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Argentina

DAIA/Elecciones. Finalmente Marcos Cohen buscará la presidencia mientras no se descarta una lista de consenso

Agencia AJN.- A fin de año se renovarán las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas, la representación política de la comunidad judía de este país, y de momento suenan cuatro candidaturas a la encabezarla.

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Cohen Woscoff Moscovich Epstein

Agencia AJN.- A fin de año se renovarán las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), la representación política de la comunidad judía de este país, y de momento suenan cuatro candidaturas a la encabezar la misma, con la novedad de que, finalmente, el actual vicepresidente 1°, Marcos Cohen, buscará conducirla y mientras no se descarta una lista de consenso, en medio de «operaciones» cruzadas que nada tienen que envidiar a la política nacional.

La cadencia que termina fue producto de una lista de consenso y algunos quieren repetir la experiencia, aunque por ahora se habla de cuatro interesados: Darío Epstein, Adrián Moscovich, Raúl Woskoff y Cohen, que reemplazaría a Ricardo Furman, quien pasaría a postularse como secretario general.

Marcos Cohen

Si bien en el 7° piso de Pasteur 633 no se habla de un candidato del oficialismo, ese rol claramente lo desempeñaría Marcos Cohen, el actual “segundo” al mando de la institución, quien en principio había asegurado que no competiría, pero en los últimos días revió su decisión.

Así, Furman, quien es vicepresidente de la Fundación Amigos de DAIA, el órgano recaudador de la Delegación, cumpliría su palabra -una actitud poco común en el mundo de la política- de declinar su postulación si Cohen cambiaba de parecer, ya que lo considera un amigo y habría dicho que ante la decisión de este último de «jugar» por la presidencia de la DAIA, «jamás» competiría con él por una cuestión de respeto a la relación que mantienen. 

Ambos tienen un muy buen vínculo con el actual mandatario, Jorge Knoblovits, cuyo aval y bendición descuentan, así como el de un arco de votos que incluiría a la ortodoxia y el mundo conservador y posiblemente, con tiempo y trabajo, a las filiales del Interior, nucleadas en el Consejo Federal o «Confederal». Por lo pronto, sus allegados consideran que cuenta con los apoyos necesarios que lo catapultarían a la presidencia. 

Darío Epstein

Gente de su entorno asegura a estas horas que «jugaría» por la presidencia de la DAIA y que cuenta con el apoyo de importantes empresarios judíos que insisten en que debe presentarse y también las filiales del Interior que tiene una fuerte crítica a la gestión actual y no apoyarían la opción oficial. También algunos templos conservadores votarían por Epstein.

Asimismo, están en conversaciones con el mundo observante, con el cual Epstein tiene muy fuertes vínculos, al punto de haber sido el organizador y responsable del reciente y exitoso Foro Económico Latinoamericano a beneficio de la Fundación de Jabad Lubavitch, con más de 1.500 presentes, el cual fue incluso ponderado públicamente por el presidente, Javier Milei.

Por ello, descartan que va a contar con esos votos: “Si Milei pudo llegar a la Presidencia, lo mismo puede ocurrir con Darío”, asegura convencido su mano derecha en los temas comunitarios. 

Adrián Moscovich

Mucho se habla de Moscovich en estas últimas semanas, ya que el «establishment» judío coincide en que para este precandidato, la DAIA es “tierra desconocida” y ya tiene su propio “cajón de Herminio”.

Moscovich, que habiendo finalizado su ciclo como director ejecutivo después de 20 años en una de las más prestigiosas instituciones educativas y tecnológicas del país, descubrió recientemente las bondades y el uso de WhatsApp, dejando de lado su viejo BlackBerry, al que todos se han comunicado. También incorporó la red social Instagram y, como los niños, se encontró con su «chiche» nuevo, desde donde comenzó a descalificar y atacar a dirigentes y profesionales de la comunidad. Rápidamente, referentes de la DAIA, la AMIA y el Congreso Judío Latinoamericano quedaron envueltos y expuestos a sus desafortunadas y espasmódicas críticas. Incluso, en un posteo llegó a omitir a la DAIA como institución organizadora del evento de Iom HaShoá.

Todos estos hechos, que tanto molestaron, generaron rápidamente una carta-documento, según dejaron trascender desde la AMIA. 

