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Cultura

Avinu Malkeinu, una de las plegarias más profundas en los días de Iom Kipur

Agencia AJN.- Significa “nuestro Padre, nuestro Rey”, y representa el pacto entre el pueblo judío y Dios.

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Agencia AJN.- En las Altas Fiestas judías, se recita en las plegarias la frase “Avinu Malkeinu”, que significa “Padre nuestro, nuestro Rey”. Avinu Malkeinu representa el pacto entre el pueblo judío y Dios. La referencia a Dios como Avinu, nuestro Padre, enfatiza la cercanía y la compasión de un padre para con sus hijos. Así, Dios es nuestro Padre y necesitamos Su guía. Pero al mismo tiempo debemos recordar que estamos en presencia del Rey de Reyes y que debemos servirlo con temor y reverencia.

Avinu es el término que representa el amor de Hashem, el padre ercano, cariñoso, compasivo y protector que nos perdona porque nos ama. Malkenu es el soberano distante, estricto y severo que administra justicia. Nuestra relación con Dios debería ser tanto de amor como de temor. Amar a Dios sin nada de temor puede hacer que uno descuide sus estudios de Torá y su cumplimiento de los preceptos. Por el otro lado, un temor que no está balanceado con amor puede causar una falta de alegría y dejarnos como robots que sirven a Dios como autómatas.

Al referirnos a Dios llamándolo Avinu Malkeinu, estamos recordando que el Creador nos ama y que todo lo que hace es para nuestro propio bien y que Él es el único que tiene poder para salvarnos. Él puede anular los malos decretos y tiene acceso a recursos ilimitados para ayudarnos. Este título representa el aspecto de reverencia de nuestra relación con Él.

En Rosh Hashaná, el Año Nuevo Judío, Dios se sienta con los libros de juicio abiertos delante de Él. Esto nos recuerda que somos sirvientes de la corte del Rey. En este mundo actuamos con esta aparente distancia y nuestro cuerpo crea una barrera que reviste el alma y nos hace sentir como un siervo que sirve a su amo.

Así nos acercamos a Dios y nos motivamos a hacer teshuvá (remordimiento), por temor y reverencia. Nos damos cuenta de que Dios es el Rey supremo, que controla la vida y la muerte. Y nosotros somos completamente dependientes de Él y necesitamos arrepentirnos, porque Él es el que dirige el mundo.

Si bien tenemos que conectarnos con Dios a través del amor y también del temor, en estos días de la llegada del Mashíaj, nuestros Sabios nos enseñan que es más importante centrarnos en el aspecto del amor de nuestra relación con Él. El sagrado Baal ShemTov trajo al mundo este sendero de acercarnos y aferrarnos a Dios al cumplir con los preceptos con alegría y entusiasmo. El Baal Shem Tov solía decir: “Si las lágrimas abren las puertas del Cielo, entonces la alegría directamente las derriba!”. El camino del jasidismo es hacer todo con alegría.

Incluso podemos hacer teshuvá con alegría. Tal vez esto parezca difícil de aceptar, ya que hacer teshuvá suele asociarse con la autocrítica y la aflicción. Sin embargo, al percibir la imagen más completa, el proceso de arrepentimiento puede envolvernos de alegría, porque nos posibilita ver hacia dónde nos estamos dirigiendo y de qué manera podemos crear una relación más significativa con nuestro Creador. No existe felicidad más grande que el perdón que resulta de la expiación de los pecados.

La separación produce tristeza. Sin embargo, la Torá enseña que “a cada instante Dios renueva el mundo”. Esta es una idea muy revitalizadora: porque no importa lo que haya sucedido en el pasado, la reunión que tiene lugar a través del arrepentimiento nos repara la vida. El acto del arrepentimiento nos reúne con nuestro verdadero propósito en la vida: reconocer nuestra chispa Divina. Nos realínea con el ritmo de vida y renueva nuestras fuerzas. Además, de esa manera fortalecemos nuestro amor y nuestro apego a Dios. Nuestro corazón se vacía de todas las pesadas transgresiones y entonces nos queda lugar para los sentimientos de afecto y cercanía.

Nuestro viaje por la vida comprende movimientos repetidos de separación y retorno – de una existencia fragmentada y rota a un anhelo de Unión y bienestar. Al orar con los dos términos -Avinu y Malkeinu- básicamente estamos dirigiendo nuestras plegarias a través de dos canales diferentes, recordándonos a nosotros mismos que hay tanto una necesidad de respeto como de amor en nuestra relación con nosotros mismos, y con los demás, y con Dios. Y también nos recuerda que el mismo Dios Que nos castiga es el mismo que nos ama. Esta realidad multiabarcadora nos ofrece la oportunidad de volver a empezar desde cero cada día, y de corregir todo aquello que haga falta en nosotros mismos, en nuestras relaciones y en nuestras vidas.

Fuente: breslev.co.il/

Cultura

El mundo celebró el Día Internacional del Falafel

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Agencia AJN.- El mundo celebró el 12 de junio el Día Internacional del Falafel y los festejos se extendieron a todo el mes.

