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Medio Oriente

Abdel Fattah Al-Sisi, entre la pared y la espada

AJN.- (Por Roxana Levinson, desde Israel) La Justicia egipcia anuló el acuerdo de transferencia de las islas Tirán y Sanafir, firmado por el presidente con Arabia Saudita, su antiguo benefactor. El pueblo, que salió a las calles a protestar – también por el involucramiento de Israel – festejó con euforia el fallo, que pone al presidente en serios aprietos.

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La reacción del público en el Tribunal Supremo Administrativo de Egipto sonó como un grito de gol en un estadio de fútbol y hasta hubo quienes entonaron el himno nacional. Es que la Corte decidió anular el acuerdo por el cual Egipto le cedería a Arabia Saudita dos islas en el Mar Rojo – Tirán y Sanafir – ya que, según el presidente Abdel Fattah Al-Sisi, éstas pertenecen por derecho a los sauditas.

La decisión de la Corte – que es definitiva e inapelable – indica que el Gobierno no presentó “ningún documento” que pruebe que la soberanía de las islas no es egipcia. Después de firmar el acuerdo con Arabia Saudita para entregar las islas, Al-Sisi explicó que el fundador de Arabia Saudita, Abdelaziz bin Saúd, pidió a Egipto que protegiera ese territorio, ya que en ese momento su país no contaba con una fuerza naval.

Después que se conociera la noticia de la cesión hecha por el presidente, los ciudadanos egipcios salieron a las calles a protestar por la decisión del Gobierno. Fueron las protestas más numerosas e intensas desde que la Plaza Tahrir impulsara la caída de dos gobiernos. La policía reprimió a los manifestantes y hubo una ola de arrestos, pero la inconformidad permaneció latente. Las protestas fueron tomando mayor impulso a medida que se acercaba la fecha de la resolución del Tribunal Supremo.

Tirán y Sanafir se encuentran en la entrada del Golfo de Aqaba, por donde se llega al puerto israelí de Eilat y que constituye la única salida que Israel tiene en el Océano Índico. El cierre del Estrecho de Tirán fue “casus belli”, uno de los móviles de la Guerra de los Seis Días, en 1967.

La faceta israelí del enojo egipcio

El presidente Al Sisi está en problemas. Por un lado, asumió un compromiso frente al implacable reino de Arabia Saudita que ahora no puede cumplir, por otro, su cumplimiento podría costarle su propia permanencia en el gobierno.

En las últimas semanas, el presidente intentó quitarle el tema al sistema judicial y pasárselo al Parlamento – donde tiene la mayoría asegurada – argumentando que los tratados internacionales deben ser aprobados por el Poder Legislativo. Pero la maniobra no funcionó. Movimientos de protesta, periodistas y ex altos cargos del Gobierno anunciaron que no importa lo que el Parlamento decida, debido a que estas islas están bajo soberanía egipcia, y cualquier renuncia de ellas es renunciar a la soberanía, ésta es una medida que requiere un referéndum.

En un ambiente de crecientes dificultades económicas, censura y problemas de seguridad, la cuestión de las islas podría ser la famosa “gota que colmó el vaso”.

Para colmo, la semana pasada fueron publicados informes detallados en medios de comunicación egipcios y árabes sobre las circunstancias de la firma del acuerdo, que indican entre otras cosas que Arabia Saudí a no colocar tropas en las islas, y respetar así el Acuerdo de Camp David firmado entre Anwar el-Sadat y Menajem Beguin en 1978.  La prensa egipcia difundió la vasta correspondencia entre El Cairo y Jerusalem al respecto, incluyendo mapas y la definición de cuestiones de seguridad, haciendo hincapié en el hecho de que Egipto aceptó todas las demandas de Israel, entre ellas el compromiso escrito de Arabia Saudita de que preservará el statu quo en las islas.

Israel declaró que no considera la cesión de las islas decidida por Al Sisi una violación del Acuerdo de Camp David y se comprometió a no intervenir en el proceso.

La espada de Damocles de Arabia Saudita

Las relaciones entre Egipto y Arabia Saudita están bien lejos de pasar por su mejor momento, y no sólo por la cuestión de las islas.  Egipto recibió muchos miles de millones en ayuda y un contrato de suministro de petróleo durante cinco años a precio preferencial y en préstamo de quince años. Arabia Saudita creyó que ese dinero era un pacto de compromiso mutuo.

Cuando, en octubre pasado, se sometió a votación en el Consejo de Seguridad una resolución relacionada con Siria, Egipto votó a favor de la propuesta rusa – lo cual significa el apoyo a la posición de Irán – mientras Arabia Saudita trabaja febrilmente para reducir su influencia en la región.

El reino saudita no se conformó con comentar que “la actitud de Egipto fue dolorosa”, sino que poco después la compañía petrolera Aramco, anunció que suspende el envío de productos derivados del petróleo a Egipto hasta nuevo aviso. Para Egipto esto significa un golpe fatal, sobre todo cuando las reservas con que cuenta actualmente son suficientes para dos meses.

