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Israel

Entrevista a un mexicano especialista en finanzas: ‘‘Vivir en Israel parece un cuento de hadas’’

Armando Bencerril es un mexicano de origen no judío que se fue a vivir a Israel con su esposa hace casi dos años. En diálogo con la Agencia AJN, afirmó: ‘‘Vivir en Israel parece un cuento de hadas, aunque no se hable de eso en los medios de comunicación. Es como si no existiera esta realidad, en la que nosotros vivimos. Pero vivir en Israel es hermoso’’.

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Por Martín Solzi

Agencia AJN.- Armando Bencerril es mexicano, tiene 39 años, es de origen no judío y en enero de 2020 se fue a vivir a Israel con su esposa Sharon. En diálogo con la Agencia AJN, Bencerril aseguró: ‘‘Vivir en Jerusalem fue lo mejor que me pasó, es una ciudad increíble, una ciudad histórica, en la que se puede ver cómo conviven las tres religiones diferentes, hay mucho respeto. A pesar de tantas diferencias la gente se saluda tranquilamente, y eso es algo que creo que el resto del mundo no ve, porque piensan que aquí la gente siempre se está peleando. Vivir en Jerusalem no lo cambio por nada’’.

Bencerril llevaba en México 10 años de experiencia en finanzas, trabajando en bancos, inversiones y seguros. Pero no estaba cómodo, por lo que empezó a buscar posibles países para irse a vivir. Fue su esposa quien le sugirió la posibilidad de emigrar a Israel.

‘‘Cuando estuvimos encerrados en los picos de la pandemia los soldados y la policía les preguntaban a las personas si necesitaban comida y se la llevaban, o les subían el carrito del supermercado hasta las casas a las señoras mayores, o entregaban kits de primeros auxilios. Lo que necesitaba la gente, se lo entregaba el ejército. Eso fue algo que me sorprendió muchísimo, cómo cuidan a la genta acá’’, afirmó Bencerril.

¿Cuánto hace que estás en Israel?
Hace un año y nueve meses. Llegamos con mi esposa el 14 de enero del 2020, lo recuerdo muy bien. La persona que nos recibió nos ayudó, nos explicó, y nos preguntó qué idioma hablábamos.

¿Cómo surge el viaje, cómo se da la posibilidad?
Con mi esposa no estábamos cómodos en México por situaciones que nos habían pasado, sobre todo de inseguridad. Nos pusimos a pensar en que no queríamos seguir viviendo con tanto estrés, con tanto miedo, y empezamos a ver opciones de países y de repente mi esposa Sharon me sugirió que nos podíamos venir a vivir para acá.

Lo primero que pasó por mi mente fue que era muy caro, que estaba muy lejos de mi familia, que el lenguaje era muy diferente e iba a ser complicado, y sobre todo que era otra cultura. Eso fue lo primero, todas las contras, lo primero que me quiso detener. Y de repente cuando comencé a saber más, a conocer más de lo que era Israel, las posibilidades de trabajo, las posibilidades de vivienda, la calidad de vida, me dieron muchas ganas.

Barrio Harmon Hanatziv Jerusalem
Barrio Harmon Hanatziv, Jerusalem.

¿Cómo fue la decisión final de irse a vivir a Israel?
Yo creo que lo que nos hizo tomar la decisión fue no dejar pasar la oportunidad. Yo siempre digo que nunca se le debe decir que no a algo si no lo conocés, y cómo iba a opinar, cómo iba a saber que íbamos a tener una mejor vida que la que teníamos en México si no lo hacíamos. La idea de formar una familia acá fue fundamental, eso nos motivó muchísimo.

¿Cómo fue la adaptación?
Si te digo que fue fácil no sería cierto. Fue difícil, sobre todo por la parte cultural. Con la comida también fue difícil porque por ejemplo en México tenemos muchas opciones y aquí es totalmente diferente, es otro estilo. Cuando llegamos al Ulpán (escuela para el estudio intensivo del idioma hebreo) teníamos a los rusos, que desayunaban atún y pescado crudo, y son cosas que culturalmente te chocan, es como si te topas con una pared.

