Agencia AJN.- Un príncipe saudí y un ex funcionario de alto nivel del gobierno lanzaron el domingo un ataque feroz contra Israel, describiendo al estado judío como un ocupante y autor de un «Apartheid», y diciendo que la paz seguirá siendo difícil de alcanzar hasta la creación de un estado palestino según las líneas de 1967.

«Los gobiernos israelíes han arrestado a miles de habitantes de las tierras que están colonizando y los han encarcelado en campos de concentración bajo las más endebles acusaciones de seguridad: jóvenes y viejos, mujeres y hombres que se pudren allí sin recurso ni justicia», dijo Turki al-Faisal al Saud, el ex jefe del servicio de inteligencia del reino árabe, en una mesa redonda en Bahrein a la que también asistió el ministro de Relaciones Exteriores israelí Gabi Ashkenazi.

«Están demoliendo casas como quieren, y asesinan a quien quieren. Sin embargo, el Parlamento israelí aprobó una ley que define la ciudadanía de Israel como exclusivamente judía, negando a los habitantes no judíos de Israel la igualdad de derechos ante la ley. ¿Qué clase de democracia es esa?», agregó.

También lamentó la construcción por parte de Israel de la barrera de seguridad de Cisjordania, que llamó «muro del Apartheid».

El príncipe saudí, que hasta la aparición del domingo se consideraba relativamente bien dispuesto hacia Israel, hizo los comentarios en la sesión de clausura de la conferencia del Diálogo de Manama, organizada por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

Al-Faisal dirigió la inteligencia saudí durante más de dos décadas y sirvió como embajador del reino en los Estados Unidos y el Reino Unido. Aunque actualmente no ocupa ningún cargo oficial, se considera que su postura es muy similar a la del Rey Salman. En cambio, el Príncipe Heredero saudita Mohammed bin Salman ha dado señales de una mayor disposición a colaborar discretamente con Israel para contrarrestar su enemigo común, el Irán, e impulsar la inversión extranjera en el reino.

Ashkenazi, en sus comentarios justo después de que la realeza saudita concluyera sus observaciones iniciales, se refirió brevemente al discurso de Al-Faisal. «Al principio de mis observaciones quisiera expresar mi pesar por los comentarios del representante saudí. No creo que reflejen el espíritu y los cambios que se están produciendo en Medio Oriente», dijo, hablando por vídeo desde Jerusalén.

Ashkenazi respondió por Twitter más tarde: «Las falsas acusaciones del representante saudí en la Conferencia de Manama no reflejan los hechos ni el espíritu y los cambios que se están produciendo en la región. Rechacé sus observaciones y subrayé que la era del ‘juego de culpas’ ha terminado. Estamos en los albores de una nueva era. Una era de paz».

Al-Faisal comenzó su discurso subrayando que hablaba a título privado, tras lo cual lanzó una amarga diatriba contra Israel, describiendo al país como un matón de barrio sediento de sangre que siempre ha pisoteado todas las normas y estándares internacionales.

El príncipe saudita dijo que, si bien los dirigentes israelíes suelen describir a su país como un país amenazado existencialmente, en realidad es una nación poderosa con un arsenal nuclear masivo que realiza regularmente operaciones militares «a discreción» en Siria, el Líbano y otros lugares.

«Ofrecer amistad al reino de Arabia Saudita no ha impedido que los sucesivos gobiernos israelíes desaten a sus secuaces políticos y a sus sabuesos mediáticos de todos los países para denigrar y satanizar a Arabia Saudita», dijo.

Además, citó al rey saudita Salman y al príncipe heredero Mohammed diciendo repetidamente que una solución de dos estados, con Jerusalem Oriental como capital de Palestina y una «solución justa» para los refugiados palestinos, era «la única opción pacífica para todos».

Arabia Saudita ha insistido en que cualquier normalización entre el reino e Israel sólo puede ocurrir junto con un acuerdo de paz duradero que implique una solución de dos Estados para el conflicto israelo-palestino. El reino sigue declarando públicamente su apoyo inquebrantable a la Iniciativa de Paz Árabe, un acuerdo patrocinado por Arabia Saudita en 2002 que ofrece a Israel plenos vínculos con todos los Estados árabes a cambio de la condición de Estado palestino en el territorio que Israel capturó en 1967.

Refiriéndose a los Acuerdos de Abraham – los acuerdos de normalización que Israel firmó con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein – la realeza saudita dijo: «No se puede tratar una herida abierta con paliativos y analgésicos».

«Los Acuerdos de Abraham no son una escritura divina», añadió. Para que Arabia Saudita se una al acuerdo, dijo, la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, que pide un estado palestino según las líneas de 1967, «debe ser implementada».

Sólo una vez que se resuelva la cuestión palestina, Riad y Jerusalem podrán unirse para enfrentarse a su enemigo común, Irán, dijo para concluir.

Ashkenazi, que en un principio tenía previsto asistir a la conferencia en persona pero que finalmente pospuso su viaje al Golfo, dedicó la mayor parte de su discurso a la naturaleza histórica de los Acuerdos de Abraham.

«Los acuerdos representan un nuevo paradigma de paz. Simbolizan la elección de un futuro mejor sobre el pasado, del acuerdo y el consenso sobre el desacuerdo, y de la esperanza y la promesa sobre la desesperación», dijo.

Ashkenazi mencionó el hecho de que los aviones israelíes están volando ahora a los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, señalando que esto no habría sido posible sin la aprobación de Arabia Saudita. «Estamos muy agradecidos por este apoyo», dijo.

Los Acuerdos de Abraham no son a expensas de los palestinos, dijo el ministro de Relaciones Exteriores. «Todo lo contrario. Son una oportunidad que no debe perderse», añadió, pidiendo a Ramallah que entre en negociaciones directas con Israel sin condiciones previas.

En la sesión de preguntas y respuestas que siguió a las observaciones iniciales de los oradores, Al-Faisal, el príncipe saudita, dijo que los asentamientos israelíes en Cisjordania eran un factor de ruptura del acuerdo e instó a Jerusalén a «eliminar esos asentamientos y luego entablar negociaciones».