Agencia AJN.- Los organizadores de las protestas iniciaron el jueves una nueva jornada de manifestaciones contra la reforma judicial del gobierno, con docenas de grandes concentraciones que se espera atraigan hasta medio millón de personas a las calles de las principales ciudades, a las carreteras y a las puertas de las casas de los miembros de la coalición.

Durante la noche, un grupo de reservistas de las IDF desplegó pancartas en la estatua de Theodor Herzl, fundador del sionismo moderno, a la entrada de la ciudad costera de Herzliya.

Las pancartas, un juego de palabras con la famosa frase de Herzl, decían: «Si lo deseas, la democracia vencerá» y «No es un sueño, es un golpe», en referencia al debilitamiento del poder judicial previsto por el gobierno.

A continuación, los reservistas se dirigieron al líder del Shas, Aryeh Deri, concentrándose frente a su casa de Jerusalem. Deri, aliado clave del primer ministro Benjamín Netanyahu, es el beneficiario de un proyecto de ley de la Knesset que le permitirá volver a sus puestos ministeriales después de que el Tribunal Superior de Justicia dictaminara que su posición en el gabinete era extremadamente irrazonable debido a una reciente condena penal.

En respuesta, decenas de hombres y niños haredíes se reunieron para bailar delante de los manifestantes.

Un segundo grupo de reservistas militares se reunió en la casa de Ramat Gan del ministro de Educación, Yoav Kisch, antiguo piloto de las fuerzas aéreas. Con una pancarta en la que se leía «No abandonéis la democracia», un hombre con el equipo de vuelo completo colgaba de la ladera de un árbol enredado en un paracaídas, como representación de un piloto abandonado.

Además, los activistas desplegaron una copia de la Declaración de Independencia de Israel y banderas israelíes por los laterales de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalem.

En Rishon Lezion se detuvo a un hombre sospechoso de agredir a un manifestante de 80 años y amenazar a otras personas. La víctima recibió tratamiento médico en el lugar de los hechos.

En el puerto marítimo de Ashdod, los manifestantes prendieron fuego a neumáticos para bloquear la entrada, y varios cruces y carreteras quedaron bloqueados en todo el país mientras niños y padres se concentraban.

La policía dijo que dos personas fueron detenidas por disturbios en el cruce de Hakfar Hayarok, al norte de Tel Aviv, y cinco fueron detenidas en Ra’anana.

Otras dos personas fueron detenidas en una convención celebrada en el cercano parque empresarial Airport City, a la que asistieron el ministro de Agricultura, Avi Dichter, y el ministro de Economía, Nir Barkat.

Los activistas provocaron disturbios durante el discurso de Dichter. Según las noticias del Canal 12, el ministro tuvo que abandonar el centro de convenciones por una salida trasera.

Los activistas dijeron que una de las líderes del movimiento de protesta, Shikma Bressler, fue detenida en una concentración celebrada por cientos de trabajadores de la empresa de defensa Rafael en la Ruta 4, en el norte del país.

Además de los bloqueos de carreteras por parte de los manifestantes, la policía dijo que había cerrado las rampas de entrada y salida de la autopista Ayalon en el intercambiador de Hashalom, en Tel Aviv.

Entre otros lugares, estaban previstas protestas en el barrio ultraortodoxo de Bnei Brak, en Tel Aviv, donde residen varios miembros de la coalición de la Knesset, lo que hizo temer que las manifestaciones pudieran desencadenar fricciones con los habitantes locales, muchos de los cuales apoyan a los partidos de la coalición que impulsan la controvertida legislación judicial.

Anunciado como un «día nacional de parálisis», las protestas tratarán de interrumpir el tráfico en las principales autopistas en torno al aeropuerto Ben Gurion en previsión del viaje de Netanyahu a Londres, el tercer jueves consecutivo en el que tratan de torpedear los planes del primer ministro para un fin de semana en Europa.

Los manifestantes también celebrarán varias concentraciones a lo largo de la mañana y a primera hora de la tarde en los principales cruces, intercambiadores de autopistas, campus universitarios y otros lugares, incluidos Jerusalem y Tel Aviv.