¿Qué trabajos tuviste desde que llegaste a Israel?
Mi primer trabajo fue haciendo matza (un pan ácimo tradicional de la comida judía, elaborado con harina y agua. Esta es la comida oficial del Pésaj), en la fábrica de matza Yehuda, en un barrio muy ortodoxo en Jerusalem. Y la primera impresión que tuve cuando entré en la fábrica es que retrocedía en el tiempo como 100 años. Sentí como un retroceso a nivel personal, porque en México me dedicaba a la vida financiera y llevaba más de 10 años de experiencia en finanzas, trabajando en bancos, en inversiones y seguros. Por suerte tiempo después dejé ese trabajo y comencé donde estoy trabajando actualmente, en una Fintech en Tel Aviv, es una Academia de Trading y estoy como asesor educativo y me ocupo de brindarle servicios a personas que están empezando a tener mucha experiencia en la venta de acciones. Como vivimos en Jerusalem todos los días hago 4 horas de viaje al trabajo entre ida y vuelta.

¿Cómo ves a la economía israelí?
A pesar de todo lo que se perdió por el coronavirus en empleos, las inversiones no son atractivas y por eso la gente que no tiene el hábito del ahorro, gasta como si no hubiera mañana, y eso se refleja en los bolsillos de los israelíes. El salario mínimo ronda entre los 4,659 y los 5,600 shekels al mes, tomando como referencia que a la hora se la paga entre los 29 y 35 shekels. Con eso puedes sobrevivir si eres soltero pero si estás en pareja basta con que cada uno gane un salario mínimo para estar al día. Creo que el Shekel está en un lugar intermedio en relación al Dólar y al Euro, lo que pone la moneda israelí en una situación interesante porque hay oportunidades que se pueden aprovechar cuando el dólar sufre una pérdida de valor, ya que se pueden comprar dólares más baratos y solo hay que esperar a que se recupere para sacar provecho de esa situación. En cuanto al Euro el panorama no es tan alentador y por eso buscan opciones fuera de Israel para invertir.

Muro de los Lamentos, Jerusalem
Muro de los Lamentos, Jerusalem.

¿Cuánto tiempo estuvieron en el Ulpán aprendiendo hebreo?
Once meses. Pero nuestro Ulpán tuvo algo especial, ya que lo hicimos por zoom la mayor parte del tiempo debido al coronavirus. Si de por sí es difícil aprender hebreo de manera presencial con una profesora, hacerlo por zoom es dos o tres veces más complicado.

¿Qué dijeron tus amigos y familiares cuando les dijiste que te ibas a Israel?
Cuando les contamos que nos íbamos a Israel no creían que estábamos hablando en serio, no creían que habíamos tomado esa decisión. Y al acercarse el momento de tomar el avión fue muy difícil para ellos, porque nos decían ‘para que se van allá, allá hay guerra, siempre hay bombas; como van a hacer si no saben hablar hebreo, en dónde van a vivir, la vida es muy cara, de qué van a trabajar, va a ser muy difícil’. Y ahora soy yo el que les dice que ni loco regreso a México, porque la tranquilidad que tengo acá en Israel, las facilidades, la vida en Jerusalem, la amabilidad de la gente, cómo se ayudan constantemente, son cosas que me hacen estar muy feliz. Cuando estuvimos encerrados en los picos de la pandemia los soldados y la policía les preguntaban a las personas si necesitaban comida y se la llevaban, o les subían el carrito del supermercado hasta las casas a las señoras mayores, o entregaban kits de primeros auxilios. Lo que necesitaba la gente, se lo entregaba el ejército. Eso fue algo que me sorprendió muchísimo, cómo cuidan a la genta acá.

¿Cómo es ser parte de la sociedad israelí?
No es fácil, sobre todo porque nosotros venimos de una cultura muy cálida en donde estamos acostumbrados a saludar a las personas con la mano y ellos no, son muy secos, pero cuando alguien te ayuda lo hace de corazón. Aquí hay algo que llaman ‘tejles’, que es ir al grano. Nosotros como mexicanos siempre damos muchos rodeos y aquí la gente es directa, no pierde el tiempo. Acá aprovechan todo el tiempo, sobre todo porque nunca saben si tienen que correr por su vida a un refugio.

¿Cómo fue la experiencia de estar bajo una lluvia de cohetes?
Fue una situación muy estresante, es algo que no se lo deseo a nadie. En México tenemos la alarma contra los temblores, es decir que estamos acostumbrados a escuchar la alarma y tener que salir de tu casa, pero en cambio aquí al escuchar la alarma hay que meterse en el refugio y esperar a que todo pase. Hay un mapa que te lo proporciona la municipalidad por si hay una situación de esas y te tienes que ubicar donde está el refugio antibombas y correr directamente a él. Acá todas las casas tienen un cuarto cerrado sin ventanas para protegerte, que es el refugio antibombas, y tienes 30 segundos aproximadamente para llegar y resguardarte. Pero a pesar de todo eso vale la pena vivir en Israel.

