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Cultura

Día de la Independencia de Israel: Por qué estamos aquí, 74 años después

Cuando las cosas se ponen difíciles, estamos del mismo lado. Expresamos nuestra identidad como judíos de diferentes maneras, pero es la misma identidad.

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Artículo escrito por Dvora Waysman, una escritora australiana-israelí (The Jerusalem Post).

Agencia AJN.- Los judíos de todo el mundo celebran el Día de la Independencia de Israel, incluso aquellos que no tienen intención de hacer alía (emigrar a Israel) y muchos de los cuales ni siquiera visitaron el país.

«Es una especie de póliza de seguro», me dijo un amigo extranjero. «Al apoyar financiera y emocionalmente a Israel, sé que está disponible para mí o para mis hijos o nietos, si alguna vez surge la necesidad».

Este tipo de pensamiento me parece muy triste, porque Israel es mucho más que un refugio para judíos perseguidos. No todos los inmigrantes que construyeron una vida aquí escapaban del horror del Holocausto, de la tiranía tras el Telón de Acero o de la crueldad de la vida en un país árabe.

Muchos de nosotros (los que los israelíes denominan «anglosajones») redujimos considerablemente nuestro nivel de vida cuando nos instalamos en Israel, pero encontramos aquí algo que mejoraba la calidad de vida incluso cuando luchábamos contra la inflación, las hipotecas y tratábamos de hacer que los minúsculos salarios llegaran a fin de mes.

Encontramos aquí una familia: nuestra propia gente. Por supuesto, como cualquier familia, nos peleamos… por la religión, la política, los acuerdos… las peleas pueden ser muy amargas. Sin embargo, en el fondo nos preocupamos los unos por los otros y nos unimos cuando nos enfrentamos a un enemigo común. Celebramos juntos y a veces incluso tenemos que llorar juntos.

Básicamente, cuando las cosas se ponen difíciles, estamos del mismo lado. Expresamos nuestra identidad como judíos de diferentes maneras, pero es la misma identidad.

Encontramos aquí un país hermoso, único por la variedad de sus paisajes y su clima. Playas mediterráneas de aguas azules y arena blanca pura; arrecifes de coral; densos bosques; montañas; desiertos y ríos y cascadas; el brillante cristal de espejo del Mar Muerto; campos alfombrados de flores silvestres… y Jerusalem, la joya sin precio.

Algunos de nosotros encontramos aquí una espiritualidad que nunca habíamos podido alcanzar en el extranjero. Cualquiera que haya estado en Israel en Yom Kippur (Día del Perdón), cuando todo el país se paraliza durante un día, no puede dudar de la santidad, de la Tierra de Israel. Es intangible, pero es una presencia innegable.

Encontramos aquí un orgullo en los notables logros de este pequeño país. Podemos igualar y superar la alta tecnología de naciones mucho más grandes, más ricas y mejor desarrolladas. Enseñamos agricultura al mundo. Somos ricos en poetas, escritores, músicos, actores y artistas. Podemos presumir de empresarios industriales y científicos brillantes. Cuando cualquier nuevo invento israelí capta la imaginación del mundo, de alguna manera todos nos regodeamos en la gloria reflejada.

Celebramos el Día de la Independencia de muchas maneras: fogatas y cantos, picnics, pruebas bíblicas, conciertos, música y bailes en las calles. Pasamos el día con la familia y los amigos y disfrutamos de cada momento.

Pero es algo más que un simple disfrute. En todos los edificios ondea la bandera israelí. En casi todos los balcones de todas las ciudades ondea la bandera blanca con el Magen David azul, la estrella de David. Y durante los días previos y la semana posterior, la bandera ondea en todos autos de las calles y rutas. Todas las ceremonias se abren con el canto de «Hatikvah» -la Esperanza-, el himno nacional de Israel.

Lo cantamos erguidos y orgullosos, y normalmente con lágrimas en los ojos al recordar a las personas rotas que encontraron un refugio seguro aquí, y a las que nunca consiguieron llegar a sus costas y murieron con el sueño de Sion en sus corazones. Y también recordamos a los valientes hombres y mujeres que dieron su vida en todas las guerras de Israel, y en los días anteriores al Estado, los luchadores y pioneros que dieron forma a esta maravillosa tierra que hemos heredado.