El presidente Al-Sisi firmó un acuerdo para el suministro de un millón de barriles de petróleo al mes con Irak, una cantidad relativamente pequeña del consumo egipcio, que no alcanza para resolver ninguno de sus problemas. En el país ya se siente la escasez de petróleo, la tarifa del servicio eléctrico aumentó, y el petróleo comprado a otro país sin las condiciones especiales que le daba Arabia Saudita hace caer el tipo de cambio de la libra egipcia, que de todos modos ya estaba cayendo desde hace meses.

Volviendo a las islas, queda claro que Arabia Saudita no tiene intención de renunciar a ellas, no sólo por una cuestión de soberanía, sino también a causa de la humillación que siguió a los festejos de la firma del acuerdo sobre la transferencia, que resultó ser prematura.

En otras épocas, los presidentes egipcios podían firmar acuerdos como éste sin que el pueblo se enterase o se atreviera a salir a las calles. Pero la Primavera Árabe, incluso si no produjo resultados políticos impactantes, dio al pueblo un rol activo y decisivo que nunca antes había tenido, como quien puede conceder o quitar legitimidad a un régimen.

Por tanto, el presidente egipcio deberá tomar – muy pronto – una decisión que lo saque de este laberinto. Las consecuencias de un desplante a Arabia Saudita pueden ser nefastas, aún más. Al mismo tiempo, un nuevo intento de pasar por alto la decisión de la justicia y la voluntad popular podría volver a despertar en el pueblo el sueño de cambio, progreso y libertad, y para el presidente Abdel Fattah Al-Sisi la pesadilla de la Plaza Tahrir.

Medio Oriente

Jordania critica a los «colonos israelíes extremistas» por arrojar el contenido de un camión de ayuda a Gaza en la calle

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Agencia AJN.- Jordania acusa a «colonos israelíes extremistas» de atacar esta mañana dos convoyes de ayuda jordanos que transportaban alimentos a Gaza, uno a través de Kerem Shalom y otro a través del recién abierto paso fronterizo hacia el norte de la Franja de Gaza.

Los dos convoyes, organizados por la Organización Hachemita de Beneficencia jordana, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y organizaciones benéficas británicas, sudafricanas y estadounidenses, vieron cómo parte de su mercancía era arrojada a la calle, según Jordania.

La organización israelí Tzav 9, que se opone al envío de ayuda a Gaza mientras siga habiendo rehenes, organizó una manifestación en el paso fronterizo de Allenby entre Israel y Jordania durante la noche para bloquear los convoyes. Imágenes en las redes sociales mostraban a mujeres jóvenes sentadas en la carretera delante de un camión, mientras otros manifestantes sostenían banderas israelíes y fotos de los rehenes. No había signos de violencia en ninguna de las imágenes.

Durante la noche, las FDI declararon zona militar cerrada los alrededores del cruce.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania emite un comunicado en el que afirma que Israel incumplió su obligación de permitir la entrada de ayuda en Gaza. Los dos convoyes llegaron a su destino.

Ammán también pide a la comunidad internacional que castigue a Israel por los incidentes.

El Ministerio de Asuntos Exteriores dice a The Times of Israel que no ha recibido ninguna comunicación oficial de Jordania sobre el asunto.

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Medio Oriente

Las FDI se preparan para la ofensiva de Rafah, integrando los movimientos tácticos con la ayuda humanitaria

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Agencia AJN.- En la preparación de la ofensiva terrestre en Rafah, es importante subrayar que diferiría significativamente de las acciones anteriores en la Franja de Gaza. Esto se debe a las limitaciones estadounidenses, ya que no están dispuestos a tolerar víctimas civiles y exigen el suministro de ayuda humanitaria antes, durante y después de cualquier actividad militar. Los egipcios, por su parte, exigen una estricta coordinación en materia de seguridad.

Un solo proyectil mal disparado que mate a civiles inadvertidamente podría detener la operación por completo. En consecuencia, la tarea asignada a las Divisiones 98ª y 162ª se apartará en gran medida de sus operaciones habituales en el enclave, y su empleo de la potencia de fuego será extremadamente cauteloso.

Los estadounidenses ya han dejado claro que no tolerarán bajas civiles, lo que supone un reto casi imposible en una zona con más de un millón de civiles.

Se están llevando a cabo simultáneamente dos iniciativas: la coordinación con los egipcios y con los estadounidenses. Los egipcios están especialmente preocupados por un éxodo masivo de gazatíes a Egipto, potencialmente provocado por Hamás. Si Hamás se sintiera presionado por las acciones militares, podría empujar a los civiles hacia la frontera egipcia como táctica para presionar a Egipto para que detenga la operación israelí.