La policía teme que haya que controlar más protestas que en semanas anteriores, ya que se prevé que participen unas 500.000 personas, lo que pondrá a prueba los recursos de las fuerzas del orden, informó el Canal 12 de noticias.

Aunque la policía ha intentado aparentemente minimizar las fricciones con los manifestantes, ha recibido intensas presiones del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, para que utilice más fácilmente la fuerza para despejar las carreteras y reprimir las concentraciones.

Según el canal, a la policía le preocupaba que los organizadores trataran de amedrentar a los agentes dándoles información falsa sobre los lugares donde estaban previstas las protestas.

Los israelíes han celebrado casi tres meses de manifestaciones masivas, las más multitudinarias generalmente los jueves y sábados por la noche, para expresar y plantear su oposición a los planes de reforma judicial del gobierno.

El miércoles se reunieron frente a la Knesset y en conferencias a las que asistían legisladores, así como en algunos de sus domicilios.

En su forma actual, el paquete legislativo permitirá a la Knesset anular las decisiones judiciales con la más mínima mayoría, blindar preventivamente las leyes frente a la supervisión judicial y poner la selección de los jueces en manos de los políticos de la coalición.

Los legisladores de la coalición pretenden que al menos una parte de la reforma se convierta en ley antes de que la Knesset haga la pausa de Pascua a principios del mes próximo.

Mientras que los partidarios de la reforma judicial afirman que reequilibrará el poder, alejándolo de un tribunal excesivamente activista, los críticos sostienen que las medidas eliminarán controles esenciales sobre el poder ejecutivo y legislativo, poniendo en peligro la democracia.

Se esperaba que la manifestación principal del jueves, prevista para las 19.00 horas, partiera del centro comercial Ayalon, en Ramat Gan, suburbio de Tel Aviv, y se dirigiera a Bnei Brak, bastión ultraortodoxo y uno de los pocos lugares donde se cree que la reforma prevista cuenta con un apoyo casi unánime.

Los líderes haredíes instaron a los residentes a no dejarse llevar a enfrentamientos con los manifestantes el miércoles.

«No vengáis a enfrentaros con ellos y no les hagáis el juego, está prohibido», dijo Moshe Gafni, alto político de la UTJ y residente en Bnei Brak, en comentarios publicados por el sitio de noticias Walla. También preguntó qué habían hecho los residentes de la ciudad para invitar a las protestas.

En un comunicado, los organizadores afirmaron que los políticos haredíes habían estado «al frente del golpe nada menos que [el presidente del Comité Constitucional, MK Simcha] Rothman y [el ministro de Justicia, Yariv] Levin», en referencia a dos de los principales arquitectos de la revisión.

«Parece que tras años de mantener el statu quo, los dirigentes haredíes nos han declarado la guerra a nosotros, el público liberal. Así que mañana celebraremos una misa en Bnei Brak, donde reside gran parte de la cúpula haredí, para decir ‘esto se acaba aquí'», añade el comunicado.

La semana pasada, manifestantes del cuerpo de reserva del ejército celebraron una manifestación de menor envergadura en Bnei Brak, abriendo una falsa «oficina de reclutamiento» en el centro de la ciudad.

En general, se cree que los políticos ultraortodoxos son partidarios de recurrir al tribunal para aprobar -y evitar que sea anulada por éste- una ley que exima a los miembros de la comunidad del servicio militar.

En una concentración ante la casa de Gafni, el 14 de marzo, se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y vecinos, algunos de los cuales lanzaron huevos, botellas de cristal y petardos contra los manifestantes.

A primera hora del día, los manifestantes tenían previsto instalar «cabinas de diálogo» en la frontera de Bnei Brak y Ramat Gan para que los profesionales de la medicina mantuvieran conversaciones sobre cómo ganarse la vida trabajando con los residentes locales, «en el espíritu de Maimónides», el sabio judío del siglo XII al que adhieren tanto los israelíes laicos como los religiosos.