El presidente del Grupo Los Grobo, Gustavo Grobocopatel, avaló el crecimiento de las exportaciones y el comercio bilateral entre Argentina e Irán, en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN).
Al ser consultado por el aumento de las relaciones comerciales con la República Islámica, Grobocopatel explicó que cree “en la paz” y considera “que el comercio ayuda a la paz, por lo tanto son buenos todos los caminos para que haya paz”.
Por su parte, Sergio Burstein, miembro de Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA, en diálogo con AJN, había criticado el crecimiento de las relaciones comerciales entre Argentina e Irán y había reclamado al Parlamento que “saque una ley para prohibir terminantemente las exportaciones a Irán”.
Luego, Burstein había pedido que “si (desde el gobierno) no pueden prohibir las exportaciones a Irán y hay gente que no le importa la muerte de más de cien personas, que les cobren un gravamen enorme”, en referencia a los fallecidos en el ataque a la sede de la AMIA en Buenos Aires, perpetrado el 18 de julio de 1994 con un saldo de 85 muertos, y a la voladura de la Embajada de Israel, ocurrida 17 de marzo de 1992 y que provocó el fallecimiento de otras 29 personas.
Por otra parte, Grobocopatel, que también es presidente de Los Grobo Inversora y vicepresidente de Agronegocios del Plata, aseguró que “para la economía del país, y en general para los argentinos, el impacto (de la disputa entre el campo y el gobierno) fue negativo” en el aspecto económico.
“Cualquier evento que implique falta de diálogo y falta de espacios para el consenso y la creación conjunta, es doloroso para toda la sociedad. Eso se expresó de forma muy dramática”, agregó el ingeniero agrónomo en cuanto a las consecuencias políticas de la disputa entre el campo y el gobierno.
El empresario judío describió a AJN que en el conflicto “realmente las partes no se podían escuchar una a la otra y el debate se planteo en las calles o las rutas, no en los espacios donde naturalmente deberían darse: las mesas de diálogo, el congreso y los partidos políticos”.
Sin embargo, el empresario de Carlos Casares destacó que “que fue un buen paso instalar el debate de este tema (de las retenciones) en el ámbito del parlamento”.
“(La discusión) estuvo centrada en el tema de la resolución 125 y el problema de fondo es un debate que implique qué modelo de país, sistema político, impositivo y económico se quieren implementar, y cómo se resuelve la tensión entre la generación y la distribución de la riqueza. Esos temas no estuvieron presentes en el debate”, señaló Grobocopatel en su análisis.
Luego, el presidente del Grupo Los Grobo explicó que eso sucedió porque “había otras urgencias” y que no debatir el modelo de país “es la deuda pendiente que queda. Sería bueno que ese debate se de en distintos lugares”, remarcó.
Al ser consultado por esta misma agencia sobre las consecuencias económicas del debate parlamentario, el ingeniero subrayó que “son secundarias, porque ni bien se volvió para atrás con la resolución 125, la soja cayó 30 por ciento en su valor”.
“Si hubiésemos tenido los precios de hoy en el momento en el que se desató el conflicto, el problema no hubiese sido cómo se redistribuía la renta extraordinaria, sino quién pagaba las pérdidas extraordinarias”, concluyó Grobocopatel.
Por ese motivo, el titular de Los Grobo, analizó que “esto (la economía y los precios de los granos) es tan dinámico en el corto plazo, que relativiza el debate económico”.
El empresario resaltó un giro en la situación económica, al describir que “el impacto del conflicto interno, más el de la crisis internacional, hicieron cambiar totalmente las expectativas que había en el país” sobre las exportaciones.
“El conflicto internacional le pone paños fríos al optimismo por el precio de los granos. Probablemente si los precios siguen como hoy, va a haber muchos quebrantos”, pronosticó el empresario.
Finalmente,  Grobocopatel sugirió “analizar rápidamente cómo bajar las retenciones en forma dramática para lograr sostener el sistema del aparato productivo del campo” ya que, según su concepción, “con estos precios (actuales) el campo no va a poder colaborar con la economía porque no podrá sostenerse”.

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