El ejército egipcio está en alerta máxima debido a la posible catástrofe de un escenario de fuga masiva, una lección aprendida de la fuga masiva del 7 de octubre. Este temor también ha llevado a El Cairo a ejercer una mayor presión sobre Hamás para que llegue a un acuerdo e intente impedir la acción militar israelí.

El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegó a Israel el miércoles y tiene previsto recorrer el puerto de Ashdod y el paso fronterizo de Kerem Shalom para examinar de cerca la transferencia de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

En tiempos normales, parecería absurdo que el máximo diplomático de la nación más poderosa del mundo, una persona muy ocupada, volara a través del globo sólo para supervisar los camiones que transportan harina a Gaza. Sin embargo, esto subraya el deseo de la administración Biden de que Israel amplíe sus esfuerzos para facilitar las operaciones en Rafah, si es que lo hace.

Junto con la iniciativa estadounidense de normalización con Arabia Saudí y una alianza de seguridad regional, Blinken pretende garantizar que las IDF hagan todo lo posible para evitar dañar a los no combatientes durante la entrada en Rafah y para mantener los esfuerzos humanitarios en Gaza, incluso durante las operaciones en su parte sur.

Por ejemplo, se indicará a Blinken con precisión dónde se encuentran las zonas de evacuación, cuántos hospitales y clínicas atenderán a los heridos y qué alimentos se proporcionarán a los evacuados de Rafah a las zonas humanitarias.

Todo el mundo en las IDF tiene claro que las fuerzas terrestres entrarán en Rafah. Completar los objetivos de guerra no será posible sin atravesar el último bastión de Hamás en Gaza. El plan operativo incluye varias etapas con capacidad para detenerse y ajustar la misión en función de la presión ejercida sobre Israel.

Con el fin de completar esta operación con las mínimas crisis de legitimidad internacional y los máximos logros militares, el estamento militar y de defensa israelí ha desarrollado recientemente un amplio plan humanitario-civil.

¿Cómo se logra esto? Inicialmente, se amplió el esfuerzo humanitario para la Franja de Gaza. Israel aumentó el número de camiones que entraban diariamente en el territorio (de 350 a 400), inundando la zona de ayuda. Es difícil argumentar que hay hambruna en Gaza cuando 100 camiones se dirigen al norte cada día y los mercados rebosan de alimentos.

Además, se instalaron hospitales de campaña en la zona humanitaria definida por las IDF en el área de Mawasi y cerca de los campamentos del centro de Gaza, y se repararon y abrieron las tuberías de agua del sur, centro y norte de la Franja de Gaza.

Una adición notable es el muelle flotante temporal del ejército estadounidense, que se está estableciendo frente a la costa de Gaza. Este muelle facilitará la recepción de ayuda humanitaria por mar, junto con el puerto de Ashdod, al que el Gabinete israelí ha ordenado que permita la entrada de ayuda adicional a través de Israel.

La operación en Rafah será un reto humanitario, independiente del reto internacional, dada la falta de legitimidad para continuar la guerra en Gaza, especialmente en una zona densamente poblada que alberga a más de un millón de personas.

Los militares calculan que casi 200.000 palestinos de un total de 1,4 millones han abandonado Rafah en las últimas semanas, principalmente hacia Jan Yunis y los campamentos centrales, y se están llevando a cabo intensos preparativos para la evacuación del millón restante, aunque no todos se marcharán a instancias de los militares hacia el norte.

Las IDF reconocen que la legitimidad internacional para continuar la guerra ha disminuido significativamente desde octubre. Para hacer frente a esto, es necesario aumentar los esfuerzos humanitarios, incluso si estos esfuerzos no son vistos favorablemente por el público israelí.

Mientras en Israel se quejan de cada camión cargado de alimentos que entra en el enclave, la Casa Blanca hace un seguimiento meticuloso de cada saco de arroz y harina que cruza la frontera a través de los puestos de control.

En su situación actual, Israel lleva más de medio año luchando en múltiples frentes, mientras que las soluciones tanto militares como políticas al conflicto del norte siguen siendo esquivas. Tanto los militares como el Gabinete de Guerra comprenden que Israel no puede permitirse rechazar las exigencias estadounidenses de gestos humanitarios hacia Gaza a cambio de un apoyo y una ayuda continuados de la Casa Blanca.

Si la operación se lleva a cabo, aunque no la detengan los estadounidenses y aunque se derrote a los cuatro batallones de Hamás en la zona, no constituirá una victoria total. El aspecto más crítico de Rafah es el bloqueo de las rutas de contrabando, que sólo puede producirse con plena coordinación con Egipto, ya que las IDF no quedarían expuestas a ataques si se decidiera construir una barrera subterránea en el lado egipcio.

Las IDF pueden llevar a cabo trabajos de exposición, pero son insuficientes para la destrucción completa de los túneles de contrabando. El contrabando también se ha llevado a cabo a través del propio cruce, por lo que la cooperación israelí con Egipto resulta esencial.

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