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Efemérides I Un día como hoy nace Hannah Greenbaum, la fundadora del Consejo Nacional de Mujeres Judías

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Agencia AJN.- Hannah Greenbaum Salomón nació el 14 de enero de 1858, la cuarta hija mujer de Sarah (Spiegel) y Michael Greenbaum, un exitoso comerciante. Asistió a la escuela del templo y a la escuela pública, incluyendo dos años en la División Oeste de la Escuela Secundaria de Chicago. En 1879, se casó con Henry Solomon. La pareja tuvo tres hijos, Herbert, Helen y Frank.

Salomón y su hermana, Enriqueta Frank, se convirtieron en las primeras miembros judíos del prestigioso Club de la Mujer de Chicago en 1876. Integrante de una de las sinagogas reformistas más destacadas de Chicago, Templo Sinaí, Hannah Salomón pertenecía a una comunidad sólida de clase media con un fuerte compromiso con la vida judía. Ya con varios logros acumulados y bien reconocida en los grupos de mujeres seculares y en la comunidad judía, Salomón surgió como una opción obvia para presidir el Comité de Mujeres Judías en Chicago, cuando la ciudad acogió la Exposición Mundial Colombina en 1893. En el transcurso de los cuatro días que duró el Congreso Judío de la Mujer, se discutieron las múltiples posibilidades y objetivos de una organización nacional de mujeres judías. Al término del congreso, los delegados fundaron el Consejo Nacional de Mujeres Judías (CNMJ) y eligieron por unanimidad a Hannah Salomón como presidente.

En su fundación, el CNMJ se dedicó a iniciativas religiosas, filantrópicas y educativas. Inicialmente compuesto por 93 miembros. Ya para 1896, el CNMJ había organizado secciones locales en 50 ciudades y había atraído a una membresía de más de 4.000 mujeres; en 1925, más de 50 mil mujeres se habían sumado. Uno de los objetivos principales de la CNMJ era educar a sus propios miembros sobre el judaísmo. A finales del siglo XIX, algunas mujeres judías tenían acceso a la educación judía. También celebraron la maternidad como una institución sagrada y coincidieron en subrayar la importancia del papel de la mujer en la perpetuación del judaísmo dentro de la casa.

Hannah Salomón reconoció que la fundación de una organización nacional de mujeres judías, el carácter público de la programación CNMJ, y el liderazgo de las mujeres no sería inmediatamente aceptado por la comunidad. Sin embargo, como presidente del CNMJ, fue la primera mujer en hablar desde varios púlpitos de diversas sinagogas en todo el país. Al igual que otras líderes del CNMJ, Salomón abogó sobre las alteraciones significativas en el comportamiento de las mujeres judías, pero a menudo enmasaró la naturaleza de ese cambio al subrayar la continuidad de la obligación de la mujer al hogar y la familia.

Bajo su liderazgo, el CNMJ creó una escuela sabática para las niñas, considerando particularmente importante inculcar los valores judíos a las niñas jóvenes y proporcionarles oportunidades educativas. La escuela con el tiempo llegó a ser tan popular que se absorbió dentro de una institución judía más grande, adoptada por el Templo Sinaí como parte de su programa educativo regular.

En 1905, Salomón pidió no postularse como candidata para presidenta de la CNMJ, alegando que sufría de mala salud. Ella continuó manteniendo sus posiciones en los consejos de administración de las Caridades judíos asociados, la Federación Civica de Chicago y la Federación de Clubes de Mujeres de Illinois. A lo largo de su carrera, Salomón fue una ardiente defensora del sufragio femenino, aunque el propio CNMJ nunca aprobó formalmente el movimiento.

Visitó la entonces Palestina en 1923 y, aunque nunca llegó a ser un sionista, la apoyo como refugio para los judíos de Europa del Este. En los últimos años de su vida, escribió su autobiografía y varias otras obras que reflexionan sobre su carrera. Murió el 7 de diciembre 1942.

Hannah Salomón representó una generación de mujeres judías de clase media que allanaron el camino para que se escuchara la voz de las mujeres en los asuntos públicos de la comunidad.

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Efemérides | Un día como hoy: Nace Marshall Meyer, ícono del conservadorismo y los derechos humanos

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Agencia AJN.- El 25 de marzo de 1930 nació en Flatbush, un barrio de Brooklyn, Nueva York, Marshall Theodore Meyer, quien durante los 25 años que vivió en la Argentina dejó su impronta tanto en la comunidad judía como en toda la sociedad por su involucramiento en la lucha por los Derechos Humanos, en especial durante la última dictadura cívico-militar, que gobernó el país desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983.

Fue el tercer hijo del matrimonio conformado por Anita e Isaac Meyer, quienes se radicaron en Norwich, Connecticut. Marshall Meyer completó sus estudios secundarios en la Norwich Free Academy, para luego graduarse en 1952 en el Dartmouth College es una universidad privada ubicada en Hanover, Nuevo Hampshire; y pasar a estudiar en el en el Jewish Theological Seminary of America, el centro de estudios judaicos del Movimiento Conservador en los Estados Unidos, que al completar sus estudios le otorga la semijá (ordenación rabínica) en 1958, previamente había cursado materias en la Universidad Hebrea de Jerusalem (1955-1956); también obtuvo su doctorado en filosofía de la religión en Columbia University y en el Union Theological Seminary.