Raúl Woscoff

El ex presidente Alberto Indij, su operador político, promueve la conformación de una lista de unidad ante la muy grave situación que vive Israel y ciertas dificultades que atravesaría la DAIA, la cual debería ser encabezada por un candidato de consenso.

Según dice, habría un respaldo muy grande entre los presidentes de varias instituciones, lo cual habrá que ver si se refleja en la realidad.

Obviamente, a su juicio, las preferencias tendrían que inclinarse por su postulado, a quien define como un dirigente que brega por su comunidad y no por intereses personales, y que es el candidato con más experiencia política y jurídica.

«Operaciones berretas»

Así como se aproximan las instancias decisivas de presentar candidaturas, también crecen los intentos de desinformación y las versiones tendientes a desacreditar a los otros candidatos, muy a la usanza de los repudiables vicios de la política nacional.

Una dice que Moscovich resignaría su postulación a cambio de asumir como director ejecutivo de la DAIA, quizás en una gestión liderada por Cohen, lo cual fue rotundamente desmentido.

Otra es que para encabezar la lista de unidad solo habría tres interesados con chances y ellos serían Woscoff, Cohen y… Furman, que traicionaría su palabra para llegar a la cima en el marco de una especie de «operativo clamor». Esto fue descartado por los postulantes ignorados y también, fundamentalmente, por el último de los nombrados, quien muy indignado insultó al aire y aseguró que el rumor no era más que una jugada que pretende dividir a su grupo y enemistarlo con Cohen.

Por supuesto que nadie rechaza la posibilidad de que se conforme una comisión de consenso, pero… si los demás resignan su candidatura.

La DAIA es una entidad de segundo o tercer grado, que reúne a instituciones religiosas, escolares, culturales o sociodeportivas de base -grandes, como la AMIA o la Sociedad Hebraica Argentina, medianas y pequeñas- y algunas federativas, que son las encargadas de elegir a sus autoridades en función de lo que decidan sus consejos directivos o, eventualmente, sus asociados.

Por esta razón es que la designación es consecuencia de una Asamblea General Electora, que suele hacerse en noviembre, y no del voto popular de los judíos argentinos. En ella, las instituciones adheridas y las del «Confederal» tienen uno o más votos, según la cantidad de socios con los que cuenten.

De todos modos, corresponde aclarar que se eligen cuartetos, que incluyen al presidente, el vice 1°, el secretario general y el tesorero, que alguna institución afiliada que esté al día con su cuota y en condiciones de votar debe postular en conjunto, y el resto de los cargos ejecutivos en forma individual, hasta llegar a los vocales, todos los cuales pueden ser propuestos por cualquier entidad.

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Falleció el ex presidente de la AMIA Luis Perelmuter

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Agencia AJN.- Luis Perelmuter, ex presidente de la AMIA, falleció esta madrugada a los 92 años, será velado de 11 a 14 en Loyola 1139 y su entierro será esta tarde en el cementerio de La Tablada.

Perelmuter presidió la AMIA en dos oportunidades, entre los años 1984 y 1987, y entre 1990 y 1993, después de haber sido su tesorero entre 1975 y 1978.

Durante su última gestión al frente de la AMIA, debió atravesar los dolorosos días que transcurrieron tras el primer ataque terrorista internacional sufrido en el país, cuando el 17 de marzo de 1992, fue atacada la sede de la Embajada de Israel en Argentina.

Peremulter también fue un activo participante en el Comité de Reconstrucción que se creó, tras el atentado perpetrado contra la sede de Pasteur 633, para volver a erigir el emblemático edificio de la AMIA en el mismo lugar que fue atacado.

Hace menos de un mes, en reconocimiento a su significativo aporte a la continuidad y la gestión comunitaria, Perelmuter fue homenajeado en el marco de un cálido encuentro donde se le entregó una placa como testimonio de su trabajo y dedicación.

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Reciente reconocimiento de la AMIA

Del homenaje a Luis Peremulter participaron el titular de la AMIA, Amos Linetzky; el secretario general Gabriel Gorenstein, y el director ejecutivo de la entidad, Daniel Pomerantz, junto a familiares del ex dirigente.

“En el marco de los 130 años de la institución, quisimos reconocer los valores y el legado que Luis dejó en la institución y en la comunidad. Se trata de un merecido reconocimiento, en el que pudimos agradecerle todos los esfuerzos que dedicó a favor del bien común y la continuidad comunitaria”, señaló Amos Linetzky, al término del encuentro.

