Efemérides
Efemérides. Se cumplen cinco años del fallecimiento del actor y director Max Berliner

Agencia AJN.- Se conmemora hoy el quinto aniversario del fallecimiento del reconocido actor y director Max Berliner, quien falleció el 26 de agosto de 2019 a los 99 años en la ciudad de Buenos Aires.
El gran actor y defensor de la cultura ídish nació el 23 de octubre de 1919 en Varsovia, y llegó a la Argentina en 1922, cuando sus padres decidieron emigrar.
Poco tiempo después, a la corta edad de 5 años, debutó en el teatro ídish con un parlamento en la representación de “Inmigrantes”, una obra de Scholem Aleijem, que significó el comienzo de una carrera en la que cosechó distintos halagos como el Premio Podestá a la Trayectoria, otorgado en 2002 por la Asociación Argentina de Actores.
En 2012 recibió el Premio Martín Fierro de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA) y fue nombrado como Personalidad Destacada de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña en diciembre del 2013 justamente por su tarea a favor de la difusión del ídish.
Berliner participó en más de 40 películas, entre ellas “Los gauchos judíos”, “Y mañana serán hombres”, “La Patagonia rebelde”, “Plata dulce”, “Las barras bravas”, “Un amor en Moisés Ville”, “Seres queridos” y la conmemorativa del atentado a la AMIA “18-J”.
Hijo de madre costurera y padre obrero metalúrgico, Max fue durante 60 años lerer (maestro, en ídish) en la escuela Scholem Aleijem cuna de alumnos que lo recuerdan por las representaciones en las que participaron. Incluso, el salón de actos de la escuela lleva el nombre de Max Berliner.
“Soy el único actor de la colectividad que vive en dos mundos. Yo hago en ídish teatro universal y en castellano temáticas judías”, apuntó el actor en una entrevista.
Con una fuerte personalidad, Max se convirtió en un personaje muy querido en el ámbito del espectáculo, pero su principal pasión fue la defensa de sus raíces judías. “Cuando empecé mi carrera lo hice en ídish que era mi idioma, luego empecé con el castellano y a los 18 años cree el grupo ARTEA y luego abrí la sala ARTEA”, relató en su momento el actor y director.

Max junto a sus hijos, Daniel y Ariel Berliner.
En esa aventura de contar con la sala propia también participó su esposa la actriz y pintora Rachel Lebenas. Pero por razones ajenas a su voluntad, el teatro que en cada butaca tenía el nombre de un actor judío no pudo mantenerse abierto.
“Max Berliner es uno de los pocos exponentes de la cultura y el teatro ídish. Sin duda Max es un testigo de la época de oro del teatro judío de la Argentina, una de las comunidades judías más importantes del mundo. Su paso como docente en la escuela Scholem Aleijem ha permitido sembrar en los miles de alumnos, que hoy son padres y abuelos que están dispersos por el mundo, el sentimiento y la dulzura del idioma ídish”, expresó su hijo Daniel Berliner en una entrevista al hablar del legendario actor.
En televisión, Max participó en más de una decena de series de los más diversos géneros y que fueron éxitos en la pantalla chica. “Otra vez Drácula”, “El pulpo negro”, “Amigos son los amigos”, “Como pan caliente”, “Chiquititas”, “Tumberos”, “Disputas”, “Doble vida”, “Casados con hijos”, “Hermanos y detectives”, “Botineras”, “Malparida” y “Graduados”, fueron algunas de las tiras televisivas que lo tuvo en el elenco.

Max junto a su familia en su último cumpleaños.
La presencia de Max no solo se notó en el mundo del espectáculo sino también en las redes sociales, luego de que en 2009 realizara una publicidad para un medicamento contra el reuma.
Los analistas aseguraron que la gran repercusión de este comercial -donde se ve un Berliner ágil, haciendo destrezas gimnásticas- le dio una gran popularidad en el público joven.
Tal fue el furor que se realizaron decenas de homenajes a través de YouTube y durante la transmisión de los premios Martín Fierro 2010, los usuarios de Twitter generaron miles de mensajes sobre Max Berliner “convirtiéndolo en un héroe urbano que todo lo puede”.
Cuando se lo consultaba sobre cuál es su secreto para mantenerse activo y jovial, solía responder tres cosas que reflejaban su personalidad: caminar todos los días; descansar, comer poco, no beber y no fumar, pero el que más destacaba era sus proyectos.
Efemérides
Efemérides | Un día como hoy de 1940 Auschwitz recibe su primer envío grande de reclusos
Los nazis tenían una gran cantidad de enemigos: sólo 20 de los primeros 728 prisioneros en Auschwitz eran judíos. Situado a unos 43 kilómetros al oeste de Cracovia, Auschwitz fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo.

