Agencia AJN.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está impulsando un enfoque radical a los desafíos de Gaza. En lugar de retocar viejas soluciones que no han funcionado, propone reasentar a los gazatíes en otro lugar y reconstruir Gaza a largo plazo.

Esto es diferente a la reconstrucción en el pasado, cuando Hamás dirigía Gaza y desviaba los materiales de construcción para construir túneles.

El plan de Trump para Gaza está tomando forma. Sin embargo, está claro que habrá resistencia en la región, ya que Egipto y Jordania no quieren acoger a cientos de miles de gazatíes. Qatar y Turquía, dos aliados de Estados Unidos, han respaldado a Hamás y no querrán que pierda sus propiedades en Gaza.

Ni siquiera está claro si Israel estará completamente de acuerdo con este plan, ya que su política en la última década y media ha llegado a aceptar el gobierno de Hamás en Gaza. Incluso durante 15 meses de guerra, el gobierno nunca presentó un plan para expulsar a Hamás de Gaza.

En esencia, Trump está lanzando una propuesta que «matará la hierba» en Oriente Próximo.

Puede que el objetivo no sea puramente lo que Trump dice que es; puede que asuma que 1,7 millones de gazatíes probablemente no querrán abandonar Gaza. Pero si golpea la hierba proponiendo una política tan radical, es posible que algunos países de la región se den cuenta de que Estados Unidos va en serio y decidan abordar el desafío de Gaza con más franqueza.

Muchos países de la región han considerado Gaza como una patata caliente, y no quieren tener nada que ver con ella. Esta es una de las razones por las que se ha permitido a Hamás gobernar Gaza desde 2007.

En retrospectiva, es obvio que nunca se debería haber permitido a Hamás gobernar Gaza, pero a muchos países no les importó lo suficiente como para impedirlo. La Unión Europea abandonó una misión de vigilancia en la frontera egipcia. Israel miró y dejó que sucediera. A Estados Unidos no le importó. A Egipto le pareció bien.

Hamás tomó el control y durante casi 20 años ha librado guerras interminables que han destruido Gaza. En retrospectiva, toda la región debería haber evitado que este infierno se materializara.

Hamás trajo el infierno a Gaza. También recibió apoyo del exterior: de Irán, Turquía, Qatar y otros países. Hamás también se infiltró en Occidente e incluso consiguió que Estados Unidos aceptara que sus dirigentes residieran en Qatar.

Además, Hamás consiguió alianzas con organizaciones de la ONU, medios de comunicación, ONG médicas y otras entidades para hacerse con el control de Gaza. Hamás se infiltró en todos los aspectos de la vida en Gaza para explotarla con fines bélicos.

Trump está dando palos de ciego al proponer que todo esto acabe ya. Si los gazatíes se van, entonces Hamás no podrá utilizarlos como escudos humanos. Si los gazatíes se van, entonces Hamás no podrá explotar, robar y vender la ayuda humanitaria.

Esto pondrá en peligro muchos puestos de trabajo de la ONU, porque la ONU cuenta con el sufrimiento en Gaza para obtener beneficios. Al parecer, algunos miembros de Hamás también se pluriemplean como trabajadores de la ONU. Todo esto forma parte del sistema de corrupción y chanchullos que sustenta el mal gobierno de Hamás en Gaza.

El concepto de «golpear la hierba» despertará ahora a las serpientes de Hamás y a todos los países, ONG y organizaciones que se benefician de la ruina de Gaza. Tal vez se presenten ahora para arreglar el problema.

Puede que Trump consiga una victoria aquí, no consiguiendo que todo el mundo abandone Gaza, como en la «conmovedora» propuesta, sino conmocionando a todos para que finalmente den un paso adelante con una solución.

La masacre del 7 de octubre ocurrió porque todo el mundo ignoró a Gaza y dejó que Hamás se hiciera demasiado fuerte. Israel subestimó a Hamás. Los países de la región no parecían dedicar recursos humanos de inteligencia a prevenir otra guerra de Hamás.

Hamás se hizo demasiado grande y peligrosa, matando a más judíos en un día que en ningún otro momento desde el Holocausto. Esto exige un cambio radical en Gaza.

Israel sólo ha dicho que quiere reducir las «capacidades» y la «gobernanza» de Hamás y prevenir las «amenazas» en Gaza. Esto es más jugueteo.

Lo que se requiere es un cambio importante. El objetivo de Trump al proponer sus ideas puede ser conseguir que los países acepten ser partes interesadas en la paz en Gaza, en lugar de limitarse a reconstruirla de nuevo y dejar que Hamás la dirija y la destruya de nuevo.

Autor: Seth J. Frantzman.
Fuente: The Jerusalem Post.