Última entrevista de Perelmuter con Dabiel Berliner:

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Argentina

Opinión. El atentado de 1994 contra la AMIA y la indefensión del Estado argentino como herencia del peronismo

Agencia AJN.- La última sentencia declara al Estado argentino responsable por no haber adoptado medidas razonables para prevenir el atentado ocurrido el 18 de julio de 1994.

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Agencia AJN (Por Marta Nercellas*/El Debate).- El 18 de julio de 1994 a las 9:53 horas una camioneta Trafic cargada de explosivos y conducida por un conductor suicida, que respondía a lo decidido por las máximas autoridades del Gobierno de Irán –esto es por quienes representaban la voluntad de este Estado terrorista–, impactó contra el edificio más representativo de la comunidad judía en la Argentina, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

En su onda expansiva hizo trizas la vida de 85 personas, hiriendo a más de 200. Ello sin detenernos en los tesoros culturales y religiosos que allí se albergaban. El temor y los barrotes frente a cada institución fueron los primeros signos de que el terrorismo había ganado esa partida.

Entre las ruinas comenzó una investigación ejecutada por autoridades judiciales, fuerzas de seguridad y peritos que carecían de la formación y los elementos esenciales para reconstruir conceptualmente lo ocurrido, primer paso para poder aplicar el derecho punitivo. Una vieja máquina de escribir Remington se enfrentaba con la estrategia desarrollada por una organización terrorista que representa a uno de los brazos armados de Irán.

Muchas frustraciones siguieron para quienes esperábamos una respuesta judicial a lo ocurrido. Luego supimos que, pese que el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires –dos años antes– debió encender las alarmas, el terrorismo no era una hipótesis de conflicto para nuestras autoridades ni para nuestra «inteligencia».

Además de la tragedia que provocaron, los agresores tuvieron otro «éxito»: las víctimas y sus familiares se enfrentaban entre sí, al igual que las distintas fuerzas convocadas para investigar. Todo ganancia para los terroristas.

De esas confrontación, un grupo que comenzó siendo el que contenía a la mayor parte de las víctimas, pero que terminó desgajado quedando con una mínima representación, consideró que el «enemigo» era la Argentina y no sus atacantes, y arremetió contra la Justicia intentando a cada paso de la pesquisa cuestionar y no colaborar.

Con esa premisa recurrió en 1999 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que en el 2021 pasó el asunto a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Objetivo: sancionar al Estado

La demanda fue impulsada por los familiares de tres de las víctimas que integran Memoria Activa, acompañados por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Desde el inicio sus acciones estuvieron encaminadas a que se sancionara al Estado y se los indemnizara por el daño físico y moral que el hecho les ocasionó.

El 11 de abril de este año la Cámara Nacional de Casación Penal confirmó las sentencias recaídas contra diversos operadores del sistema penal que, según entendió, habían perjudicado el curso de la investigación.

Junto con esa afirmación subrayó que se había acreditado con prueba objetiva incontrastable lo que se había acreditado desde casi los inicios del proceso: la concreta participación de Irán en el atentado.

Este fallo no sólo fue ignorado en la sentencia dictada el 11 de junio de este año por la Corte Interamericana –pese a que da muchas de las respuestas que se afirma que no se brindaron en el legajo– sino que demuestra el incumplimiento de una de las premisas esenciales para que intervenga la jurisdicción internacional: que se hayan agotado las instancias judiciales de derecho interno.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos fue creada mediante la resolución 448 en la Asamblea General de la OEA en octubre de 1979. Es una institución judicial autónoma cuyo objetivo es la aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Pero, en forma alguna suplanta la justicia del país ni colabora con la investigación.

Esta sentencia encontró al Estado argentino responsable por no haber adoptado medidas razonables para prevenir el atentado ocurrido el 18 de julio de 1994, así como por no haber cumplido con su deber de investigar con la debida diligencia y dentro del plazo razonable el atentado y su encubrimiento.

Cuestiona también el no haber garantizado el acceso a las víctimas de los datos que figuran en informes de inteligencia. Seguramente olvida que existen datos acercados por agencias de inteligencia extranjeras las que, de ser develados, probablemente tengan como consecuencia que nunca más colaboren con nuestro país cuando esto le sea requerido.

