El rabino argentino Mario Rojzman dialogó con AJN directo desde Miami, sobre la asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y el futuro de Israel en esta nueva etapa.

– ¿Cómo está viviendo Estados Unidos esta nueva etapa?
-La asunción se realizó de forma absolutamente pacífica. Es un día de fiesta en una democracia y la gente está expectante. La población se expresó por un cambio.

-¿Cómo ve esta asunción respecto a las comunidades judías americanas? Y, ¿respecto al Estado de Israel?
-La comunidad judía americana es mayoritariamente demócrata. Esto lo saben todos los políticos, senadores, congresistas y tiene que ver con una forma de entender que es el partido que encaró valores muy importantes para el pueblo judío, siempre en forma mucho más clara. Es lo que la comunidad siempre sintió y en esta última elección volvió a votar el 79% al partido demócrata.
Israel es un tema de estado para Estados Unidos porque Trump es muy devoto de que Israel es el mejor aliado que tiene Estados Unidos en el mundo. Obama fue un muy buen presidente. A nada que el gobierno israelí le pidió, él se negó. Por supuesto que todos tenemos el sabor amargo de la última votación en la ONU que sí es una gran decepción, pero Obama fue un amigo del Estado de Israel. Entonces, la comunidad judía mira al Presidente de Estados Unidos sabiendo que es bueno para ese país, que haya apoyo y alianza con Israel. Después hay que ver cómo se produce. Es verdad que lo que le conviene a Israel es que en la primera semana en el cargo, Trump traslade la embajada a Jerusalem, que la reconozca como capital de Israel. Sin embargo, respecto a Israel no hay preocupación mayor porque Trump es abiertamente un amigo de ese Estado.

-¿Qué significa para usted que el rabino Marvin Hier estuviese representando al Centro Simon Wiesenthal en un escenario tan importante?
-Gracias a Dios y a los judíos americanos, no nos sorprende que haya un rabino en el momento de la asunción porque pasa todo el tiempo donde hay libertad e igualdad de culto. El rabino Hier lo hizo con muchísima dignidad, fue pasando por todas fuentes judías, sin nombrarlas, que son los valores básicos que la gente está mirando, esperando que Trump cuide el respeto por el débil, el extranjero, el que menos tiene. Mucha gente se preocupó por la campaña, se preguntó si este presidente con un tono tan fuerte, de verdad va a cuidar a esos grupos que muchas veces despreció durante la campaña. No obstante, la presencia de Trump nos llena de orgullo, pero así como nos llena de orgullo que puedan haber ido voces cristianas, evangélicas, católicas, gente de color, de distintos rasgos, orígenes; apoyando este cambio de mando.

-¿Qué opina sobre la promesa de Trump de trasladar la embajada de EE.UU. a Jerusalem?
-Como acto simbólico me parece que es una linda forma de acercarse a la comunidad judía diciendo “yo no me olvido lo que ustedes vienen reclamando hace tiempo”. Lo que sería inteligente en política es ver cuál es el momento correcto. Hay que ver si lo dice para presionar a los palestinos, que de una vez por todas acepten las tierras de Israel y no peleen por ese pequeño porcentaje que todavía está en discusión y por la que tanta gente muere. Nos gusta que nos digan que Jerusalem es la capital porque esa nuestra convicción, pero hay que ver cuál es el momento estratégico. A lo mejor, de verdad piensa hacerlo o tal vez lo estira para después, como buen negociador, decir “no lo voy a hacer”.

-¿Considera que, en su nuevo cargo, el yerno de Trump podrá resolver el conflicto de Medio Oriente?
-Es un conflicto que tiene 70 años y muchos siglos de disputa cultural. No me parece que una persona, por más inteligente que pueda ser, pueda resolver el conflicto. Tiene que ver principalmente con las voluntades de los pueblos de la región, nosotros no creemos que podemos decirles a los israelíes qué es bueno para ellos. Son ellos y los palestinos los que juntos tienen que decidir. Por supuesto que el poder de un país como Estados Unidos, que tanto ayuda en la seguridad de Israel, tiene algo fuerte para decidir. Me parece muy pintoresco que el yerno de Donald Trump sea un judío observante y practicante, pero no por eso la presidencia va a ser mejor. Tengo mis dudas de que vaya a llevar la paz a Medio Oriente.