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Opinión. Las lecciones de Año Nuevo de las protestas iraníes

AJN [Por Seth Frantzman*/The Jerusalem Post].- Las protestas en Irán nos indican que incluso cuando el pueblo se enfrenta al poder del Estado está dispuesto a arriesgarlo todo.

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AJN [Por Seth Frantzman*/The Jerusalem Post].- Días después de que estallaran protestas a lo largo de Irán, muchas personas todavía están tratando de comprender cómo sucedió. Durante el otoño [boreal] de 2017, los medios occidentales estuvieron llenos de historias sobre cómo Irán se unía frente a las críticas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La evidencia de eso se basaba, en gran parte, en algunas citas o incluso tuits locales cuidadosamente escogidos, a pesar del hecho que muchos sitios de redes sociales están bloqueados en Irán. Ahora, analistas y expertos están luchando por entender lo que pasó.

La primera lección de las protestas en Irán es que las protestas en general no son predecibles. Comienzan, como las protestas por el queso cottage en Israel o la autoinmolación que llevó a la “Primavera Árabe” en Túnez en 2011, por algo local y pequeño. También pueden coordinarse usando aplicaciones como Telegram.

Irán ha estado proyectando fortaleza durante años. Tras el acuerdo nuclear con los Estados Unidos se ha vuelto aún más agresiva en su postura, alentando a sus milicias chiítas delegadas en Irak, Siria, el Líbano y Yemen para incrementar su visibilidad. Ha caído cualquier máscara que oscurecía la estructura tipo pulpo de las relaciones exteriores del régimen.

Qasem Soleimani, el comandante de la Fuerza Quds de Irán, casi se ha convertido en una estrella de cine en Medio Oriente, sin talento para el espectáculo, pero con toda virilidad. Debe haber sido sorprendente para él ver que las protestas no solo apuntan contra delegados respaldados por Irán como Hezbollah, sino específicamente contra él mismo. Después de todo, ¿no era Soleimani el gran héroe de los últimos años, deteniendo al Estado Islámico en Irak y salvando al presidente sirio Bashar Assad de los “terroristas takfiri”?

Solía ser, durante la época del acuerdo con Irán, que el régimen actuara la rutina del “policía bueno, policía malo” que había perfeccionado al tratar con medios extranjeros y Occidente. “Si no firmas el pacto o lo abandonas, entonces la línea dura será empoderada”, susurrarían los “moderados”. Y ese susurro se convirtió en un coro. Esta narrativa todavía existe. Guglee “EE.UU. Irán acuerdo línea dura empoderados” y encontrará que esta narrativa es anticipada por Reuters, Al-Jazeera, Al-Monitor, The Atlantic, Business Insider y VOA News. Y ésa es solo la primera página de los resultados de Google. El Instituto Cato señala que preservar el acuerdo con Irán “también ayudaría a empoderar a [el presidente Hassan] Rouhani y su equipo y a socavar el mensaje de la línea dura”.

Solo The Wall Street Journal disiente. En enero de 2016 escribió: “El acuerdo nuclear alimenta a la línea dura de Irán”.

Pero no hay moderados y línea dura. Todo el régimen es de extrema derecha, de línea dura, simplemente ha presentado un buen espectáculo durante casi cuatro décadas. Javad Zarif, el gato de Cheshire que hace las veces de canciller de Irán, escribió en octubre: “[H]oy, los iraníes -niños, niñas, hombres, mujeres- son todos IRGC [Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, por su sigla en inglés], parados firmes con quienes nos defienden y a la región contra la agresión y el terrorismo”.

Pero no todos los niños, niñas, hombres y mujeres de Irán quieren ser IRGC. Según los manifestantes, quieren que termine el malestar económico. Quieren un futuro que no involucre a extremistas barbudos “aleccionándolos” interminablemente sobre el “gran Satán”. Quieren el derecho a no tener que cubrirse el cabello, un derecho humano del cual goza la mayoría de la gente en el mundo. Quisieran usar Internet normalmente y no ser privados de más de una cuarta parte de sus sitios, incluida la mitad de los 500 más populares que disfrutan otros en el mundo. No ven por qué su país está desperdiciando dinero en guerras externas y militarismo. No aprecian la represión a las minorías, como los kurdos, los árabes, los baluchis, los azeríes y otros.

