Agencia AJN.- El campus de atención médica de Rambam, en la ciudad de Haifa, en el norte de Israel aprobó el proyecto de convertir su área subterránea en una Unidad de Cuidados Intensivos para atender el aumento de casos de coronavirus.

El Centro Médico Rambam es un campus localizado en el barrio Bat Galim de Haifa, fue fundado en 1938, es el mayor centro médico del norte de Israel y el quinto más grande del Estado, que en los últimos días tuvo que demorar a algunos pacientes esperando durante horas en ambulancias.

Con una bata y una mascarilla blanca, Michael Halberthal expresó su frustración de que su hospital en la ciudad norteña de Haifa haya sido empujado a dar un paso tan dramático. «Es extremadamente desafortunado que tengamos que llegar a este punto», dijo Halberthal, director general del Centro Médico.

Apenas unos días después de que la dirección aprobara la decisión, el estacionamiento subterráneo se ha convertido en una sala, con camas y sillas de ruedas.

En la entrada colocaron un cartel que decía «Hospital de Emergencia Subterráneo», en momentos que las salas de coronavirus alcanzan su capacidad máxima desde que el gobierno impuso el viernes el último cierre nacional del país.

El estacionamiento puede resistir la guerra, ya que fue designado como un posible refugio después del conflicto de 2006 entre Israel y el grupo libanés Hezbollah. «Ahora entendemos que esta es una instalación estratégica de Israel y podemos usarla para otras soluciones», declaró a la agencia de noticias AFP Halberthal, mientras los trabajadores se apresuraban a instalar equipos médicos.

Los espacios de estacionamiento se han convertido en bahías para pacientes, mientras que diferentes secciones se han pintado con colores brillantes. La nueva sala estará lista para habilitarse en la próximas horas, según los funcionarios del hospital, y tiene capacidad para 770 pacientes con coronavirus.

Para Khetam Hussein, jefe de control de infecciones de Rambam, el último bloqueo, el segundo de Israel desde el inicio de la pandemia, llegó demasiado tarde. «Y tiene que ser más estricto», dijo en su escritorio, vistiendo un camisolín de hospital azul y una mascarilla. «Estamos viendo un aumento en los casos graves», alertó.

Israel tiene la tasa de infección por coronavirus más alta del mundo como proporción de su población, según un recuento de la AFP de la última quincena, y el miércoles el Ministerio de Salud anunció casi 7.000 casos positivos en 24 horas, consignó el portal de noticias Ynet.

El país ha registrado más de 200.000 casos desde que golpeó la pandemia, con 1.317 muertes. La segunda ola de casos de Israel ha afectado particularmente en el norte del país, hogar de gran parte de la minoría árabe que representa alrededor del 20 por ciento de la población.

«Todos los hospitales israelíes están muy abarrotados y algunos de estos hospitales alcanzaron el 100 por ciento de su capacidad», advirtió Hussein.

En los últimos días, algunos hospitales han dejado de aceptar ambulancias, según un funcionario de Magen David Adom, el servicio médico de emergencia de Israel. «Nuestros equipos esperan horas antes de poder dejar a un paciente en el hospital, y esto les impide atender a otros pacientes», dijo el funcionario. A los pacientes con coronavirus que esperan en ambulancias no se les permite ingresar a los hospitales y se les entrega un contenedor para usar como inodoro dentro de la ambulancia, agregó.

Si bien se elogió a Israel por su manejo inicial de la pandemia, la fe en la capacidad del primer ministro Benjamin Netanyahu para manejar la crisis de salud se ha desplomado. Solo el 27 por ciento de los israelíes confía en su primer ministro para manejar el coronavirus, frente al 56 por ciento a fines de marzo, según una encuesta publicada el miércoles por el Instituto de Democracia de Israel.

Si bien Rambam ha logrado ampliar enormemente su capacidad, en Jerusalem oriental un hospital sufre de falta de medicamentos y otros suministros médicos. «Ayer tuve que rechazar a 10 pacientes», dijo Jamil Kussa, director del Hospital Saint Joseph, donde se abrió una sala de coronavirus en marzo. Se necesita una segunda sala para hacer frente al aumento de casos, dijo. «Pero no tenemos el presupuesto necesario», agregó.