Agencia AJN.- El mes más sagrado para los musulmanes, el Ramadán, comenzó este viernes y será muy diferente a los anteriores. La mezquita de al-Aqsa estuvo vacía y solo quien llama a los rezos hizo sonar su voz desde la misma.

Fuera del templo religioso, decenas de fieles rezaron y debido a las medidas restrictivas por el coronavirus, los sitios más sagrados para los musulmanes están vacíos y las mesas con comida para la ruptura del ayuno que suelen ser sociales, esta vez deberán ser solo en el núcleo familiar.

Por disposición del Ministerio de Salud de Israel, anoche no se celebró el Taraqweh, la principal oración de la festividad de Ramadán.

Debido a la crisis del coronavirus, la Oficina de Estadísticas de Palestina espera una disminución del 14% en el PBI, es decir unos 2.5 mil millones de dólares menos que el año pasado.

En el mes de Ramadán los musulmanes de todo el mundo ayunan desde el amanecer hasta el anochecer. Por otro lado, en esta época también es importante realizar acciones de caridad, preocuparse por el prójimo y compartir la comida con los más desfavorecidos. Compartir y ser generosos acerca a los musulmanes a Dios, según la creencia islámica.

Las jornadas de ayuno terminan con el iftar, que son rupturas de ayuno en donde en ambientes familiares o sociales, se juntan a comer. Este año por el coronavirus deberán celebrarse solo en familia.

El Ramadán cumple una función religiosa, pero en la práctica supone someter el cuerpo a unas rutinas alimentarias y a un esfuerzo al que no está acostumbrado. Por eso es importante no saltarse el suhur (la comida antes de que salga el sol) ni tampoco el iftar (la cena, una vez ha anochecido).

Las mujeres embarazadas o que tengan la menstruación, los ancianos, los niños, las personas enfermas o que estén de viaje no están obligados a cumplir el ayuno, aunque deben recuperar los días que no hayan hecho en otro momento.

Anoche el mufti de Jerusalem ordenó cerrar las mezquitas durante todo el mes de Ramadán y prohibió las oraciones en grupo.