Hubo irregularidades en la investigación lo que quedó plasmado en las resoluciones de la causa por encubrimiento –aun no coincidiendo con todas sus conclusiones–. El Estado mostró ineficiencia a la hora de prevenirlo (aunque muchos atentados terroristas en diferentes países demuestran la dificultad de la tarea) y al momento de reconstruir la agresión.

Carecía de infraestructura y de los elementos necesarios para asegurar la eficacia de la búsqueda que debía emprender (también deberíamos recordar que pasaron treinta años desde entonces, la precariedad era muy notoria y acredita negligencia, pero no puede medírsela con parámetros actuales).

En los inicios de la causa el Estado, de la mano del jurista Leandro Despouy, intentó dar respuestas a los cuestionamientos e invitó a que la Comisión enviara un investigador al juicio oral que estaba próximo a empezar. Esto efectivamente ocurrió.

Posteriormente, ese mismo Estado tomó la decisión política de no defenderse, ni siquiera acercando los elementos reunidos. El legajo tiene colectado exclusivamente lo dicho por los requirentes.

Existieron muchísimos fallos, pero también avances y respuestas que debieron ser alcanzadas a ese Tribunal.

Son nuestras autoridades las que sin pudor dicen: «La Corte debería concluir y declarar que el Estado argentino es internacionalmente responsable por las violaciones de derechos humanos reconocida en el decreto 812/05». No mencionaron atenuantes ni acercaron los datos de la investigación que dan muchas de las respuestas que se buscan.

En 2015, y pese a que un gobierno de idéntico signo –el mismo que suscribió el pacto inconstitucional con Irán, conforme decisión judicial– llevaba ya más de una década en el poder, reconoció que el Estado no había reparado de manera integral las violaciones por las cuales había aceptado su responsabilidad.

Amplió su postura inicial y señalando explícitamente que «se allanaba con relación a todos los hechos y violaciones que [alegaron] en [su escrito de solicitudes, argumentos y pruebas]».

Al atribuir la responsabilidad al Estado, el argumento más fuerte e incontestable que se repite constantemente son las presentaciones del Estado reconociendo y allanándose a las pretensiones de los requirentes.

Ni el monto de las indemnizaciones solicitadas fueron cuestionadas pese a su exceso ya que exigen que se paguen en dólar billete a familiares de víctimas argentinas que viven en nuestro país.

Agravios comparativos con las víctimas

La Corte ha dispuesto que el Estado inicie, según el caso, acciones disciplinarias, administrativas o penales de acuerdo con su legislación interna a los responsables de las distintas irregularidades procesales e investigativa. Olvida que muchas no solo se iniciaron, sino que tienen sentencia de Casación.

Se ordena un audiovisual a cargo del Estado en el que se subraya que debe destacarse el rol de Memoria Activa –esto es, reitero, de los representantes de tres de la víctima del luctuoso hecho–. Aquellos que trabajaron codo a codo con las autoridades –la mayoría– para avanzar en la investigación no son siquiera mencionados.

Exige un acto público de reconocimiento de la responsabilidad, la creación de un archivo histórico y la capacitación. Y muchos párrafos dedicados a la indemnización monetaria de los presentantes aun cuando ya hubieran cobrado indemnizaciones del Estado.

La sentencia afirma que el Estado violó derechos humanos tales como la violación de los derechos a la vida, a la integridad física, las garantías judiciales y la tutela judicial efectiva.

Muchas de las cosas que afirma son ciertas. Nos se resolvió en plazo razonable quiénes fueron y por qué lo hicieron. Sin embargo, hoy la mayoría de esas respuestas se encuentran en el seno de las amarillas hojas en la que se escribió la historia.

Que los principales responsables no hayan sido juzgados se debe a la imposibilidad de lograr que Irán extradite a aquellos funcionarios que, con prueba objetiva súper abundante están señalados en los distintos roles de la macabra obra.

Se ordena al Estado sortear los obstáculos que perpetúan la impunidad. Tal vez podría colaborar haciéndole la misma petición a Irán para que extradite las personas identificadas como autores en la causa. La sentencia es vinculante e inapelable.

¿Colabora esta sentencia con la finalidad del proceso? Claramente no, por el contrario, debilita los pedidos de las autoridades judiciales argentinas para lograr poner a derecho a los perpetradores de la masacre.

El Estado una vez más deberá hacerse cargo de anteriores desaguisados. La falta de defensa del Estado argentino no atenuará las consecuencias nacionales e internacionales de lo resuelto.

* Abogada en el juicio de la AMIA/DAIA.

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