Agencia AJN.- Una unión de cadenas de tiendas de ropa, comercios y restaurantes ha pedido a los comerciantes minoristas que desobedezcan las restricciones gubernamentales por el coronavirus y que los negocios de las ciudades con bajas tasas de infección vuelvan a abrir el 18 de octubre. La alianza, que representa a 400 cadenas y más de 18.000 tiendas, la mayoría en centros comerciales de todo el país, dijo en una declaración el domingo que su llamado a la desobediencia civil fue en respuesta al «plan de salida extremo del Ministerio de Salud».

El plan del Ministerio de Salud para aliviar gradualmente el cierre del coronavirus nacional durará al menos cuatro meses y dependerá del número de casos diarios, según un informe del sábado.

En el comunicado, la alianza denunció lo que llamaron el abandono del Ministerio de Salud. «Han decidido no preocuparse por el sector empresarial. El Ministerio de Salud no entiende lo que el mundo entero ya comprendió», decía el comunicado de la alianza.

Los negocios anunciaron que planean realizar una conferencia de Zoom el miércoles para discutir la apertura inmediata de los negocios y que representantes de centros comerciales asistirán.

Hasta ahora, muchos negocios intentaron evitar la restricción usando la creatividad. Puestos de Falafel pedían a los clientes que llamaran para que les enviaran una «entrega», lo que significaba que un trabajador caminaría unos pasos hasta la calle y entregaría la comida. Una floristería incluiría perejil y romero, comestibles esenciales, en una tienda para permanecer abierta y vender flores – como si fuera por accidente – a los compradores, informó The Marker el domingo.

Las únicas cadenas comerciales que hasta ahora han anunciado su apoyo a la reapertura en contravención de las regulaciones gubernamentales son el Big Group y el centro comercial Dizengoff Center, según el sitio web financiero Calcalist.

El anuncio viene después de que una coalición de propietarios de pequeños negocios advirtieron el domingo que desafiarán un cierre nacional de coronavirus y abrirán sus puertas, diciendo que ya no pueden soportar el costo financiero de las limitaciones del gobierno.

El grupo de Facebook que lidera la protesta, «Lo Yihiyeh Beseger» (un juego de palabras entre «no estará bien» y «no estará encerrado»), se opone al manejo de la pandemia por parte del gobierno y a la falta de un plan claro de salida de las medidas de cierre, que entraron en vigor el 18 de septiembre para ayudar a combatir las altísimas tasas de infección de Israel.

El grupo, lanzado por el propietario del restaurante Tamir Barelko el mes pasado, ha crecido a más de 63.000 miembros.

A principios de esta semana, Barelko envió una carta en nombre del grupo al primer ministro Benjamín Netanyahu exigiendo que se levante el cierre de los negocios.

El ministro de Finanzas Israel Katz también criticó duramente la política de cierre de coronavirus del gobierno la semana pasada, diciendo que el cierre indiscriminado llevaría innecesariamente a millones de israelíes al hambre y la desesperación. «No dejaré que millones de personas se hundan en la desesperación y la vergüenza del hambre debido a las decisiones incorrectas del Ministerio de Salud – de cerrar toda la economía sin ninguna distinción y sin ninguna justificación de salud», dijo el miércoles.

En contraste con los reclamos de Katz, quien ha presentado cuatro programas para ayudar a los desempleados, Barelko dijo que, «en los últimos siete meses, el gobierno no ha hecho nada para ocuparse de esto». El grupo publicó que el 88% de los israelíes apoyan la reapertura de pequeños negocios.

El grupo arremetió contra el gobierno por lo que afirma es su continuo fracaso en dar un ejemplo personal obedeciendo su propia política. «No estamos enfadados con [la esposa del primer ministro] Sara Netanyahu por invitar a un peluquero a su residencia. Ella demostró lo que hemos estado diciendo durante semanas: que las restricciones no tienen sentido», afirmó el grupo en un post.

Israel ha estado bajo un cierre nacional durante las últimas tres semanas para contener una furiosa segunda ola de la pandemia, que en un momento dado alcanzó unos 9.000 casos diarios. Sin embargo, en los últimos días se ha reducido tanto el número de casos diarios como el porcentaje de pruebas positivas en medio de las amplias restricciones impuestas al público.