Al llegar el Año Nuevo, las lecciones de Irán nos dan esperanzas para la región y el mundo. El 2017 fue el año en que el Estado Islámico perdió el 99 por ciento de su territorio. Pero también fue el año en que regímenes autoritarios como Irán continuaron su marcha. Puede haber señales positivas de que Arabia Saudita avanza lentamente hacia una reforma, pero en general, aunque la marea parece haberse vuelto contra el extremismo islamista de extrema derecha, ésta no ha resultado en una gran esperanza para el futuro. Las protestas en Irán nos dicen que incluso cuando el pueblo se enfrenta al poder del Estado, está dispuesto a arriesgarlo todo. Los videos muestran cómo derriban carteles y escriben “muerte al dictador”. Quienes pasaron sus vidas enteras bajo la constante propaganda buscan la libertad que les han negado. La mejor lección que pueden enseñarnos a los de afuera es ser críticos de las narrativas que nos han vendido.

CGG

* Editor de la sección Opinión del diario israelí en ingles The Jerusalem Post y disertante sobre Cultura estadounidense en la palestina Universidad Al-Quds.

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El presidente de Israel en el Hospital Soroka: “Esto es un crimen de guerra”

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Agencia AJN.- El presidente de Israel, Isaac Herzog, visitó el Hospital Soroka en Beer Sheva esta mañana, luego de que el edificio fuera alcanzado por un impacto directo de un misil iraní.

Herzog fue recibido por el director del hospital, Shlomi Kodesh, junto con médicos, enfermeros y pacientes, judíos y musulmanes, provenientes del Néguev, el sur del país.

“Nos reunimos para observar la destrucción y la devastación causadas por un misil iraní disparado indiscriminadamente con la única intención de segar vidas inocentes en un hospital. ¡Esto es un crimen de guerra!”, expresó Herzog.

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“En estas imágenes, vemos dos cosas: vemos el rostro del mal y el terror sembrados por los ayatolás en Teherán, y al mismo tiempo vemos la resiliencia y la fuerza de la sociedad israelí, unida en nuestro deseo de que todos los pueblos de esta región vivan en paz”, agregó.

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Opinión. De Ben Gurión a Netanyahu: Una decisión sobre la continuidad del Estado

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Ben Gurion Netanyahu

Agencia AJN (Por Oren Solomon*/C14).- «Por la presente, declaramos la continuidad de la existencia del Estado de Israel…». Así debió haber comenzado su discurso a la nación el primer ministro tras el lanzamiento del ataque preventivo de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) a Irán. Esa decisión, que recae sobre los hombros del primer ministro, es de la misma magnitud que el establecimiento del Estado. En 1947, David Ben Gurión decidió aceptar el Plan de Partición y establecer un Estado, y en 2025, Benjamin Netanyahu decidió evitar su destrucción y garantizar su continuidad.

Contexto

El Estado de Israel ha estado bajo una amenaza existencial desde su fundación. Inicialmente, la amenaza estaba liderada por seis ejércitos árabes que planeaban conquistar la totalidad del recién declarado Estado de Israel. Con el paso de los años, la amenaza se ha consolidado y simplificado en ejércitos y coaliciones de países árabes cercanos (Egipto, Siria, Jordania) y lejanos (Irak). En las últimas décadas, nuestros enemigos, las organizaciones terroristas palestinas (Fatah, Hamás, Yihad Islámica), así como Hezbollah, han llevado a cabo no solo actos de terrorismo y asesinato, sino también un intento de hacer realidad su visión de destruir a Israel mediante el plan ofensivo del 7 de Octubre.

Ese plan no era solo un intento de cometer asesinatos y secuestros locales, sino que formaba parte de un plan múltiple, bajo los auspicios de Irán, para ocupar y destruir el Estado de Israel. El ataque de Hamás debía ser el primer paso, una especie de «entrada», tras el cual la Fuerza Radwan atacaría en el norte, los árabes de Judea y Samaria en Samaria y las ciudades del Sharon, y más tarde, los árabes de Israel y las milicias de Siria, e incluso de Jordania. Todo ello bajo el auspicio del lanzamiento de misiles iraníes, previsto para sitios estratégicos, bases aéreas y otros lugares.

Irán no solo habría patrocinado, sino también financiado, dirigido y facilitado estratégicamente el terrorismo contra Israel, todo como parte de su deseo de destruir el Estado de Israel (en Teherán hay un reloj en cuenta regresiva desde el año 2040 hasta el momento de la destrucción de Israel… ¡Esta es una oportunidad para que los pilotos de la Fuerza Aérea lo destruyan!).

