Agencia AJN.- El conflicto entre Israel y Hezbolá sigue generando tensiones en la región, pese al acuerdo de alto el fuego alcanzado en noviembre pasado. En una reciente declaración ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el embajador de Israel, Danny Danon, expresó su preocupación por el rearme continuo de Hezbolá, con el apoyo de Irán, y denunció numerosas violaciones al acuerdo por parte del grupo chiita armado.

Según Danon, desde la firma del alto el fuego, Israel ha documentado cientos de violaciones, incluyendo intentos de contrabando de armas, transferencia de fondos y la reconstrucción de infraestructura militar por parte de Hezbolá. Estas acciones van en contra de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada en 2006, que exige el desarme de grupos armados no estatales y establece una zona libre de armas al sur del río Litani. El embajador también destacó que la Fuerza Provisional de la ONU en el Líbano (UNIFIL) no ha cumplido de manera eficaz su mandato, permitiendo que Hezbolá fortalezca su posición en la región.

El alto el fuego, que estipula la retirada de las fuerzas israelíes del sur del Líbano y el repliegue de Hezbolá al norte del Litani, enfrenta serios desafíos para su implementación. Aunque el ejército libanés ha tomado algunas medidas para desmantelar infraestructura militar de Hezbolá, Israel considera que los esfuerzos son insuficientes y advierte que podría reconsiderar su cronograma de retirada si las violaciones persisten.

Por otro lado, el embajador Danon instó al Consejo de Seguridad a supervisar de cerca las acciones del ejército libanés y a garantizar que se elimine toda la infraestructura terrorista en el país. También enfatizó la necesidad de frenar el contrabando de armas y municiones a través de las fronteras con Siria y vías marítimas.

Mientras tanto, la situación humanitaria en el sur del Líbano sigue siendo crítica. Las fuerzas israelíes han sido acusadas de disparar contra civiles y de destruir viviendas e infraestructura, lo que ha dejado a miles de personas desplazadas y ha agravado las tensiones en la región. Al menos 33 civiles libaneses han muerto en el último mes, según informan medios locales.

La Resolución 1701, considerada clave para estabilizar la región, ha sido implementada solo de manera parcial desde su adopción. Este hecho refleja la complejidad de la situación, donde intereses políticos y militares chocan constantemente, dificultando el camino hacia una paz duradera.

La comunidad internacional enfrenta un gran desafío para garantizar que ambas partes cumplan con sus compromisos y evitar que el frágil alto el fuego se desmorone. Con Hezbolá fortaleciéndose y la región al borde de una nueva escalada, el futuro del sur del Líbano sigue siendo incierto y preocupa a los actores globales que buscan la estabilidad en Oriente Medio.