Agencia AJN.- La Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset, el Parlamento israelí, rechazó el lunes una decisión del gabinete de permitir que se siga utilizando el controvertido programa de rastreo telefónico del servicio de seguridad Shin Bet, diseñado para detectar a los portadores del coronavirus y a quienes estuvieron en contacto con ellos.

A principios de marzo, los ministros habían aprobado una decisión para permitir el uso continuado del programa de rastreo durante dos semanas más, pero el comité de la Knesset desestimó cualquier otra extensión, con cuatro miembros votando en contra de la vigilancia y tres apoyándola.

Si no hay una nueva decisión sobre el asunto en los próximos días, el gobierno ya no podrá utilizar la agencia de seguridad en su respuesta a la pandemia.

Zvi Hauser, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa del Parlamento, manifestó que «el seguimiento del Shin Bet tiene una contribución insignificante para frenar la pandemia». «Dado que el alcance de la propagación del virus se ha reducido significativamente, y el seguimiento del Shin Bet se utiliza en menos del 15 por ciento de los casos, no hay ninguna contribución significativa en continuar con su aplicación en la lucha contra el coronavirus», señaló.

«En caso de que la infección aumente, el gobierno puede decidir en cualquier momento renovar el programa de rastreo, y el comité debatirá la petición», añadió.

El Tribunal Superior de Justicia dictaminó el 1 de marzo que el programa de rastreo sólo podía utilizarse como «herramienta complementaria» en los casos individuales de quienes se negaran a cooperar o no proporcionaran detalles de sus contactos.

El programa se ha enfrentado a las críticas de los grupos de defensa de la privacidad y los derechos, pero ha sido elogiado por las autoridades, que han afirmado que ha ayudado a frenar la propagación del virus al proporcionar al gobierno la capacidad de notificar a los israelíes si estaban en contacto con portadores confirmados del virus.

En virtud de un acuerdo entre ambos, el Ministerio de Salud envía al Shin Bet los nombres, números de identificación y datos de contacto de las personas diagnosticadas con COVID-19.

La agencia de seguridad puede entonces repasar dos semanas de datos para determinar qué teléfonos móviles estuvieron en un radio de dos metros de la persona enferma durante más de 15 minutos. Los propietarios de esos teléfonos eran entonces alertados y se les ordenaba la autocuarentena.

El Ministerio de Salud informó el lunes que el domingo se diagnosticaron 128 personas con COVID-19 y otras 50 desde la medianoche, lo que elevó a 832.012 el número total de casos en Israel desde el inicio de la pandemia.

El número de casos activos se situó en 9.248. Los resultados del domingo, procedentes de 11.482 pruebas, representaron una tasa de infección positiva del 1,2 por ciento, la tasa más baja registrada en nueve meses.

El número de casos graves se situó el lunes en 467, el más bajo desde diciembre, después de haber alcanzado un máximo histórico de 1.201 a mediados de enero.

En un indicio más de la reducción de las infecciones, el número básico de reproducción del virus, que representa el número medio de personas que infecta cada portador del virus, fue de 0,55. Cualquier cifra inferior a 1 significa que el brote está disminuyendo. La cifra representa la situación de hace 10 días debido al periodo de incubación.

El lunes por la mañana el número de muertos ascendía a 6.194.

Más de 5,2 millones de israelíes han recibido la primera vacuna y más de 4,7 millones han recibido la segunda, de una población de 9 millones. Alrededor de 3 millones de israelíes no pueden vacunarse actualmente, entre ellos los menores de 16 años y muchos de los que se han recuperado de la COVID-19, entre otros.