Agencia AJN.- El 14 de junio de 1940, el campo de concentración nazi de Auschwitz recibió 728 prisioneros políticos polacos que llegaron desde Tarnów.
Esta fue la primera cantidad grande de reclusos que llegaron a Auschwitz, debido a que los primeros internos fueron 30 criminales alemanes procedentes de Sachsenhausen con la finalidad de convertirse en los primeros kapos del recinto.
Situado a unos 43 kilómetros al oeste de Cracovia, Auschwitz fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo, donde se calcula que fueron enviadas cerca de un millón trescientas mil personas, de las cuales murieron un millón cien mil, un 90 por cientos de ellas eran judías.
Efemérides
Efemérides. Un día como hoy: Israel destruye el reactor nuclear iraquí Osirak

Agencia AJN.- El 7 de junio de 1981, un escuadrón de la Fuerza Aérea israelí bombardeó y destruyó la planta en la que se estaba montando el reactor nuclear Osirak a unos 17 kilómetros al sureste de Bagdad, la ciudad capital de Irak.
Denominada “Operación Opera”, la decisión de llevarla a cabo fue muy debatida en el gabinete ministerial del Estado de Israel, cuyo primer ministro era Menajem Beguin y se llevó a cabo aproximadamente ocho meses después de que un intento similar llevado a cabo por las fuerzas armadas iraníes fracasara.
En la década del ’60, del siglo XX, Irak comenzó a desarrollar su programa nuclear y a comienzos de la década siguiente inició tratativas con los gobiernos de Francia y de Italia para adquirir un reactor y uranio enriquecido.
Luego de que Francia no aceptara venderle un reactor productor de plutonio con reflectores de gas grafito y que Italia hiciera lo propio respecto a venderles un reactor Cirene; los iraquíes intentaron y lograron convencer a Francia de que les venda un reactor de investigación nuclear de la Clase Osiris que incluía un reactor nuclear de menor tamaño de la Clase Isis, la venta de 72 kilogramos de uranio enriquecido al 93% y la formación del personal para su utilización.
Firmado el acuerdo en noviembre de 1975 y la construcción de las instalaciones para su montaje se iniciaron en el año 1979, en el Centro Nuclear de Al Tuwaitha, situado 17 kilómetros al sureste de Bagdad. Mientras que los franceses denominaron al reactor principal Osirak (uniendo el nombre del reactor, Osiris, con el nombre del país), Irak lo llamó Tammuz II, el nombre del mes del calendario sumerio en que el partido Árabe Socialista Baaz llegó al poder 1968.
Si bien el acuerdo firmado entre Francia e Irak establecía que el reactor sería utilizado para fines pacíficos, como la investigación de la energía nuclear; en el Estado de Israel se temía que le permitiera a Irak construir bombas nucleares, algo que también en su momento consideraron posibles los gobernantes de la República Islámica de Irán, país que a poco de iniciado el conflicto bélico con el régimen irakí (1980-1988) intentó destruir las instalaciones de Al Tuwaitha mediante un ataque aéreo el 30 de septiembre de 1980, que causo solo daños menores al lugar.
En Israel, Tzahal (las fuerzas de Defensa de Israel) desde el mismo momento en que se firmó el acuerdo entre Francia e Irak comenzó a estudiar la planificación de destruirlo, con la anuencia de quien era el primer ministro, Itzak Rabin, tarea que se continuó llevando a cabo a partir de que asumió ese cargo Beguin, a mediados de 1977, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores, Moshé Dayan iniciaba gestiones diplomáticas para impedir que el acuerdo se concretara, las que resultaron infructuosas pues tanto los gobiernos franceses presididos por de Valéry Giscard d’Estaing primero y François Mitterrand, después afirmaban que el acuerdo excluía explícitamente su uso militar.
Cuando los expertos israelíes informaron a su gobierno que el reactor estaría dentro del año siguiente en condiciones de producir material nuclear que podía ser utilizado militarmente, Beguin planteo a los ministros del gobierno la posibilidad de destruirlo mediante una operación militar, lo que ampliamente debatido, pues varios ministros no estaban convencidos de que era conveniente llevarla a cabo, si bien finalmente por una estrecha mayoría se decidió ordenar la realización de la “Operación Opera”, en octubre de 1980, como medida preventiva.
