Agencia AJN.-Ahora que la campaña electoral ha quedado atrás y ya se conocen los resultados de las elecciones, es un buen momento para analizar de la situación de Israel, no sólo desde el punto de vista político sino también regional y de seguridad, y cómo seguirá adelante.

Buena parte de lo que suceda en este aspecto dependerá de la veracidad de los dichos del primer ministro Binyamin Netanyahu que, en declaraciones al Canal 12 de Noticias de Israel el 7 de abril, aseguró que planea extender la soberanía israelí a los asentamientos de la Margen Occidental, tanto los pequeños, aislados, como los grandes bloques.

Varios medios árabes recuerdan en las últimas horas estos dichos de Netanyahu, y señalan al mismo tiempo que la mayoría de los analistas políticos vieron esta promesa como «una oferta calculada antes de las elecciones, para desviar los votos de los rivales de extrema derecha que desde hace mucho tiempo abogan por la anexión de estos territorios».  Si finalmente decide llevarla a cabo, seguramente desatará una ola de reacciones violentas en los territorios y la Franja de Gaza, a la que se sumarán reacciones y condenas a nivel internacional.

De acuerdo con el experto israelí en seguridad y defensa Yossi Melman, si Netanyahu no cumple con esta promesa, hará un esfuerzo por preservar el status quo en la Franja de Gaza y la Margen Occidental, y mantener al pueblo palestino dividido, con dos liderazgos enfrentados, y sin emprender negociaciones de paz con la Autoridad Palestina. Mientras tanto, explica el analista, continuará transfiriendo el dinero de Qatar a la Franja de Gaza para “comprar” tranquilidad relativa, incluso si los habitantes del sur de Israel sufren una guerra de desgaste.

Netanyahu también intentará evitar una guerra en cualquiera de las fronteras de Israel: Siria, Líbano y la Franja de Gaza y la escalada de violencia en la Ribera Occidental. Al mismo tiempo, tratará de frenar – en todo lo posible y mediante la coordinación con el presidente ruso Putin – el afianzamiento de la presencia militar de Irán junto a las fronteras de Israel y coartar las posibilidades de que envíe armamento a Hezbollah.

El Acuerdo del Siglo

También en este punto coinciden hoy los medios árabes e israelíes, y se preguntan qué influencia tendrá en el futuro inmediato el plan de paz de la Casa Blanca, al que el presidente Donald Trump ha apodado el “Acuerdo del Siglo”.

Según el diario libanés The Daily Star, “si el plan de paz norteamericano requiere concesiones territoriales israelíes, no cabe duda de que enfurecerá a los aliados y rivales de derecha de Netanyahu. Algunos de esos conservadores reaccionaron con furia en febrero pasado ante informes de que el plan de Trump podría abordar temas de larga data, y políticamente incendiarios, como las fronteras entre Israel y los palestinos. Temían que esto fuera la antesala de un Estado palestino, al que se oponen”.

«Netanyahu tendrá que lidiar con las diferencias dentro de su coalición», explica Ofer Zalzberg, analista senior de International Crisis Group, citado por este medio.

Del lado israelí, los expertos calculan que el premier israelí aguardará a que sean los palestinos quienes rechacen la propuesta estadounidense, sin que él tenga que expresarse al respecto, y definir con quién habrá de enemistarse. Si pierde o resquebraja la relación con su mayor aliado, Donald Trump, o pone en riesgo la coalición de gobierno.

Política interna y seguridad

El futuro de Israel en materia de seguridad depende también en gran medida de quién sea nombrado ministro de Defensa. El candidato que más posibilidades parece tener es el ex titular de la cartera, Avigdor Liberman. Su partido, Israel Beitenu, se perfila como absolutamente necesario para que Netanyahu pueda formar una coalición y – con margen estrecho – gobernar.

Liberman presentó una lista de exigencias que tienen que ver con cuestiones de religión y Estado, inmigrantes y otros temas. Sin embargo, su principal demanda es volver a estar al frente del Ministerio de Defensa, pero esta vez con todos los poderes y la autoridad para “derrocar a Hamás” e implementar una respuesta extrema ante cada ataque contra Israel que provenga de la Franja de Gaza. Avigdor Liberman se opone también a la transferencia del dinero qatarí a Gaza y exige la aprobación de la ley que imponga la pena de muerte a terroristas.

En este caso, habrá un cambio en la política de seguridad de Israel. Si Binyamin Netanyahu acepta las condiciones de Liberman y le entrega el Ministerio de Defensa, esta vez tendrá que permitirle implementar su doctrina.  Avigdor Liberman ya ha demostrado más de una vez que no tiene ningún inconveniente en renunciar a un cargo, aunque el gobierno caiga o el mundo se venga abajo.