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Cultura

Los museos de New York se apresuran a reconocer las obras de arte robadas por los nazis

La medida del MoMA se produce cuando un nuevo proyecto de ley obliga a los museos a tener una señalización que reconozca las obras robadas que fueron saqueadas por los nazis. El proyecto forma parte de un paquete legislativo destinado a honrar a los sobrevivientes del Holocausto.

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Agencia AJN.- En el Museo de Arte Moderno de New York, en el centro de Manhattan, los conservadores se apuran a revisar la extensa colección para determinar qué obras, si es que hay alguna, fueron robadas a las víctimas judías del genocidio nazi. El museo alberga unos 800 cuadros que «estuvieron o pudieron estar en la Europa continental durante la época nazi», según su página web.

La medida del MoMA se produce en el momento en que un nuevo proyecto de ley estatal ordena que las obras de arte y los artefactos robados en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, que ahora se exponen en los museos de New York, deberán tener una señalización que reconozca que fueron robados por los nazis.

El proyecto de ley forma parte de un paquete legislativo firmado por la gobernadora de New York, Kathy Hochul, a principios de este mes, destinado a honrar a los sobrevivientes del Holocausto. La ley exige que los museos del Estado, donde viven cerca de 40.000 sobrevivientes del Holocausto, exhiban un cartel o una señal junto a las obras de arte anteriores a 1945 que fueron saqueadas o vendidas por el régimen nazi. Según el texto de la legislación, los alemanes robaron 600.000 obras de arte durante la época nazi, de las cuales unas 100.000 siguen desaparecidas.

En respuesta a la nueva ley, los museos locales están tomando medidas para evaluar la sombría historia de algunos de sus artefactos.

En una declaración a The Jerusalem Post, un portavoz del MoMA expresó: «Con respecto a la nueva legislación (S117A), actualmente no conocemos ninguna obra de arte en el MoMA que requiera una acción. Estamos revisando cuidadosamente la legislación e integraremos el cumplimiento de sus disposiciones en nuestras mejores prácticas existentes para la gestión de la investigación sobre la procedencia, que incluyen: compartir y publicar la investigación, proporcionar recursos e información sobre la procedencia al público en nuestro sitio web, mantener nuestros archivos abiertos a los investigadores, y buscar y acoger sistemáticamente cualquier información adicional sobre la procedencia de todas las obras de la colección del museo».

Los museos neoyorquinos estuvieron en el centro del escrutinio y los debates sobre quién tiene la legítima propiedad de las obras de arte robadas por los nazis.

El MoMA puso en marcha el Proyecto de Investigación de Procedencia en el año 2000 para identificar las obras de arte que cambiaron de manos bajo el régimen nazi.

Por otro lado, según el sitio web del Museo Guggenheim, su personal de investigación «identificó inicialmente unas 275 obras que cambiaron de manos en la Europa continental entre 1932 y 1946, o que podría pensarse razonablemente que lo hicieron».

Además, el Guggenheim, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo Whitney de Arte Americano y el Museo de Brooklyn no revelaron cómo planean cumplir con la nueva ley, y no respondieron a la solicitud de comentarios del Post.

En 2018, el Guggenheim devolvió un cuadro de 1915 de un grupo de soldados desnudos en una ducha a los familiares sobrevivientes del marchante de arte judío alemán Alfred Flechtheim, a quien los nazis quitaron la ilustración, informó el New York Post.

El Met también devolvió a lo largo de los años obras de la Europa de la época nazi, por ejemplo en 2020 la obra de una copa de plata del siglo XVI a los herederos de una pareja judía asesinada en un campo de concentración en 1944.

Sin embargo, los museos neoyorquinos también lucharon por retener piezas supuestamente robadas.

El año pasado, un tribunal federal de apelación dictaminó que el Met podía conservar un cuadro de Picasso de 100 millones de dólares en sus salas. La familia del anterior propietario dijo que se vendió para financiar el escape del dueño de la Alemania nazi.

 

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Cultura

El mundo celebró el Día Internacional del Falafel

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Agencia AJN.- El mundo celebró el 12 de junio el Día Internacional del Falafel y los festejos se extendieron a todo el mes.

El falafel, que es usualmente asociado a la cocina israelí, consiste en croquetas de garbanzos fritas servidas en una pita o laffa, un pan chato. Entre los acompañamientos más populares se incluyen la ensalada israelí (pepinos y tomates con sal, pimienta y cebolla), humus (pasta de garbanzos), tahina (pasta de sésamo) y papas fritas.