Shin Shalom, uno de los más grandes poetas de Israel, lo expresó para todos nosotros en su «Madre Jerusalem cantando», que escribió un día después de la Guerra de Yom Kippur en 1973:

Amar para siempre, brillar para siempre, apreciar, anhelar, preservar el núcleo de una nación eterna, de una herencia eterna.

Dvora Waysman escribió 14 libros. Su última novela es Searching for Sarah.

Cultura

Artistas irlandeses instan a boicotear a los participantes israelíes del Eurovisión

La edición de Eurovisión de este año se convirtió en un asunto más controvertido de lo normal al entrar la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza en su séptimo mes.

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Agencia AJN.- Cientos de artistas irlandeses instaron al participante irlandés en Eurovisión a estar en el «lado correcto de la historia» boicoteando la participación de Israel en el evento que se celebrará en Suecia el próximo mes.

«Le pedimos que se retire de Eurovisión 2024, que haga caso al llamamiento de los palestinos para boicotear el concurso debido a la participación de Israel», expresaron más de 400 artistas irlandeses en una carta.

El pedido está firmado por músicos como el grupo de rap en lengua irlandesa Kneecap, que el mes pasado se retiró del Festival de Música SXSW de Estados Unidos en protesta por el patrocinio del evento por parte del ejército estadounidense.

«Tenés la oportunidad de estar en el lado correcto de la historia y de ser recordado como un artista de conciencia que, en una época de genocidio, optó por no hacer daño, por estar verdaderamente del lado de los oprimidos», afirmó la carta.

La edición de Eurovisión de este año se convirtió en un asunto más controvertido de lo normal al entrar la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza en su séptimo mes.

Los críticos del Estado judío pidieron a los organizadores del certamen, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) junto con la cadena pública sueca SVT, que prohíban a Israel competir.

Incluso a comienzos de abril los organizadores del Eurovisión denunciaron el «abuso en línea» dirigido a los artistas por la inclusión de Israel.

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Cultura

Una exposición en Nueva York recrea el festival de música Nova atacado el 7 de octubre

Scooter Braun, el destacado director musical, ayudó a llevar la exhibición a Estados Unidos desde Tel Aviv, donde estuvo disponible a fines del año pasado mientras Israel se recuperaba de los asesinatos de más de 1.200 personas.

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Baños acribillados a balazos. Coches quemados cubiertos de ceniza. Sandalias polvorientas, anteojos rotos, carpas abandonadas.

Todos estos artículos fueron recuperados de un extenso campo en el sur de Israel donde miles de jóvenes se habían reunido para el festival de música Nova. Cuando salió el sol el 7 de octubre, los terroristas de Hamás traspasaron la cercana frontera con Gaza, mataron a 360 personas y tomaron a decenas como rehenes.

Los restos que dejaron los asistentes al concierto ahora se exhiben en la ciudad de Nueva York, a pocos pasos de Wall Street y del bullicioso centro financiero de Manhattan. Son parte de una exposición llamada “06:29 AM – The Moment Music Stood Still”, una instalación que estará abierta al público durante cuatro semanas.

Los organizadores de la exposición dicen que quieren ofrecer a los visitantes un “espacio sagrado” para el recuerdo, así como una forma de “explorar responsablemente los acontecimientos” del 7 de octubre. Los coches, ropa, carpas y otros artículos rescatados del festival están rodeados de pantallas de televisión que muestran videos grabados por los atacantes de Hamás, así como testimonios de los sobrevivientes de Nova.

Scooter Braun, el destacado director musical, ayudó a llevar la exhibición a Estados Unidos desde Tel Aviv, donde estuvo disponible a fines del año pasado mientras Israel se recuperaba de los asesinatos de más de 1.200 personas. En una entrevista, Braun dijo que estaba profundamente conmovido después de haber viajado a Israel, visitado los kibutzim donde los civiles fueron masacrados y pasado tiempo con jóvenes sobrevivientes del festival Nova.

“Vi a estos chicos de 20 años cantando, llorando, riendo juntos y abrazándose”, dijo Braun. “Sentí esta sensación de ira. ¿Cómo podríamos ignorarlos? Sentí que los estábamos decepcionando”. Las ganancias de la exposición se destinarán a Nova Healing Journey, una iniciativa que apoya el tratamiento de salud mental para las víctimas del 7 de octubre y sus familias.

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