Como la distancia a recorrer, 1.600 kilómetros, atravesando los espacios aéreos de Jordania y Arabia Saudita, era imposible que los aviones que efectuarán el operativo pudieran reabastecerse en vuelo, la Fuerza Aérea israelí le adosó tanques de combustible suplementarios a la naves que participarían en el operativo, que integrado por dos escuadrones: el destinado al bombardeo de las instalaciones, 8 aviones F-16 Netz, cada uno de ellos cargados con dos bombas Mark 84; y otro destinado al apoyo de los bombardeos, 6 F-15 Baz.
Uno de los pilotos de los F-16 Netz fue el coronel Ilan Ramon, que años después fue el primer astronauta israelí, que falleció al explotar la nave espacial minutos antes de su aterrizaje, el 1 de febrero de 2003.
La “Operación Opera” se llevó a cabo el 7 de junio de 1981, iniciándose a las 15.55 hora israelí, y a las 18.35 iniciaron el ataque, que duró menos de 2 minutos, habiendo por lo menos 8 de las 16 bombas lanzadas impactado en la cúpula de recubrimiento del reactor; regresando a continuación a sus bases sin sufrir daño alguno.
El ataque, además de la casi total destrucción de las instalaciones del Centro Nuclear de Al Tuwaitha causó la muerte de 10 soldados iraquíes y un científico francés afectado a las tareas que allí se llevaban a cabo.
La reacción internacional fue sumamente crítica al ataque “preventivo” israelí y las Naciones Unidas, mediante la Resolución 487 del Consejo de Seguridad condenó enérgicamente el ataque, alegando que era una clara violación de la Carta de las Naciones Unidas y de las normas de conducta internacional, e instó a Israel a abstenerse de tales ataques en el futuro; lo que fue ratificado por la Resolución N º 36/27 de la Asamblea General de la ONU, del 13 de noviembre de 1981 que además lo considero un acto de agresión premeditado y sin precedentes.
En Israel la situación fluctuó entre un antes y un después, pues previo al ataque eran varios los políticos que temían que lo que se denominaba “ataque preventivo” al reactor irakí perjudicara el reciente tratado de paz que se había firmado con Egipto, además de considerar que la condena internacional sería muy fuerte. Luego del 7 de junio de 1981, muchos fueron los que cambiaron de opinión, si bien quién era el líder de la oposición al gobierno de Beguin, Shimón Peres, que había sido contrario a la operación mantuvo su parecer.
También se acusó a Beguin de haber ordenado la ejecución de la “Operación Opera” tres semanas antes de las elecciones que debían elegir a los integrantes de la próxima Kneset, el 30 de junio de 1981, con la finalidad de revertir el resultado que indicaban las encuestas, que el Likud, su partido, perdería la elección y Shimón Peres sería el próximo primer ministro.
Si bien esto ocurrió y el Likud se impuso en la elección por muy escaso margen, y Beguin fue nuevamente designado primer ministro el motivo que lo llevó a ordenar que el ataque se efectuar el 7 de junio nunca lo explicó. Pero conociendo todo su accionar en pos de la seguridad del ishuv palestino antes de Iom Haatzmaut y del Estado de Israel desde su establecimiento, no sería inoportuno pensar que conociendo el resultado electoral que anticipaban las encuestas y que Shimón Peres era contrario al “ataque preventivo”, decidió que se llevará a cabo pues lo consideraba necesario no sólo para la seguridad del estado judío y sino del mundo todo.
Decimos esto, pues luego de la Primera Guerra del Golfo no fueron pocos los analistas internacionales, y también algunos líderes occidentales, que sostuvieron que muy distinta hubiera sido esa contienda bélica si Sadan Husein hubiera contado con un desarrollo nuclear que le hubiera permitido enfrentar a las fuerzas aliadas que lo atacaban, utilizando bombas con cargas atómicas.
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