Agencia AJN.- Desde que decidiera retirarse en forma unilateral del acuerdo nuclear firmado con Irán, Estados Unidos – junto con Israel – ha estado intentando convencer a la Unión Europea de que no intente eludir las sanciones.

La Administración Trump reintrodujo todas las sanciones que fueron eliminadas en el marco del acuerdo impulsado por Barack Obama en 2015, y advirtió que quien continúe haciendo negocios con Teherán también será castigado. A China y Rusia, que también son firmantes del acuerdo, esta amenaza no les da miedo, pero el objetivo era dejar claro a las capitales europeas que no se beneficiarán mucho de sus intentos por mantener vivo el pacto con Irán.

Lo que el presidente norteamericano desea es un nuevo acuerdo, que incluya la prohibición del programa de misiles iraní y sus actividades terroristas en Medio Oriente. Francia, Gran Bretaña y Alemania trataron de convencer a Trump para que presionara a Irán por estas cuestiones pero sin retirarse del acuerdo, especialmente porque – según alegan – el presidente norteamericano nunca ofreció una mejor alternativa.

Trump abandonó el acuerdo firmado por Irán con las potencias poco después que el primer ministro Netanyahu presentara públicamente el archivo nuclear obtenido en un operativo secreto del Mossad, que aparentemente mostraba las intenciones ocultas de Irán para desarrollar armas nucleares.

Europa, la Agencia Internacional de Energía Atómica y varios funcionarios en Washington estaban menos impresionados, e incluso alegaron que la información revelada reforzaba la necesidad de un acuerdo para limitar las actividades nucleares de Irán, que no habría sido necesario si la comunidad internacional no hubiera estado preocupada por las intenciones de la República Islámica.

Ni siquiera la información de inteligencia proporcionada por Israel sobre atentados terroristas planificados por Irán en suelo europeo logró el efecto esperado. Para Europa, a pesar de todo, el acuerdo nuclear sigue siendo necesario y se debe implementar el nuevo mecanismo para eludir las sanciones e impedir que Teherán vuelva a tener vía libre para continuar su desarrollo nuclear.

Nada es para siempre

En las últimas horas – y después de muchas conversaciones y amenazas por parte de Irán – los europeos han dado el primer paso para esquivar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Teherán y para salvar el acuerdo nuclear, más allá de lo que pueda pensar o decir Donald Trump.

Francia, Alemania y el Reino Unido presentaron el mecanismo financiero bautizado como INSTEX (Instrumento de apoyo al intercambio comercial, por sus siglas en inglés) que – según explican – “facilitará el comercio legítimo” entre las empresas europeas e Irán.

El mecanismo especial, con sede en Francia, comenzará a funcionar en unos meses, y no incluirá, al menos en la primera etapa, al sector petrolero. El enfoque, según los europeos, es la ayuda humanitaria, medicamentos, productos agrícolas y la alimentación.

De todos modos, está claro que Estados Unidos no querrá hacer negocios con quienes utilicen el nuevo sistema ideado para burlar sus sanciones. Al mismo tiempo, cabe preguntarse qué empresas se arriesgarán a perder sus vínculos comerciales con Washington para entrar en el juego de Europa y su enfrentamiento a Trump.

Paradójicamente, en Irán quien sale beneficiado de este embrollo es el sector más conservador y radical, que desea ver el acuerdo nuclear muerto y sepultado. Mientras tanto, continúan impulsando la presencia en Siria, el envío de armas al Líbano y el programa de misiles, y poniendo a prueba la paciencia de los europeos.

En el último tiempo Europa ha comenzado a levantar el tono de su oposición al programa iraní de misiles, pero esto no parece preocupar a Teherán, que continúa aumentando su inversión y trabajo en el desarrollo misilístico.

Todo ello incrementa la posibilidad de que la paciencia de los europeos se acabe y muy pronto firmen el certificado de defunción del agonizante acuerdo nuclear. Por el momento, es pronto para hacer predicciones.