En rigor de los últimos cruces generados entre el Vaticano e Israel por la propuesta de beatificación del Papa Pío XII, el reverendo Federico Lombardi, portavoz de Benedicto XVI, expresó que el Papa decidió frenar el decreto de beatificación para estudiar el tema en mayor profundidad, según informó el diario israelí Arutz Sheva.
Por su parte, el Reverendo Peter Gumpel, impulsor de la causa de beatificación, comentó que “el Papa debe tener sus razones, por su puesto, como por ejemplo el constante ataque de algunos grupos judíos”, y agregó que “la Iglesia quiere vivir en paz con los judíos”, según declaraciones realizadas al Servicio de Noticias Católica.
Varias agrupaciones judías, así como importantes rabinos de Israel expresaron recientemente su oposición a la beatificación de quien fuera Sumo Pontífice durante la Segunda Guerra Mundial, Pío XII, y lo criticaron por mantener “silencio” ante el genocidio perpetrado por el régimen nazi durante el Holocausto.
Sin embargo, el artículo citado agregó que existe otra cuestión que influiría en la decisión de beatificar a Pío XII: la consagración de una persona como santo no debería ser causa de división o descontento.
En tanto, el  presidente israelí, Shimon Peres, se dirigió ayer al Vaticano sugiriendo que no permita que las continuas críticas al comportamiento del Papa Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial impidan que el actual Pontífice, Benedicto XVI, visite Tierra Santa.
El conflicto entre el Vaticano e Israel llegó a un punto de inflexión cuando el Museo del Holocausto de Israel, Yad Vashem, expuso una foto del Papa Pío XII, con un epígrafe que acusa al entonces pontífice de haber callado mientras millones de judíos eran conducidos a los campos de exterminio durante la Shoá, entre 1939 y 1945, y de su inacción cuando los informes sobre el Holocausto llegaron al Vaticano.
Gumpel comentó que el Papa no visitará el Estado de Israel a menos que Yad Vashem retire la foto, mientras que el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, intentó calmar los ánimos y señaló que si bien el Vaticano está molesto con la situación, esto no influirá en la decisión del Papa de aceptar la invitación para visitar Jerusalem.

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