Agencia AJN.- Simcha Ben Yishai, de 75 años, de Ramat Gan, una ciudad perteneciente al distrito de Tel Aviv-Yaffo, falleció de coronavirus la primera noche de la Pascua en el Centro Médico Sourasky de Tel Aviv (Ichilov). Al contrario de lo que ocurrió con las decenas de miles de víctimas de la enfermedad en todo el mundo, su hija Elisheva Stern pudo visitarlo por última vez pocas horas antes de su muerte. Una nueva política del hospital permite a los familiares de los pacientes agonizantes de COVID-19 verlos para despedirse, lo que constituye una primicia mundial.

Desde China hasta Italia, desde los Estados Unidos hasta Israel, las personas que sucumben al virus mueran solas, sin un último adiós de sus seres queridos. Este ha sido uno de los aspectos más horribles de la catastrófica pandemia, y durante los últimos meses los medios de comunicación de todo el mundo han difundido historias desgarradoras de personas mayores que fallecen solas, o de personal médico que se toma un momento de sus heróicas maratones de trabajo para permitir una despedida virtual.

Estas historias tuvieron un profundo impacto en Avi Shushan, portavoz y miembro de la junta de Ichilov. «Después de escuchar todas estas historias terribles, empecé a preguntarme por qué yo podía entrar y los familiares no. Me dije a mí mismo que esto era inaceptable», dijo Shushan a The Jerusalem Post.

En primer lugar, Shushan planteó el tema en una reunión de la junta, preguntando las razones detrás de la restricción y lo que se podía hacer al respecto. «Inmediatamente, nuestro director general, el profesor Ronni Gamzu, me dijo que tenía razón y que el principal problema era proporcionar a los familiares el equipo de protección adecuado, como las máscaras y demás», relató. «Sentimos que cambiar la política era lo correcto e inmediatamente lo aprobamos».

En pocas horas, el hospital emitió un nuevo protocolo que permite a los familiares de los pacientes a punto de fallecer visitarlos en persona. «En las últimas tres semanas, cinco o seis familias han elegido venir a visitar a sus seres queridos para despedirse», añadió Shushan.

«Este es nuestro deber moral, como personal médico y como seres humanos», dijo Gamzu. «No se permitirá que nadie muera solo. En Ichilov ya no ocurrirá, y creo que el resto del mundo seguirá nuestro ejemplo, como debe ser».

Shusham explicó que los pacientes en estado crítico están todos en cuidados intensivos y son vigilados de cerca. Cuando los médicos y enfermeras entienden que van a fallecer pronto, alertan a los familiares y les ofrecen visitarlos. Antes de entrar en la sala, los familiares se reúnen con un trabajador social del hospital que les explica el procedimiento y reciben el equipo de protección. Después pueden entrar, hasta dos personas a la vez, durante un máximo de diez minutos.

Entre los que aprovecharon la oportunidad se encuentran Safed Shira y Dror Maor, que fueron a despedirse de la madre de Shira, Segula Yanai, de 81 años, que falleció el sábado. «Sentí que a pesar de las dificultades de ver a mi suegra en tales condiciones, sentí su presencia y creo que ella sintió la mía», dijo Dror. «Agradecemos a la dirección del Hospital Ichilov el valiente paso, los esfuerzos y la consideración humana que nos permitieron despedirnos de nuestros seres queridos de una manera respetuosa».

«Algunas personas han decidido no venir a una última visita porque tenían demasiado miedo de infectarse, pero la mayoría lo hacen y están muy agradecidos, ya que también son conscientes de que somos el único hospital del mundo donde esto está permitido», dijo Shushan al Post. «También me alegra que desde que tomamos la decisión, otros hospitales de Israel hayan empezado a evaluarlo», agregó.

De hecho, el martes, el Centro Médico Kaplan de Rehovot anunció que a la hija de una mujer de 100 años con condiciones preexistentes que sucumbió al virus se le permitió ver a su madre antes de que falleciera.

Al ser consultado sobre si cree que existe un riesgo para las personas que visitan a sus seres queridos, Shushan destacó que los médicos y enfermeras del departamento también están en contacto con los pacientes sin infectarse, por lo que no hay razón para que sea diferente para las familias. «El brote de coronavirus está en todo el mundo. Muchas personas, organizaciones y hospitales no tuvieron el tiempo y el espacio para pensar en cómo querían enfrentar la crisis respecto a las familias afectadas. Estoy feliz de que en Israel se haya tomado una decisión de este tipo, que está saliendo y cambiando la vida y el bienestar mental de muchas familias», concluyó.