El blogger e innovador norteamericano-israelí Ben Lang lanzó esta celebración en 2011 tras el éxito del Día Internacional del Humus. “Como esto tuvo tanto éxito pensé por qué no intentarlo otra vez y ver si tenemos algún impacto”, expresó a Arutz Sheva. Su objetivo fue que el mundo hablara de la comida israelí.

A continuación, compartimos una receta de este plato tan popular en Medio Oriente:

Falafel (5-8 porciones)

Ingredientes:

– 1 ½ taza de garbanzos secos
– ¼ taza de perejil picado
– ½ cebolla picada
– 3 dientes de ajo picados
– 2 cucharaditas de semillas de cilantro
– 1 cucharadita de semillas de alholva (puede reemplazarse por más cilantro o comino)
– 3 cucharaditas de semillas de comino
– 1 cucharadita de polvo de chile
– 3 cucharadas de harina de trigo + ¼ taza
– ¼ cucharadita de ácido cítrico o 2 cucharadas de jugo de limón
– Aceite para freír
– Sal a gusto

Pasos:

– Poner los garbanzos en un bowl mediano. Llenarlo con suficiente agua para cubrirlos y un centímetro más. Dejar remojar al menos ocho horas.
– Escurrir y procesar en una máquina. Allí mismo agregar el perejil, el ajo, la cebolla, 1 cucharada de sal y 2 cucharadas de harina.
– Continuar procesando hasta que la mezcla esté molida pero no pastosa. Una vez que tenga buena consistencia transferir a otro bowl.
– Medir las semillas y tostarlas en una pequeña sartén. Dejar enfriar y moler con un mortero.
– Agregar a la mezcla de la procesadora las semillas, el chili, el cilantro, el resto de la harina, sal a gusto y ácido cítrico. Mezclar y dejar reposar en la heladera una hora.
– Preparar una olla para freir con diez centímetros de aceite. Calentar.
– Preparar las bolas de falafel. Armar del tamaño de una nuez grande. Pasar por harina.
– Una vez que el aceite esté caliente poner algunos falafel en la olla y dejar lugar entre ellos. Cocinar por 4 minutos.
– Quitar y freír el resto. Servir con humus tibio o frio y pita.

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Cultura

Aaron Lansky deja su cargo como presidente del centro que reúne 1,5 millones de libros en idish

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Agencia AJN.- Steven Spielberg ya había donado dinero al Centro del Libro Idish cuando preguntó si su fundador, Aaron Lansky, podría viajar a Los Ángeles y visitar su oficina.

El cineasta no suele reunirse con los beneficiarios de su filantropía, comentó Lansky recientemente, pero quería explicarles su apoyo a lo que ahora es la Biblioteca Digital Idish Steven Spielberg del YBC, una colección online de más de 12.000 títulos en idish.

“Tienes que entender que mi trabajo es contar historias”, recuerda Lansky que le dijo Spielberg. “La idea de que hay kilómetros de historias judías que aún no se han contado es simplemente irresistible para alguien como yo”.

Más de un visitante del campus del YBC en Amherst, Massachusetts, ha comparado las estanterías de libros en idish, rescatados de contenedores de basura, áticos y sótanos de lectores mayores, con el colosal almacén gubernamental que se ve en la escena final de “En busca del arca perdida”.

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Pero Spielberg también pareció comprender el motor de Lansky, quien se jubila este mes como presidente del centro. Lansky comenzó yendo puerta por puerta, pidiendo a los judíos mayores y a sus descendientes los libros que de otro modo habrían tirado.

El proyecto de rescate podría fácilmente haber quedado en un almacén de libros viejos, tesoros polvorientos que se pudren en la oscuridad, a los que ocasionalmente acceden académicos y aficionados.

En cambio, la colección de aproximadamente 1,5 millones de volúmenes es solo la base de una institución que ahora incluye clases de idish, becas académicas, un programa de formación para traductores, congresos académicos, una editorial de libros traducidos, un archivo de historia oral, un podcast y esa biblioteca digitalizada de libros idish, tanto clásicos como desconocidos.

“No se trata solo de coleccionar libros”, dijo Lansky, de 69 años, recordando que siempre tuvo una visión que iba más allá de almacenar libros sin leer. Es realmente toda una cultura, toda una civilización, toda una época histórica que necesita representación, que quiere contar su historia.

La decisión de Lansky de dejar su cargo es voluntaria (su sucesora es Susan Bronson, directora ejecutiva del centro durante los últimos 14 años) y gradual (anunció su jubilación hace 16 meses y permanecerá dos años más como asesor principal a tiempo parcial). Tiene muchas ganas de escribir, leer y reflexionar sobre el papel del idish en un mundo judío dominado por un Israel de habla hebrea y una Norteamérica de habla inglesa.

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