Agencia AJN.- Israel declaró formalmente el estado de guerra el domingo, cuando el número de víctimas mortales del ataque sin precedentes perpetrado por Hamás un día antes superó las 800 y se preveía que siguiera aumentando, mientras seguía sin aclararse la suerte de más de un centenar de personas secuestradas y trasladadas a la Franja de Gaza.

La Oficina de Prensa del Gobierno, organismo dependiente de la Oficina del Primer Ministro israelí, afirmó que el número de rehenes en Gaza superaba el centenar. Hamás y la Yihad Islámica se jactaron el domingo por la noche de que mantenían retenidos a unos 130 rehenes israelíes, afirmando que entre ellos había altos mandos del ejército.

Aviones israelíes llevaron a cabo «intensos» ataques aéreos contra objetivos en Gaza el domingo por la tarde, poco después de que la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu anunciara que el gabinete de seguridad había votado el sábado por la noche poner al país oficialmente en guerra, lo que significa que puede llevar a cabo «actividades militares significativas.»

El domingo continuaron los combates en al menos tres comunidades cercanas a la frontera de Gaza, invadidas por hombres armados de Hamás un día antes, y los disparos de cohetes siguieron acosando a las comunidades israelíes, mientras Israel se preparaba para lo que se esperaba que fuera una campaña prolongada contra el grupo terrorista con base en Gaza.

En un asalto de sorprendente amplitud, los hombres armados de Hamás irrumpieron el sábado por la mañana en 22 localidades del sur de Israel, incluidas ciudades y comunidades más pequeñas situadas a 24 kilómetros de la frontera con Gaza. En algunos lugares, rondaron durante horas, acribillando a civiles y soldados mientras el ejército israelí se apresuraba a organizar una respuesta. Al mismo tiempo, se dispararon miles de cohetes contra ciudades del sur y el centro del país.

Las escenas de caos y sufrimiento y la prolongada incapacidad para controlar la situación han conmocionado e indignado a la nación, y han provocado demandas de respuestas sobre los numerosos fallos de inteligencia, despliegue y política que han permitido semejante catástrofe nacional, con cientos de terroristas inundando comunidades civiles en convoyes armados.

Las autoridades estimaron el domingo que más de 700 personas murieron en el asalto masivo lanzado por terroristas de Hamás en comunidades israelíes cercanas a Gaza y por los miles de cohetes lanzados contra Israel, convirtiéndose en el día más sangriento de la historia del país, según los informes.

Un portavoz de ZAKA, grupo de voluntarios que se ocupa de los restos humanos tras atentados terroristas y otras catástrofes, declaró a los medios de comunicación hebreos que el número de víctimas mortales aumentó considerablemente, ya que los equipos israelíes consiguieron desalojar a los hombres armados de Hamás de las comunidades situadas a lo largo de la frontera y recuperar a las víctimas.

El ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, declaró a la CNN en una entrevista el domingo que el número de muertos se situaba «muy por encima de las 600 personas», y añadió: «Probablemente, habrá más centenares, varios centenares más».

El Ministerio de Sanidad dijo que el número de heridos en los hospitales ascendía a 2.243, incluidos 22 en estado crítico y 343 heridos graves.

La liberación de comunidades y otras zonas del control de Hamás reveló escenas espeluznantes de calles, campos y carreteras llenas de cadáveres, vehículos abandonados y efectos personales, y muchas personas asesinadas en sus propias casas.