Medio Oriente
Cuando el interés común y la amenaza crecen, el ejército libanés refuerza los lazos con Hezbollah
AJN.- Además de la amenaza de Isis en la frontera con Siria y la de Israel en el sur, Hezbollah está haciendo frente a los problemas estructurales y necesitan toda la ayuda posible. La coordinación entre Hezbollah y el ejército libanés no es algo pasajero y que requerirá que Israel invierta mucho tiempo y esfuerzo en pensar cómo les hará frente en la próxima guerra. Por Avi Issacharof.

Frontera con el Líbano, mediados de semana. Desde el lado israelí fácilmente puede verse, incluso sin prismáticos, vehículos de la FPNUL patrullando acompañados por los del ejército libanés a unos cientos de metros de la frontera. Este recorrido, durante el cual los vehículos se mezclan entre sí, fue pensado para coordinar las actividades y evitar malos entendidos en el terreno, especialmente con Israel. A unos metros de distancia, en una colina, hay un puesto militar desde donde se siguen y observan los movimientos del lado israelí y de los vehículos de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL). El puesto pertenece a la organización Hezbollah.
Si bien es cierto que la Resolución 1701 adoptada al final de la Segunda Guerra del Líbano en 2006 determinó la prohibición de cualquier presencia de Hezbollah al sur del río Litani, el Consejo de Seguridad no está aquí. Quien sí está, presente, casi en cada punto de la zona, es Hezbollah.
La organización controla toda la línea del frente con Israel, desde el Mediterráneo hasta el monte Hermón. Este es su reino. Nadie, ni la FPNUL o el ejército libanés pueden cambiar la realidad que se ha creado aquí en la última década. Por el contrario, del lado israelí observan con asombro el acercamiento cada vez mayor y la cooperación entre el ejército libanés y Hezbollah
No se trata de un incidente aislado, de cooperación local o temporal. La coordinación entre Hezbollah y el ejército libanés se ha convertido prácticamente en un hecho estratégico que requerirá que Israel deba invertir pensamiento y energía para diulcidar qué hacer con el ejército libanés en la próxima guerra.
La pregunta es si, en la próxima guerra, el ejército libanés luchará contra las Fuerzas de Defensa de Israel, transferirá armas a Hezbollah, o permanecerá a un lado, por temor al enorme perjuicio que puede significar un enfrentamiento con Israel. Son preguntas nada fáciles, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de una entidad militar, que si bien es hostil cuenta con ayuda de los aliados occidentales de Israel: Estados Unidos, Francia e incluso de una potencia como China.
¿Qué hizo que, precisamente ahora, la cooperación entre el ejército libanés y Hezbollah aumentara? En palabras muy simples, la coincidencia de intereses hace lo suyo. Hezbollah actúa con el ejército libanés hombro con hombro, en la zona de las montañas del Qalamun, en Zabadani, el Valle de la Bekaa, entre otros lugares. Allí, la cooperación tiene por objeto enfrentar la amenaza que supone la presencia de la organización Estado Islámico y – al mismo tiempo – en el sur del Líbano hay unidades que actúan contra Israel.
La mayoría de las veces, lo que puede verse desde la frontera es la presencia de miembros del ejército libanés, pero está claro que los agentes de Hezbollah a menudo se unen a ellos en las patrullas, a veces vestidos de civil y en algunos casos incluso con el uniforme del ejército libanés.
Y hay que decirlo con claridad: el ejército libanés tiene un papel secundario.
No existe en la actualidad prácticamente un solo pueblo en el sur de Líbano, excepto tal vez algunos pueblos sunitas, que no se hayan convertido ya en fortificaciones de Hezbollah. Allí cuentan con una estructura completa de mando y control, sistemas de comunicación, una variedad de armas, y por supuesto cohetes y misiles. Y el ejército libanés no hace nada para cambiar esta situación.