Contratado como rabino asistente por la Congregación Israelita de la República Argentina – CIRA llega Marshall Meyer a Buenos Aires a principios de agosto de 1959 con su esposa Naomi, comenzando de inmediato a trabajar en el área juvenil de la institución. Al concluir su relación laboral con CIRA, permanece en Buenos Aires y junto a un grupo de miembros de la comunidad funda en 1963 la Congregación Bet El.

Con anterioridad inicia la publicación de la revista Majshavot (pensamientos) y en abril de 1962 funda lo que sería el inicio del Seminario Rabínico Latinoamericano, que quedó inaugurado oficialmente el 2 de agosto de 1964, y del cual será su rector hasta 1984, cuando vuelve a radicarse en los Estados Unidos.

Las relaciones interconfesionales también forman parte de su labor pastoral y es uno de los inspiradores del ISER, Instituto Superior de Estudios Religioso, que oficialmente se funda a mediados de diciembre de 1967, como un lugar de encuentro de las tres ramas confesionales del judeocristianismo argentino; siendo sus objetivos fundamentalmente dos: la convivencia y la comprensión mutua mediante la búsqueda de los elementos comunes sobre los cuales apoyar bases para fortalecer la convivencia religiosa y social general.

La situación que vive la Argentina, y toda Latinoamérica, genera que Marshall Meyer sea muy crítico con la administración estadounidense liderada por el presidente Ronald Reagan, por su apoyo a las gobiernos dictatoriales de la región, y junto con el rabino Roberto Graetz se involucran en la lucha por los Derechos Humanos, siendo miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y cofundador, junto al periodista Herman Schiller del Movimiento Judío por los Derechos Humanos.

Durante los años del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” trabajó arduamente para salvar vidas de centenares de personas (judíos, cristianos, ateos) que eran perseguidas por el régimen, visitando a los presos en las cárceles, entre ellos a Jacobo Timerman, quien le dedicó su libro “Preso sin nombre, celda sin número” y recibiendo a familiares de los secuestrados desaparecidos, a quienes les brindaba en muchos casos la contención que no recibían en otros ámbitos.

Con la instauración de la democracia, a fines de 1983, el Presidente de la Nación establece la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas [CONADEP] con la finalidad de investigar los crímenes de la dictadura, y designa como uno de sus integrantes, el único no argentino, a Marshall Meyer, quien fue el inspirador del nombre que se lo puso al informe final que elaboraron: “Nunca Más” debido a que era el lema utilizado originalmente por los sobrevivientes del Gueto de Varsovia para repudiar las atrocidades del nazismo.

La tarea efectuada por Marshall Meyer en lo referido a los Derechos Humanos es en 1984 reconocida por el Presidente Raúl Alfonsín, quien le concede la condecoración más alta que la Argentina entrega a un extranjero, la “Orden del Libertador San Martín”; un año antes el Dartmouth College lo distinguió con el título de Doctor Honoris Causa en Humanidades. En 1985 la New Jewish Agenda le otorgó el Premio People of the Book Humans Rights Award por su infatigable defensa de los derechos humanos.

Al regresar a los Estados Unidos se dirige a Los Ángeles, California, para enseñar judaísmo en la Universidad local, pero a los pocos meses acepta ser rabino de la Congregación Bnai Jeshurun en la ciudad de Nueva York, la segunda sinagoga ashkenazí más antigua de la ciudad, cargo que ocupa hasta su fallecimiento, el 29 de diciembre de 1993.

Tanto en su labor pastoral en Argentina como en los Estados Unidos Marshall Meyer estuvo permanentemente acompañado por su esposa Naomi, con quien tuvo tres hijos: Anita, Dodi y Gabriel.

Al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento el Seminario Rabínico Latinoamericano que él fundó y dirigió, pasó a llevar su nombre.

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Efemérides. Un día como hoy: Nace Marcel Marceau, un gran mimo que salvó a niños judíos durante el Holocausto

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Agencia AJN.- El 22 de marzo de 1923 nació Marcel Marceau, que fue probablemente el mejor artista de pantomima de todos los tiempos, en Strasburgo, cerca de la frontera francesa con Alemania. Su padre, Charles Mangel, era un carnicero kosher y un cantante amateur. Su madre era la ex Ann Wezberg. A los siete años Marceau quedó cautivado por Charles Chaplin y comenzó a intentar imitar sus movimientos.

Durante la Segunda Guerra Mundial su padre fue deportado a Auschiwtz, donde falleció, pero Marceau, su madre y su hermano sobrevivieron. Ambos hermanos se unieron a la Resistencia Francesa, donde asumieron falsas identidades y tomaron el apellido “Marceau”, en honor a Francois Severin Marceau-Desgraviers, un general de las fuerzas antimonárquicas de Revolución Francesa.

Una de sus tareas era llevar a niños judíos a través de los Alpes a Suiza, o al sur, hacia España, para evitar ser arrestados por los alemanes. Luego dijo que usó sus habilidades con la pantomima para mantener a los niños en silencio durante los momentos más peligrosos.

Tras la liberación, en 1944, Marceau se unió al ejército francés y sirvió como conexión con las tropas aliadas. Al año siguiente dio su primera actuación de pantomima ante una audiencia de 3.000 tropas americanas. Tras la guerra comenzó a estudiar arte dramático en el Teatro Sarah Bernhardt, en París. En 1947 creó al personaje que se convirtió en su firma: “Bip”.

Durante su carrera formó su propia compañía y dio giras por todo el mundo. Además tuvo apariciones en la pantalla grande.

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