Mercado Mahane Yehuda, Jerusalem.
Mercado Mahane Yehuda, Jerusalem.

¿Por qué a pesar de este tipo de situaciones creés que vale la pena vivir en Israel?
Vivir en Israel parece un cuento de hadas, aunque no se hable de eso en los medios de comunicación. Es como si no existiera esta realidad, en la que nosotros vivimos. Pero vivir en Israel es hermoso por diferentes motivos. En primer lugar porque a pesar de todas la divisiones que puedan tener en La Knesset (el parlamento israelí), los políticos cuidan a su gente. En segundo lugar porque este es un país en el que los niños viajan seguros en el transporte público y juegan en el parque con normalidad. Israel es un país maravilloso, en el que se puede caminar por la calle sin estar pendiente de quién está detrás, porque sabes que no te van a robar. Es hermoso ver cómo los niños salen de las escuelas y se van solos a sus casas. En México estás cosas no ocurren. O por ejemplo la policía, que cuando estás perdido le pedís ayuda y lo hacen con mucho gusto. De hecho si ocurre eso el policía te sube al auto y te lleva a donde tenés que ir.

¿Cómo describirías a la sociedad israelí?
Las personas son muy frías pero también son muy amables. A todos les gusta ayudar, pero les cuesta mucho demostrar sus sentimientos.

¿Qué fue lo mejor que te tocó vivir en Israel?
Vivir en Jerusalem fue lo mejor que me pasó, es una ciudad increíble. Es una ciudad histórica, en la que se puede ver cómo conviven las tres religiones diferentes, hay mucho respeto. A pesar de tantas diferencias la gente se saluda tranquilamente, y eso es algo que creo que el resto del mundo no ve, porque piensan que aquí la gente siempre se está peleando. Vivir en Jerusalem no lo cambio por nada. Yo siento que pertenezco a esta ciudad, es increíble la vibra que desprende Jerusalem. Lo que más me gustó es la parte cultural, es algo que me llamó mucho la atención. Atesoro muchísimo la parte histórica de Israel y lo que significa, lo que representa Israel para el mundo.

¿Qué fue lo que más te costó en la adaptación?
El idioma, que todavía me sigue costando un poco. Al principio me resultó difícil empezar a leer y a preguntar en la calle cómo llegar a ciertos lugares, no fue fácil quitarme ese miedo y esa inseguridad, pero con el tiempo me fui soltando.

¿Y lo que menos te costó?
Nosotros en México tenemos un dicho que es ‘salió de pata de perro’ y eso creo que fue lo que menos me costó. Es decir, meterme en las calles, conocer e investigar cosas del lugar en el que vivo. Porque todos te muestran la parte turística, pero pocos te muestran el otro Israel, el otro Jerusalem, donde está lo nuevo con lo viejo.

¿Qué prejuicio tenías antes de viajar?
Yo creo que un prejuicio que teníamos era sobre la intolerancia de las religiones. Ese es un prejuicio que no se nos cumplió. Yo pensaba que se iban a estar peleando a cada rato por saber quién es el que tiene la verdad, cuál es la que sí vale. Y en la realidad te puedo contar que aquí conviven las tres religiones, se respetan permanentemente. Hablo a nivel general, pensando en la mayoría de las personas, que son más conscientes y tolerantes y viven en paz sin ningún problema. No incluyo en esto a los extremistas.

¿Tenés alguna relación con la Embajada de México en Israel?
Solamente en un par de ocasiones. La primera para darnos de alta en una lista en la página porque estaban elaborando un censo de mexicanos viviendo en Israel y la segunda en un festival latinoamericano que se hizo en Israel.

¿Qué aprendiste de Israel?
La tecnología. Lo sorprendente es que siendo un país de primer mundo en tecnología, aquí la gente a veces no sabe usar la tecnología. Yo creo que se debe a que hay mucha tecnología, y a la gente a veces le cuesta. Por ejemplo en el supermercado agarras un escáner y lo vas pasando por el código de barras de cada compra que haces, y al final pesas el carrito, pagas y te vas, sin hacer filas ni perder tiempo.

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Israel

El discurso de Mohammed Deif del 7 de octubre que revela el gran plan de Hamás que fracasó

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Agencia AJN.- El palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) publicó este miércoles un discurso del comandante del brazo militar de la organización, Muhammad Deiff, del 7 de octubre, día del ataque sorpresa y masacre contra poblados del sur de Israel.

El discurso no es un nuevo registro de Daf, sino un eco de sus palabras del primer día de la guerra.