Pero Irán no se conformó con usar «solo» el terror y un círculo de fuego, sino que buscó obtener armas nucleares, todo con el fin de destruir Israel, ya sea mediante ataques de ejércitos terroristas y lanzamiento de misiles bajo la apariencia de un paraguas nuclear o utilizando sus propias armas nucleares.

Irónicamente, ese deseo de Irán nunca se ocultó, pero el mundo y los organismos de la ONU siguieron haciendo la vista gorda y llevando negociaciones como si se tratara de un acuerdo para detener la producción de petróleo para uso civil.

El Estado de Israel y el primer ministro

Por otro lado, el Estado de Israel, bajo el liderazgo de Netanyahu, reconoció la amenaza existencial y lideró una lucha multidimensional de varios años para intentar detener la nuclearización de Irán. Esa lucha incluyó medidas diplomáticas, combinadas con presión y sanciones económicas, que condujeron al acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), liderado por los Estados Unidos.

Sin embargo, ni siquiera ese acuerdo, del que el presidente Trump se retiró en su primer mandato (2018), impidió que Irán continuara su búsqueda de la bomba atómica. Esos intentos alcanzaron su punto álgido en los últimos años, cuando Irán alcanzó una cantidad de uranio enriquecido a más del 60% en una cantidad de cientos de kilogramos, suficiente para unas 10 bombas atómicas (aproximadamente del tamaño de la de Hiroshima).

Además, Irán logró burlar a la AIEA e impulsar en secreto un plan para convertir el material enriquecido en una bomba (del grupo armamentístico cuyo objetivo es producir el dispositivo en el que se producirá la explosión, el cual se instalará en un misil). En los últimos meses se han observado crecientes indicios de progreso en el programa del grupo armamentístico, incluyendo la realización de pruebas.

Esa medida requiere una decisión crucial por parte de Israel: ¿puede el Estado de Israel seguir existiendo bajo la amenaza de una bomba nuclear iraní? En este contexto, el proceso de avance de la preparación militar para frustrar las intenciones de Irán está en pleno apogeo.

Este plan, basado en diversas capacidades operativas y con muchos años de antigüedad (no se detallará en este artículo), recibió la orientación y los ajustes necesarios en los últimos meses, según declaró el primer ministro, y se implementó en la noche del pasado jueves 13 de junio de 2025.

El complejo proceso nacional de toma de decisiones, parte del cual conozco desde adentro, se desarrolló durante muchos años, en medio de importantes dilemas (la capacidad de ejecución, el logro requerido, el costo para nuestras Fuerzas Armadas, el costo para el Frente Interno, el costo político y económico, entre otros), y resultó en una decisión crucial: la continuidad del Estado de Israel y la prevención de una amenaza existencial en manos nucleares. Por eso se dice que es una decisión a lo Ben Gurión, es decir, una decisión sobre la continuidad del Estado, incluso a un alto costo y con posibles riesgos, pero el objetivo principal es lo que importa.

El propósito del ataque preventivo

El propósito del ataque preventivo (un ataque dirigido a impedir que Irán alcance una bomba nuclear) es destruir su capacidad nuclear o dañarla significativamente. Entre los logros adicionales se encuentran la reducción de la capacidad de misiles y la precisión de Irán. El propósito estratégico es cambiar fundamentalmente la realidad estratégica regional (y añadiría, global). Restaurar la disuasión israelí, romper el Eje del Mal y, esta vez, dañar seriamente la cabeza de la serpiente.

Por lo tanto, los responsables israelíes deben actuar de acuerdo con el objetivo principal y el propósito estratégico. Solo cuando logremos esos logros, y no antes (debido a presiones estadounidenses, internacionales o de otro tipo), deberíamos entrar en un mecanismo de terminación que garantice el desmantelamiento continuo de toda la capacidad nuclear de Irán (el modelo libio a gran escala) y abarque todas las áreas de la amenaza iraní: el fortalecimiento de los misiles tierra-tierra, la activación de agentes terroristas y su financiamiento, la apertura del estrecho de Bab el-Mandeb, entre otras. Esta es una oportunidad única en una generación y debemos aprovecharla al máximo.

* Experto en estrategia, Irán y otros ámbitos y ex alto funcionario en la Oficina del Primer Ministro.

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