Y tal vez el hecho de que Hezbollah aprueba el nombramiento de una persona u otra para cargos como el de comandante del ejército y jefe de personal, dice bastante acerca de la relación entre estos dos factores. Sin embargo, es posible que exista otra explicación a la actividad conjunta. Hezbollah enfrenta ahora retos militares bastante complejos, especialmente en Siria, y por lo tanto necesita el apoyo del ejército libanés, aunque sea mínimo, en la zona fronteriza con Israel.
Los desafíos de Nasrallah
Hezbollah modelo 2017 está lejos de ser una organización siquiera parecida a la que luchó contra Israel en 2006. Se trata de un verdadero ejército, con capacidades de artillería, vehículos aéreos no tripulados, inteligencia de combate, que trabaja en cooperación con otras fuerzas extranjeras que operan en la región, incluso con la Fuerza Aérea de Rusia. Hezbollah tiene una extraordinaria capacidad para disparar cohetes de cualquier tamaño. Posee más de un millar de cohetes, y armas estratégicas como misiles anti-mar, con grandes reservas de fuerzas de comando y una impactante capacidad de defensa antitanque. Al mismo tiempo, los desafíos a los que se enfrentan la organización y su líder – Hassan Nasrallah – son completamente diferentes de los de hace 11 años.
En primer lugar, Israel no es su prioridad en este momento y eso se nota en la significativa disminución de la motivación para cometer atentados contra Israel a corto plazo. La organización está distribuida entre dos países, Siria y Líbano, y combate hoy en día en todos los frentes y todas las zonas de batalla en Siria. Hezbollah destina a Siria al menos un tercio de su fuerza de combate y perdió en esa lucha a más de 1.700 de sus hombres. En comparación, el número de bajas que sufrió en la Segunda Guerra del Líbano se estima entre 650 a 700. Unos 6.000 hombres de Hezbollah resultaron heridos en Siria.
Y más allá del perjuicio a su imagen, y de algunos reclamos registrados en el comienzo de la guerra civil en Siria, también está sobre la balanza una cuestión económica. La organización, que siempre se ha destacado por su trabajo social en todo el Líbano, tiene el compromiso de hacerse cargo de los familiares de los miles de muertos y de los heridos, que ahora necesitan asistencia. Esta es una carga extraordinaria y sin precedentes sobre el presupuesto de Hezbollah.
Para hacer frente a este reto, Hezbolá utiliza diversas medidas racionalización o, en palabras más familiares para los israelíes: recortes. Fusiona unidades y diversas estructuras militares, trata de ahorrar en los enormes gastos de operación como resultado de la lucha en Siria y también hacer recortes en las condiciones de servicio. Efectivos de Hezbollah se encuentran en la actualidad en el frente de Alepo, en el norte de Siria, y también en las Alturas del Golán, frente a Israel. Este hecho le da cierto margen de respiro, debido a la relativa calma que se ve en los combates contra la oposición siria y el debilitamiento de la organización Estado Islámico. La campaña norteamericana, que dirigió el ex presidente Barack Obama, provocó daños significativos al principal enemigo de Hezbollah, Isis, que perdió territorio fundamental que hasta hace poco controlaba.
Y si se examinan las tendencias regionales para el futuro cercano, la conclusión es que Israel tendrá muchos dolores de cabeza generados por Hezbollah. El debilitamiento de Isis, es una excelente noticia para los habitantes de lo que alguna vez fue Siria y quizás para todos los habitantes del planeta. Pero, al mismo tiempo, significa que el eje chiita va ganando control y dominio de toda Siria, incluido el Golán, frente a Israel. Esta es la mayor amenaza que sobrevuela el horizonte para el “día después” de Isis: Hezbollah, junto con la Guardia Revolucionaria de Irán y el ejército del presidente de Siria, Bashar al Assad, desafiarán la seguridad de Israel tanto desde el Líbano como desde Siria.
