Agencia AJN.- La carrera para desarrollar una vacuna efectiva contra el nuevo coronavirus se aceleró esta semana, ya que los ensayos clínicos en humanos fueron aprobados en Alemania y lanzados en el Reino Unido. Aunque ahora hay alrededor de 150 proyectos en todo el mundo, los desarrollos alemanes y británicos están entre los únicos cinco ensayos clínicos en humanos que han sido aprobados en todo el mundo.

En Gran Bretaña, los voluntarios de un ensayo en la Universidad de Oxford van a recibir el jueves la primera dosis de una posible vacuna basada en un virus que se encuentra en los chimpancés. El ensayo, dirigido por el Instituto Jenner de la universidad, involucrará en la primera fase a 510 voluntarios de entre 18 y 55 años.

La directora de investigación, la profesora Sarah Gilbert, estimó que tiene alrededor de un 80% de posibilidades de éxito. El instituto se propone desarrollar un millón de dosis de la vacuna para septiembre, a fin de distribuirla lo más pronto posible después de su aprobación.

El ensayo de Oxford es parte de un esfuerzo nacional en el Reino Unido que desde el viernes ha sido encabezado por un grupo de trabajo del gobierno.

Mientras tanto, el miércoles, el organismo regulador alemán PEI dio luz verde a los primeros ensayos del país en voluntarios para una vacuna desarrollada por la firma alemana Biontech, en conjunto con el gigante estadounidense Pfizer. El PEI dijo que su aprobación del ensayo marcaba un «paso significativo» para hacer que la vacuna «esté disponible lo antes posible».

En la primera fase, se verán «200 voluntarios sanos de entre 18 y 55 años» que recibirán variantes de la vacuna, mientras que en la segunda fase se podría incluir a voluntarios que pertenezcan a grupos de alto riesgo.

El miércoles, el director general de Biontech, Ugur Sahin, dijo en una conferencia de prensa que las pruebas comenzarían «a finales de abril». Además, añadió que la empresa esperaba haber recogido los primeros datos para «finales de junio o principios de julio».

Biontech también dijo que ellos y Pfizer esperaban obtener pronto la aprobación regulatoria para probar el mismo candidato a vacuna en los Estados Unidos.

Mientras tanto, la PEI afirmó que «en los próximos meses se iniciarán en Alemania más ensayos clínicos de las candidatas a la vacuna COVID-19».

Actualmente no hay vacunas o medicamentos aprobados para la enfermedad COVID-19, que ha matado a más de 170.000 personas en todo el mundo e infectado a más de dos millones. Los expertos estiman que tomará al menos de 12 a 18 meses desarrollar una nueva vacuna.

La semana pasada, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, dijo que una vacuna es lo único que puede devolver la «normalidad» al mundo, y pidió que se aceleren los proyectos de desarrollo.

Una resolución de las Naciones Unidas adoptada el lunes, mientras tanto, pidió un acceso «equitativo, eficiente y oportuno» a cualquier vacuna que pueda ser desarrollada.

Aparte de Biontech y Oxford, otros tres ensayos clínicos en humanos han sido aprobados en todo el mundo desde mediados de marzo, con desarrolladores chinos y estadounidenses entre los primeros en lograrlo.

Beijing aprobó el primer ensayo de una vacuna desarrollada por la Academia de Ciencias Médicas Militares, respaldada por el ejército y la empresa de biotecnología CanSino Bio, que cotiza en la bolsa de Hong Kong, el 16 de marzo. Ese día, el desarrollador de medicamentos de EE.UU. Moderna dijo que había comenzado las pruebas de su vacuna en humanos con los Institutos Nacionales de Salud.

Otro laboratorio estadounidense, Inovio Pharmaceuticals, con sede en San Diego, comenzó la primera fase de pruebas en humanos el 6 de abril.

Sin embargo, aunque Biontech celebró lo que llamó un «programa de desarrollo global», la búsqueda de una vacuna también ha sido causa de fricciones entre países.

El mes pasado, un informe periodístico alegó que Estados Unidos había intentado comprar los derechos exclusivos de la investigación de la vacuna que se lleva a cabo por CureVac, otra empresa alemana. Aunque CureVac y los funcionarios de los Estados Unidos lo desmintieron, el informe del periódico causó indignación en Berlín, e hizo que el Ministro de Economía Peter Altmaier declarara que «Alemania no está en venta».