Ningún ministro israelí asistió a la ceremonia del 25º aniversario del bombardeo a la Embajada de Israel en Buenos Aires, que dejó 29 muertos. ¿Ha renunciado el gobierno de Netanyahu a ajustar cuentas con los perpetradores y, finalmente, hacer justicia a las víctimas?

¿Por qué Israel no ayuda a investigar el ataque terrorista de 1992 contra la Embajada de Israel en Buenos Aires, que cobró la vida de 29 personas?
 
Una ceremonia especial, celebrada el mes pasado para conmemorar el 25º aniversario del ataque, contó con la asistencia de sobrevivientes, diplomáticos que perdieron familiares en el ataque e incluso personas de Estados Unidos que habían ayudado a los heridos.
 
Los terroristas no han sido capturados hasta el día de hoy. El gobierno israelí, como siempre, optó por mantenerse alejado de la ceremonia por sus propias y extrañas razones. De los 28 miembros del gobierno del primer ministro Binyamin Netanyahu, ningún ministro se ha molestado en asistir a una ceremonia que conmemora uno de los ataques terroristas más serios que la diplomacia israelí haya experimentado.

El nuevo gobierno de Argentina, encabezado por el presidente Mauricio Macri, hizo todo lo posible para dar la bienvenida a los sobrevivientes del ataque terrorista y a la delegación israelí encabezada por el director general del Ministerio de Relaciones Exteriores Yuval Rotem. El presidente Macri se tomó el tiempo para escuchar el dolor de los sobrevivientes. El jefe de Gabinete Marcos Peña, una de las figuras más fuertes del nuevo gobierno argentino después de la era Cristina Fernández de Kirchner, se reunió con periodistas israelíes que cubrían la ceremonia y nos habló de la nueva Argentina, que busca reabrir la cuestión de los dos ataques terroristas más serios que todavía no se han resuelto.
 
También investigó la misteriosa muerte de Alberto Nisman, fiscal de la causa del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que fue encontrado sin vida en su departamento justo un día antes de declarar en el Congreso de Argentina sus alegatos contra Kirchner, a quien había acusado de encubrir el caso.
 
Su cuerpo fue encontrado dentro del baño sobre un charco de sangre, con su arma personal al lado. Las estimaciones iniciales apuntaban al suicidio, y al final de la autopsia, las autoridades anunciaron que no había hallazgos que apuntaran a la participación externa.
 
Dos ataques, cero cargos
El segundo ataque terrorista tuvo lugar el 18 de julio de 1994, en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El atentado dejó 85 muertos y más de 300 heridos. Aunque las huellas claramente llevaron a Irán y Hezbollah como los culpables, ni una sola persona ha sido acusada del bombardeo hasta el día de hoy.
 
Dos años antes, el 17 de marzo de 1992, a las 2:50 pm, un automóvil conducido por un atacante suicida y cargado con explosivos se estrelló contra el edificio de la Embajada de Israel en la calle Arroyo 910, que había estado allí desde 1950. Veintinueve personas murieron y cientos resultaron heridas, incluyendo trabajadores de las embajadas, vecinos y quienes transitaban por el lugar. Ninguno de los ejecutores del ataque ni de los autores intelectuales fueron castigados en este caso.

El nuevo gobierno argentino, al parecer, está haciendo todo lo posible para resolver el misterio de los ataques terroristas que dejaron una oscura mancha en la, ya sombría, imagen argentina. El ataque a la Embajada de Israel probablemente será recordado como uno de los mayores fracasos del Mossad israelí, que tiene la reputación de un pulpo invisible con tentáculos de gran alcance. Las autoridades argentinas fracasaron miserablemente durante dos décadas y media en llevar ante la Justicia a los autores de los dos ataques terroristas más mortíferos del país.
 
¿Ha renunciado Israel a ajustar cuentas con los autores de estos dos graves ataques que se llevaron a cabo con sólo dos años de diferencia?
 
Ese puede ser el caso, a la luz de la reciente conducta del gobierno de Netanyahu, que no se molestó en enviar un solo ministro para conmemorar el 25º aniversario del bombardeo de la embajada israelí. Dejó a los sobrevivientes del ataque hacer frente a su dolor mental y físico por su propia cuenta, y seguir preguntándose por qué Israel no está haciendo todo lo que está en su poder para presionar al gobierno argentino para llevar a los perpetradores del ataque a la Justicia.
 
El tiempo no ha curado las heridas de las familias que perdieron a sus seres queridos y de las decenas de israelíes heridos en territorio argentino, en un ataque que aún no se ha resuelto.
 
Ahora, el nuevo gobierno en Buenos Aires está dispuesto a hacer esfuerzos supremos para resolver los misterios. Peña dijo a los periodistas israelíes que en los próximos meses quedaría claro si el fiscal Nisman fue asesinado o se suicidó, y expresó también que los dos ataques terroristas están de vuelta en la agenda del nuevo gobierno.

Sin embargo, ¿aprovechará el gobierno de Netanyahu esta gran oportunidad para traer justicia a las víctimas?