Agencia AJN.- Incluso antes de conocerse, los israelíes Hadar Kama e Ilay Zisser tenían una conexión. Hay quienes la llamarían «cósmica»…

Quienes estaban cerca de ellos sabían que se desarrolló una rara admiración mutua, que luego se transformó en una profunda amistad. Esa conexión cósmica comenzó con el nacimiento de ambos en la misma fecha, 11 de julio, en la colina de un valle: Ilay en Givat Ela, en el valle de Jezreel. Hadar en Givat Shapira, en el valle de Hefer.

Ambos comparten además el día de su muerte, el 7 de octubre, a manos de terroristas palestinos, en Kfar Aza…

Ambos soñaban en grande y ambos soñaban con «la unidad». En las selecciones del Ejército, Ilay fue admitido, medio por error, en un curso de piloto. Después de un año y medio lo reprobaron y pidió cumplir su sueño de comando en Sayeret Matkal y fue elegido comandante de equipo. Cuando formó el equipo, conoció cada vez más a Hadar. Una vez le dijo a su novia, Tomer: «Hadar es el amigo del equipo, el que mantiene a todos juntos».

A Zisser también se lo podría describir como una persona que si decide sobre algo, eso sucederá. ¿Por qué? Porque él lo decidió.

¿Y Hadar? Aún más… Decidió enlistarse en la unidad y convenció a sus padres para que le permitieran someterse a una cirugía ocular con láser. Decidió que se destacaría en la navegación nocturna y se quedó despierto noches enteras para recordar puntos de referencia.

El dúo de ojos celestes creció… Zisser y Tomer se casaron y vivieron juntos en Beer Sheva. Hadar se enamoró de Tamar, a quien amó hasta su último día, y vivió en Tel Aviv con sus compañeros. Y sin embargo, los dos continuaron queriéndose incondicionalmente.

Cada vez que Zisser tenía que elegir combatientes para que lo acompañaran en una operación en la que estaba trabajando, Hadar estaba en el equipo. Cada vez que los equipos estaban en llamas, se los podía ver parados uno al lado del otro, y en la mañana del 7 de octubre, Zisser lo llamó a Hadar.

Llegaron a Kfar Aza sin recibir información precisa ni una imagen de la situación. No sabían qué encontrarían ni cuándo lo encontrarían, pero se dirigieron al kibutz.

En un breve video de seguridad se los puede ver saltando del vehículo mientras de fondo se escuchan disparos de armas automáticas y gritos de residentes. Siguieron adelante y después de que varios combatientes resultaron heridos decidieron dividirse en dos escuadrones. Hadar y Zisser, como siempre, juntos.

Avanzaron unos metros y, debajo de un gran árbol, frente a una de las casas del kibutz, se encontraron con una emboscada y encontraron la muerte.

Hadar y Zisser no se separaban en vida y nunca se separaron…