lo que genera tensiones internas y facilita que el régimen los divida. Además, es más fácil para Irán movilizar fuerzas para reprimir disidencias que para construir más misiles o defensas antiaéreas.

Hay varias incógnitas en juego. Una es la seguridad interna del régimen. Otra es si Irán posee más misiles ocultos que aún no ha revelado. También está la posibilidad de que Irán busque un acuerdo con Occidente, lo que podría derivar en presiones sobre Israel para detener los bombardeos.

El mayor interrogante es si Estados Unidos intervendrá directamente en la guerra. Trump probablemente quiera objetivos claros y una vía concreta hacia la victoria. Ya mostró con los hutíes que no le gustan las campañas abiertas e interminables. Aunque está impresionado con los logros iniciales de Israel, no quiere enviar tropas a combatir en Irán. Podría preguntarse si los bombardeos de precisión serán suficientes para derrotar al régimen. Está observando. Si la operación israelí se percibe como una campaña sin fin, surgirán dudas.

Por ejemplo, Israel comenzó con el objetivo de frenar el programa nuclear y debilitar el arsenal misilístico iraní. Luego, su ministro de Defensa habló de eliminar al propio ayatolá. Mensajes contradictorios sobre si los civiles de Teherán “deberían pagar el precio” han generado preocupaciones de que esta guerra se convierta en algo similar a lo que fue la guerra de Gaza de más de 600 días.

Israel no ha demostrado en conflictos recientes que pueda lograr una victoria total. En Gaza, las FDI tienen varias divisiones desplegadas, pero no logran derrotar a Hamás. En Líbano, Hezbolá aceptó una tregua, pero Israel sigue llevando a cabo ataques aéreos, lo que también luce como una campaña indefinida. Irán es un desafío mucho mayor. Aunque Israel ha logrado dañar el programa nuclear —con ataques a Natanz, Arak y laboratorios en Isfahan—, el desafío sigue vigente.

La gran pregunta es si la campaña aérea logrará todos sus objetivos: destruir el programa nuclear, acabar con la amenaza misilística y eliminar a líderes del IRGC. Algunos objetivos atacados, como helicópteros y aviones viejos que ni siquiera están en funcionamiento, parecen más simbólicos o evidencia de que la lista de objetivos se está agotando. ¿Vale la pena gastar municiones en aviones de 50 años? Israel sigue demostrando capacidad para enviar aviones diariamente al espacio aéreo iraní, pero eso no garantiza una victoria completa. El 20 de junio, las FDI informaron que 15 cazas completaron ataques contra lanzadores de misiles en el oeste de Irán.

Irán ha reducido el volumen de sus ataques con misiles. Israel ha logrado interceptar cerca del 99% de los drones enviados por Irán, lo cual es una buena noticia. Pero ningún sistema de defensa es perfecto, y los drones iraníes son fáciles de producir.

La gran incógnita es si esta campaña terminará convirtiéndose en otra guerra prolongada, como la de Gaza. Israel ha mostrado resiliencia, pero este conflicto podría no ser tan sencillo como parecía al principio. Si Estados Unidos logra presionar a Irán para alcanzar un acuerdo, podría ser el escenario ideal. Sin embargo, eso significaría que Israel inició una guerra que luego dependerá de Washington para concluir. Eso podría generar complicaciones en el futuro.

Autor: Seth J. Frantzman
Fuente: The Jerusalem Post

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Medio Oriente

Colapso casi total de Internet en Irán, la web de IRNA queda sin conexión

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Agencia AJN.- Irán enfrenta un colapso casi total de su infraestructura de Internet, según informó este miércoles por la noche el sitio especializado NetBlocks, que monitorea la conectividad global.

De acuerdo al reporte, datos en tiempo real provenientes de varios países muestran una desconexión masiva a nivel nacional, lo que llevó a una “caída casi total” del acceso a Internet en todo Irán. La actividad actual en la red se desplomó a tan solo un 3%, lo que en la práctica deja al país prácticamente incomunicado.

NetBlocks atribuye esta interrupción generalizada a una serie de cortes parciales ocurridos en los últimos días, que coinciden con las operaciones que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevan a cabo dentro del territorio iraní. Además, se cree que parte de estos cortes son producto de medidas electrónicas deliberadas destinadas a dificultar las comunicaciones internas del régimen iraní.

Este es uno de los pocos casos en los últimos años en que se registra una interrupción de esta magnitud en un país con una infraestructura digital sólida y desarrollada.

El colapso de Internet también afectó a IRNA, la Agencia de Noticias de la República Islámica de Irán, el principal medio oficial del régimen. Durante toda la jornada del jueves, el sitio web permaneció inaccesible y sólo mostró mensajes de error. IRNA, fundada en 1934 como Pars News Agency, es considerada una de las herramientas clave del régimen para difundir propaganda y sostener su agenda regional.

El apagón informativo coincide con la intensificación de los ataques israelíes contra objetivos estratégicos dentro de Irán, en una guerra que combina operativos militares con acciones cibernéticas y de guerra electrónica.

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