Cientos de inmigrantes ilegales, algunos de los cuales sufren de tuberculosis, se quedarán sin atención médica la próxima semana cuando una clínica de Tel Aviv cierre sus puertas.
La asociación de Médicos por los Derechos Humanos (PHR por sus siglas en inglés) tomó la polémica decisión como protesta a la negativa del Ministerio de Salud de atender a inmigrantes extranjeros y personas que viven en la calle.
“Una clínica voluntaria, de bajo presupuesto, no puede, no debe y es incapaz de ser un sustituto del Estado, es el Ministerio Público el que debe aportar una solución”, escribieron representantes de PHR al ministro de Salud, Yacov Ben Yizri.
Con respecto al cierre del centro, el comunicado aclaró: “No disponemos de los medios, que sí tienen los hospitales, para el diagnóstico y para el tratamiento adecuado de los pacientes”.
El Ministerio de Salud ignoró la situación y, en cambio, anunció que los que residen de manera ilegal en Israel no tienen derecho a la atención médica y sólo la recibirán en casos de urgencia.
De igual modo, aclararon que los extranjeros ilegales pueden pagar para recibir un servicio médico para ellos y para sus hijos.
En 2007, el número de pacientes que atendió la clínica de PHR creció un 70 por ciento respecto del año anterior: de 301 casos por mes a 504. Además, cien personas por noche recibieron asistencia médica en el centro, que se encuentra ubicado al sur de Tel Aviv, donde reside la mayor parte de trabajadores extranjeros.
En las últimas semanas, la organización repartió folletos a sus pacientes en los que explicó dónde deben dirigirse para recibir atención medica cuando la clínica cerrara.
Según informó el diario Haaretz, el Departamento de Salud de Tel Aviv se sumó a la lista de organizaciones que por estos días buscan inmigrantes ilegales con varicela. Algunas mujeres que poseen el virus y están embarazadas, recibieron tratamiento -pagado por el Estado- en el centro Medico Sourasky en Tel Aviv.
Asimismo, el Ministerio decidió aunar esfuerzos con el PHR para prevenir un brote de tuberculosis entre los inmigrantes ilegales que viven en Tel Aviv.
“Es inaceptable que el Ministerio de Salud nos considere un compañero superior en prevenir el estallido de enfermedades alrededor de los refugiados”, se quejó el Director General del PHR, Hadas Ziv.
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