Fuente: Walla News
Medio Oriente
Mientras la guerra de Israel contra Irán entra en su segunda semana, su misión se prolonga – análisis

Agencia AJN.- Israel entró en su segunda semana de guerra con la noticia de que las FDI llevaron a cabo nuevos ataques aéreos en Irán, eliminando a varios altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Además, al parecer, el líder supremo de Irán, el ayatolá Khamenei, estaría preocupado por ser uno de los próximos objetivos de la campaña.
Aunque el volumen de misiles lanzados por Irán contra Israel ha disminuido, no hay señales claras de que Teherán esté dispuesto a rendirse. Esto significa que una campaña que comenzó el 13 de junio y que se esperaba que durara algunas semanas, podría prolongarse aún más. Así lo advirtió el jefe del Estado Mayor de las FDI, teniente general Herzi Halevi, el viernes: Israel debe prepararse para una campaña “prolongada” para “eliminar una amenaza de esta magnitud”.
Mientras tanto, los medios internacionales también comienzan a reflejar esta incertidumbre sobre lo que podría ocurrir. CNN tituló el 21 de junio: “La demora de dos semanas de Trump en decidir un ataque a Irán deja a Israel en el limbo”. NBC describe el conflicto como “prolongado” mientras “fracasa la diplomacia”.
Los primeros días de guerra de Israel: Un éxito sin precedentes
No hay duda de que los primeros días de la guerra fueron un éxito sin precedentes para Israel. Irán fue tomado por sorpresa. Sus defensas aéreas resultaron insuficientes, e Israel logró rápidamente superioridad aérea en el espacio aéreo iraní. Irán respondió con misiles balísticos, pero Israel destruyó muchos de sus lanzadores, quizás más del 50%. Además, se atacaron los propios misiles y las instalaciones de producción. Esto reduce el temor de que Irán pueda producir decenas de misiles al mes o acumular un arsenal de miles que eventualmente pueda saturar las defensas aéreas de Israel. Sin embargo, también se reportan posibles problemas en el suministro de interceptores israelíes.
Antes del ataque, el 12 de junio, Israel enfrentaba varios plazos desfavorables. No quería que Irán lograra asegurar un acuerdo que le permitiera enriquecer uranio y continuar su camino hacia un arma nuclear. Tampoco quería que el programa de misiles iraní siguiera creciendo. Sin embargo, también contaba con factores favorables: Irán estaba más débil que en el pasado, y sus milicias proxy, tanto en Líbano como en Cisjordania y Gaza, estaban golpeadas.
No obstante, Irán es un país grande y no ha dado señales de que vaya a rendirse. Tiene experiencia en guerras largas, como la que sostuvo contra Irak en la década de 1980.
¿Está debilitado el régimen iraní por dentro?
Algunos sostienen que el régimen iraní es internamente débil y que podría ser derrocado por grupos disidentes. Sin embargo, la oposición está dividida. Los grupos nacionalistas persas o monárquicos acusan a las minorías (kurdos, baluchis, azeríes y árabes) de ser “separatistas”, lo que genera tensiones internas y facilita que el régimen los divida. Además, es más fácil para Irán movilizar fuerzas para reprimir disidencias que para construir más misiles o defensas antiaéreas.
Hay varias incógnitas en juego. Una es la seguridad interna del régimen. Otra es si Irán posee más misiles ocultos que aún no ha revelado. También está la posibilidad de que Irán busque un acuerdo con Occidente, lo que podría derivar en presiones sobre Israel para detener los bombardeos.
El mayor interrogante es si Estados Unidos intervendrá directamente en la guerra. Trump probablemente quiera objetivos claros y una vía concreta hacia la victoria. Ya mostró con los hutíes que no le gustan las campañas abiertas e interminables. Aunque está impresionado con los logros iniciales de Israel, no quiere enviar tropas a combatir en Irán. Podría preguntarse si los bombardeos de precisión serán suficientes para derrotar al régimen. Está observando. Si la operación israelí se percibe como una campaña sin fin, surgirán dudas.
