AJN.- Cuando faltan unos días para que se cumpla un año de las últimas elecciones, ya hay quienes piensan en las próximas. Algunos movimientos de los rivales políticos del primer ministro  Netanyahu dan cuenta de sus planes y sueños de impedir que sea el encargado de formar – una vez más – el próximo gobierno.

Dentro de unos días se cumplirá un año de las últimas elecciones, pero en Israel ya se habla de las próximas. Casi todos los integrantes de la coalición de gobierno y la oposición fantasean en estos días con encontrar la fórmula para reemplazar al primer ministro Binyamin Netanyahu.

En su columna semanal, el experto en política israelí de Radio Kol Israel, Yoav Krakovsky, realizó el siguiente análisis:

Esta semana, Yair Lapid – partido de centro Yesh Atid – y Avigdor Liberman – partido de derecha Israel Beitenu – convocaron a un “Congreso de Emergencia” y dieron una conferencia de prensa conjunta completamente dedicada a criticar al gobierno, en particular su política exterior.

En la coalición, todo funciona mucho mejor de lo que se esperaba y no hay ninguna intención de acortar los tiempos y adelantar las elecciones. Por el contrario, quien haya escuchado en estos días a los líderes de los partidos ortodoxos, al del partido Israel Beitenu – Naftali Bennet – y de Kulanu, Moshé Kajlon, puede concluir que se sienten muy cómodos dentro de esta coalición.

Kajlon y Bennet trabajan, cada uno en su propio ministerio – Finanzas y Educación – y no tienen intención de dejar el gobierno antes de cumplir sus objetivos de trabajo y cosechar logros. Mientras tanto, los partidos ortodoxos están concentrados en “corregir” los cambios que introdujo Yair Lapid en el gobierno anterior y no quieren arriesgarse a realizar nuevas elecciones. En las anteriores, Yahadut HaTorá y Shas perdieron mucha fuerza política. Yaakov Litzman volvió al Ministerio de Salud, esta vez ya no como vice, sino como ministro, Arieh Deri volvió a ser ministro del Interior, y estos regresos constituyen un factor que fortalece a la coalición, logros a los que no se renuncia con facilidad.

De todos modos, factores de los partidos de oposición de derecha y centro aseguran que están dispuestos a hacer todo – incluso unificar listas partidarias – para impedir que Binyamin Netanyahu encabece el próximo gobierno en Israel.

Esta semana Lapid y Liberman dieron una muestra de unidad política. Si logran reclutar a Naftali Bennet en sus filas, se abre un nuevo eje político, una perspectiva más que interesante.

En las dos últimas elecciones, el primer ministro Netanyahu realizó las negociaciones para formar la coalición de gobierno con un margen mínimo, casi ínfimo, de ventaja y maniobra. En dos ocasiones se llegó a estar muy cerca de que Netanyahu perdiera el mandato que recibió del presidente – en base a los resultados de las elecciones – para formar gobierno. En dos oportunidades, Netanyahu tuvo que usar los 42 días que establece la ley para diálogos y negociaciones para formar gobierno, hasta el último instante.

La próxima vez, el ahora primer ministro podría enfrentarse a un eje político cuyo único objetivo será derrotarlo y evitar que vuelva a ser él quien forme gobierno después de las elecciones.

Hay quienes imaginan que los potenciales socios del Likud – sin los cuales este partido no podría formar gobierno – podrían imponerle como condición a este partido que presente un candidato que no sea Binyamin Netanayhu. A juzgar por la dinámica de los días en que se negoció el actual gobierno, y en base a los resultados de las últimas elecciones, se puede decir que planes y realidad corren por cuerda separada.

Netanyahu ha demostrado tener la habilidad política para desbaratar los planes de sus rivales y todo parece indicar que tampoco ahora piensa permitirles hacerlos realidad.

Se puede soñar. Las elecciones, por ahora, están bastante lejos.

R.L
4/3/16