El falafel, que es usualmente asociado a la cocina israelí, consiste en croquetas de garbanzos fritas servidas en una pita o laffa, un pan chato. Entre los acompañamientos más populares se incluyen la ensalada israelí (pepinos y tomates con sal, pimienta y cebolla), humus (pasta de garbanzos), tahina (pasta de sésamo) y papas fritas.

El blogger e innovador norteamericano-israelí Ben Lang lanzó esta celebración en 2011 tras el éxito del Día Internacional del Humus. “Como esto tuvo tanto éxito pensé por qué no intentarlo otra vez y ver si tenemos algún impacto”, expresó a Arutz Sheva. Su objetivo fue que el mundo hablara de la comida israelí.

A continuación, compartimos una receta de este plato tan popular en Medio Oriente:

Falafel (5-8 porciones)

Ingredientes:

– 1 ½ taza de garbanzos secos
– ¼ taza de perejil picado
– ½ cebolla picada
– 3 dientes de ajo picados
– 2 cucharaditas de semillas de cilantro
– 1 cucharadita de semillas de alholva (puede reemplazarse por más cilantro o comino)
– 3 cucharaditas de semillas de comino
– 1 cucharadita de polvo de chile
– 3 cucharadas de harina de trigo + ¼ taza
– ¼ cucharadita de ácido cítrico o 2 cucharadas de jugo de limón
– Aceite para freír
– Sal a gusto

Pasos:

– Poner los garbanzos en un bowl mediano. Llenarlo con suficiente agua para cubrirlos y un centímetro más. Dejar remojar al menos ocho horas.
– Escurrir y procesar en una máquina. Allí mismo agregar el perejil, el ajo, la cebolla, 1 cucharada de sal y 2 cucharadas de harina.
– Continuar procesando hasta que la mezcla esté molida pero no pastosa. Una vez que tenga buena consistencia transferir a otro bowl.
– Medir las semillas y tostarlas en una pequeña sartén. Dejar enfriar y moler con un mortero.
– Agregar a la mezcla de la procesadora las semillas, el chili, el cilantro, el resto de la harina, sal a gusto y ácido cítrico. Mezclar y dejar reposar en la heladera una hora.
– Preparar una olla para freir con diez centímetros de aceite. Calentar.
– Preparar las bolas de falafel. Armar del tamaño de una nuez grande. Pasar por harina.
– Una vez que el aceite esté caliente poner algunos falafel en la olla y dejar lugar entre ellos. Cocinar por 4 minutos.
– Quitar y freír el resto. Servir con humus tibio o frio y pita.

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Cultura

Aaron Lansky deja su cargo como presidente del centro que reúne 1,5 millones de libros en idish

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Agencia AJN.- Steven Spielberg ya había donado dinero al Centro del Libro Idish cuando preguntó si su fundador, Aaron Lansky, podría viajar a Los Ángeles y visitar su oficina.

El cineasta no suele reunirse con los beneficiarios de su filantropía, comentó Lansky recientemente, pero quería explicarles su apoyo a lo que ahora es la Biblioteca Digital Idish Steven Spielberg del YBC, una colección online de más de 12.000 títulos en idish.

“Tienes que entender que mi trabajo es contar historias”, recuerda Lansky que le dijo Spielberg. “La idea de que hay kilómetros de historias judías que aún no se han contado es simplemente irresistible para alguien como yo”.

Más de un visitante del campus del YBC en Amherst, Massachusetts, ha comparado las estanterías de libros en idish, rescatados de contenedores de basura, áticos y sótanos de lectores mayores, con el colosal almacén gubernamental que se ve en la escena final de “En busca del arca perdida”.

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Pero Spielberg también pareció comprender el motor de Lansky, quien se jubila este mes como presidente del centro. Lansky comenzó yendo puerta por puerta, pidiendo a los judíos mayores y a sus descendientes los libros que de otro modo habrían tirado.

El proyecto de rescate podría fácilmente haber quedado en un almacén de libros viejos, tesoros polvorientos que se pudren en la oscuridad, a los que ocasionalmente acceden académicos y aficionados.

En cambio, la colección de aproximadamente 1,5 millones de volúmenes es solo la base de una institución que ahora incluye clases de idish, becas académicas, un programa de formación para traductores, congresos académicos, una editorial de libros traducidos, un archivo de historia oral, un podcast y esa biblioteca digitalizada de libros idish, tanto clásicos como desconocidos.

“No se trata solo de coleccionar libros”, dijo Lansky, de 69 años, recordando que siempre tuvo una visión que iba más allá de almacenar libros sin leer. Es realmente toda una cultura, toda una civilización, toda una época histórica que necesita representación, que quiere contar su historia.

La decisión de Lansky de dejar su cargo es voluntaria (su sucesora es Susan Bronson, directora ejecutiva del centro durante los últimos 14 años) y gradual (anunció su jubilación hace 16 meses y permanecerá dos años más como asesor principal a tiempo parcial). Tiene muchas ganas de escribir, leer y reflexionar sobre el papel del idish en un mundo judío dominado por un Israel de habla hebrea y una Norteamérica de habla inglesa.

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