«Nuestro pueblo en Jordania y Líbano, en Egipto y Argelia, en el Marruecos árabe, en Pakistán y Malasia, Indonesia y toda la nación árabe islámica. Comiencen a marchar hoy, ahora y no mañana, hacia Palestina. No le den a las fronteras, los regímenes o las restricciones que les priven el honor de la Yihad y participar de la liberación de la Mezquita de al-Aqsa. Salgan, y luchen por la causa de Alá», señaló Deiff.

Las palabras de Deiff confirman los reportes diferentes de que Hamás esperaba que otras organizaciones terroristas, incluso Irán, se unan al ataque e invadan Israel.

La confirmación de esto se recibió de los documentos incautados en Jan Younis que revelaron que Yehieh Sinwar reveló que recibió una promesa de Hezbollah de lanzar un ataque simultáneo en el frente norte de Israel, en paralelo con el que Hamás perpetró el 7 de octubre. Finalmente la organización libanesa se abstuvo.

En otros documentos reitera el compromiso que recibió, según el cual el ataque en el sur iba a arrastrar uno similar en el frente norte por parte de Hezbollah que iba a ser denominado «Conquista de Galilea».

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Finalmente se supo que Nasrallah se arrepintió y decepcionó a Sinwar.

Hezbollah si bien posicionó tropas en la frontera, y estaba listo para actuar en lo inmediato, la orden para actuar no se dio tan rápido como deseaba Sinwar.
Además se informó que la razón para evitar una guerra a gran escala en el norte fue que Irán contuvo a Hezbollah, debido a que sabía que Israel iba a responder con contundencia.

Teherán construyó capacidades de Hezbollah para responder un ataque israelí y no para ayudar a Hamás.

El profesor Eyal Ziser dijo el mes pasado en diálogo con el diario israelí Maariv que «el día después de que Hamás atacó a Israel el 7 de octubre de 2023, se apresuró la organización Hezbollah en unirse a la campaña, sin embargo, desde el primer momento y de hecho hasta el día de hoy, la «ayuda» que proporciona a Hamás es limitada e incluso simbólica.

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Guerra

Ex rehén israelí sobre el abuso sexual de Hamás: Los terroristas «nos hacían revisaciones ‘necesarias'»

Agencia AJN.- «De alguna manera, no importa cómo lo mires, te quitaron la libertad, te quitaron todo, no tenés nada, nada te pertenece, no te pertenecés a vos misma. Lo único que te pertenece es lo que tenés aquí (en la cabeza), pero eso es todo», sentenció Moran Stella Yanai.

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Yanai Moran

Agencia AJN.- La ex rehén israelí de organizaciones terroristas palestinas en la Franja de Gaza Moran Stella Yanai contó cómo ella y otras secuestradas fueron agredidas sexualmente en cautiverio.

«Hay muchas cosas de allí a las que les hacés una ‘eliminación’, que no hay tiempo para lidiar con ellas, que en absoluto son un factor en este momento», explicó al programa Uvdá, de Canal 12.

«Tu misión es sobrevivir: ‘¿Estás viva?, ¿comiste?, ¿bebiste?… Todo está bien. Estoy lidiando con eso…’. Quiero decir, sí, había ese miedo constante a ser violada en cualquier momento y pasaba otro día y pasaba otro día… Así que te preparabas, también te descuidabas… Yo… no soy especialmente linda, no huelo nada bien… Para ser rechazada… Soy grande, tengo 40 años, soy una vieja bruja…», recreó Yanai con crudeza.

«Nos hacían revisaciones ‘necesarias’ al llegar a determinados lugares. No hablemos de eso…», pidió.

«Para mí, el acoso sexual que sufrí iba más allá del marco de la palabra. Cuando (los rehenes) regresen, tal vez me ocupe de la definición exacta, pero ahora mismo tengo que desconectarlo de mí», argumentó la ex rehén de Hamás.

«De alguna manera, no importa cómo lo mires, te quitaron la libertad, te quitaron todo, no tenés nada, nada te pertenece, no te pertenecés a vos misma. Lo único que te pertenece es lo que tenés aquí (en la cabeza), pero eso es todo», sentenció.

«Somos mujeres muy fuertes, pero nos fortalecíamos unas a otras todo el tiempo. Lo hicimos…. No les daré la posibilidad de etiquetarme como una ‘víctima’. Eso no va a pasar… Y sí, encontrás una fortaleza mental en lugares y reservorios donde en absoluto pensás que vas a encontrar», cerró, emocionada.

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