Por ejemplo, Israel comenzó con el objetivo de frenar el programa nuclear y debilitar el arsenal misilístico iraní. Luego, su ministro de Defensa habló de eliminar al propio ayatolá. Mensajes contradictorios sobre si los civiles de Teherán “deberían pagar el precio” han generado preocupaciones de que esta guerra se convierta en algo similar a lo que fue la guerra de Gaza de más de 600 días.
Israel no ha demostrado en conflictos recientes que pueda lograr una victoria total. En Gaza, las FDI tienen varias divisiones desplegadas, pero no logran derrotar a Hamás. En Líbano, Hezbolá aceptó una tregua, pero Israel sigue llevando a cabo ataques aéreos, lo que también luce como una campaña indefinida. Irán es un desafío mucho mayor. Aunque Israel ha logrado dañar el programa nuclear —con ataques a Natanz, Arak y laboratorios en Isfahan—, el desafío sigue vigente.
La gran pregunta es si la campaña aérea logrará todos sus objetivos: destruir el programa nuclear, acabar con la amenaza misilística y eliminar a líderes del IRGC. Algunos objetivos atacados, como helicópteros y aviones viejos que ni siquiera están en funcionamiento, parecen más simbólicos o evidencia de que la lista de objetivos se está agotando. ¿Vale la pena gastar municiones en aviones de 50 años? Israel sigue demostrando capacidad para enviar aviones diariamente al espacio aéreo iraní, pero eso no garantiza una victoria completa. El 20 de junio, las FDI informaron que 15 cazas completaron ataques contra lanzadores de misiles en el oeste de Irán.
Irán ha reducido el volumen de sus ataques con misiles. Israel ha logrado interceptar cerca del 99% de los drones enviados por Irán, lo cual es una buena noticia. Pero ningún sistema de defensa es perfecto, y los drones iraníes son fáciles de producir.
La gran incógnita es si esta campaña terminará convirtiéndose en otra guerra prolongada, como la de Gaza. Israel ha mostrado resiliencia, pero este conflicto podría no ser tan sencillo como parecía al principio. Si Estados Unidos logra presionar a Irán para alcanzar un acuerdo, podría ser el escenario ideal. Sin embargo, eso significaría que Israel inició una guerra que luego dependerá de Washington para concluir. Eso podría generar complicaciones en el futuro.
Autor: Seth J. Frantzman
Fuente: The Jerusalem Post
Medio Oriente
Colapso casi total de Internet en Irán, la web de IRNA queda sin conexión

Agencia AJN.- Irán enfrenta un colapso casi total de su infraestructura de Internet, según informó este miércoles por la noche el sitio especializado NetBlocks, que monitorea la conectividad global.
De acuerdo al reporte, datos en tiempo real provenientes de varios países muestran una desconexión masiva a nivel nacional, lo que llevó a una “caída casi total” del acceso a Internet en todo Irán. La actividad actual en la red se desplomó a tan solo un 3%, lo que en la práctica deja al país prácticamente incomunicado.
NetBlocks atribuye esta interrupción generalizada a una serie de cortes parciales ocurridos en los últimos días, que coinciden con las operaciones que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevan a cabo dentro del territorio iraní. Además, se cree que parte de estos cortes son producto de medidas electrónicas deliberadas destinadas a dificultar las comunicaciones internas del régimen iraní.
Este es uno de los pocos casos en los últimos años en que se registra una interrupción de esta magnitud en un país con una infraestructura digital sólida y desarrollada.
El colapso de Internet también afectó a IRNA, la Agencia de Noticias de la República Islámica de Irán, el principal medio oficial del régimen. Durante toda la jornada del jueves, el sitio web permaneció inaccesible y sólo mostró mensajes de error. IRNA, fundada en 1934 como Pars News Agency, es considerada una de las herramientas clave del régimen para difundir propaganda y sostener su agenda regional.
El apagón informativo coincide con la intensificación de los ataques israelíes contra objetivos estratégicos dentro de Irán, en una guerra que combina operativos militares con acciones cibernéticas y de guerra electrónica.
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