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Historias

Israel. La peculiar tradición de un sobreviviente del Holocausto: comer falafel para celebrar su salvación

Agencia AJN.- David «Dugo» Leitner, de 91 años, come un falafel cada 18 de enero para conmemorar su liberación de Auschwitz. Su historia y su festejo particular se hizo conocido en Israel, e incluso tuvo la oportunidad de compartir su almuerzo con el presidente Rivlin y con el comandante en jefe del ejército israelí.

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Agencia AJN.- Cada 27 de enero, en Israel y en todo el mundo se conmemora el Día del Recuerdo del Holocausto, día en el cual las tropas soviéticas liberaron en su totalidad el campo de concentración y exterminio Auschwitz-Birkenau, quebrando las líneas de defensa nazis y marcando el fin de la Segunda Guerra Mundial. Una parte significativa de los prisioneros, en su mayoría judíos, que pasaron por el frío infierno polaco, decidió emigrar a Israel para formar una nueva vida allí, intentando dejar atrás el horror vivido durante la ocupación alemana.

Sin embargo, David «Dugo» Leitner, de 91 años, tiene su celebración aparte. Cada 18 de enero, día en el que fue liberado de las «Marchas de la Muerte» de los nazis, se come un falafel. De esa forma, celebra el haber sobrevivido y el haber podido llegar a Israel.

En 2019, Leitner compartió su almuerzo con el presidente de Israel, Reuven Rivlin. «Su costumbre de comer falafel cada año nos conmovió. Desde que escuché su historia, he estado esperando sentarme y comer falafel con usted», había expresado Rivlin en su encuentro.

El año pasado, el invitado de honor para compartir su falafel con Leitner fue Aviv Kochavi, el comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), quien le aseguró que el ejército israelí jamás permitiría que algo como el Holocausto vuelva a ocurrir.

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Leitner vive en el poblado religioso de Nir Galim, en el centro del país. Su historia y su tradición se hizo popular entre los israelíes, muchos de los cuales han adquirido la costumbre de comer un falafel cada 18 de enero en celebración. Según él mismo asegura, las pequeñas bolas de garbanzo salvaron su vida.

«Durante la Marcha de la Muerte, después de tres días y noches de invierno de marcha a través de bosques helados, con los más pequeños trozos de pan como alimento y nieve como agua, los judíos que se derrumbaron fueron dejados para que murieran. Débil y tembloroso, me obligué a seguir caminando, pero el agotamiento me venció y también me desplomé», relata Leitner en una entrevista realizada por The Jewish Press el año pasado. «Podía oír pasos y gritos de los soldados alemanes, pero luego no oí nada hasta que la voz de mi madre me llamó en un sueño y me devolvió a la vida. ‘David, no te rindas ahora. ¿No querés comer los panecillos redondos de Sión? La Tierra de Israel te está esperando. Levántate, hijo mío, y vive’. Desperté de mi agotamiento y me obligué a ponerme de pie».

«Cuando finalmente llegué a Israel, en mi primera visita a Jerusalem, paseando, me encontré en el mercado de Machane Yehuda al lado de un puesto de falafel, mirando una pila de panes de pita. Instantáneamente recordé mi sueño de la Marcha de la Muerte y la voz de mi madre. Por eso es que como falafel el día de mi liberación», explica Leitner.

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Historias

Hoy se celebra el 75º aniversario de la aceptación del Estado de Israel en las Naciones Unidas

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Agencia AJN (por Eduardo Chernizki).- El 11 de mayo de 1949 el Estado de Israel fue admitido en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como su 59° miembro. Desde entonces, ha participado en una amplia gama de actividades de la misma y se ha comprometido a otorgar su plena participación a los organismos de la ONU que se dedican a la salud, el trabajo, la alimentación y la agricultura, la educación y las ciencias.

Israel juega un papel activo en la labor de los organismos no gubernamentales auspiciados por la ONU, que se dedican a diversos temas, desde la aviación a la inmigración, las comunicaciones, la meteorología, el comercio y hasta el lugar que ocupan las mujeres.

El 15 de mayo de 1948, un día después de la declaración de su independencia, el Estado de Israel solicitó ser miembro de las Naciones Unidas, pero la solicitud no fue aceptada por el Consejo de Seguridad de la entidad. El segundo pedido fue rechazado por el mismo organismo el 17 de diciembre de 1948 por 5 votos contra 1 y 5 abstenciones. Siria fue el único voto en contra; los EE.UU., Argentina, Colombia, la Unión Soviética y Ucrania votaron a favor; y Bélgica, Gran Bretaña, Canadá, China y Francia se abstuvieron.

La solicitud fue renovada el 4 de marzo de 1949, después de las primeras elecciones que eligieron al primer Parlamento israelí y David Ben Gurión fue elegido Primer Ministro. En esa oportunidad, el Consejo de Seguridad votó 9-1 en favor de la adhesión. Egipto fue quien votó en contra, mientras que Gran Bretaña se abstuvo.

Finalmente, el 11 de mayo de ese mismo año, la Asamblea General, por el requisito de dos tercios de la mayoría, aprobó la solicitud para admitir a Israel ante la ONU por la Resolución de las Naciones Unidas Asamblea General nº273. La votación en la Asamblea General fue de 37 a 12, con 9 abstenciones.

Con el correr de los años, la ONU ha cumplido un papel esencial, logrando el cese de las hostilidades entre Israel y sus vecinos árabes, nombrando mediadores, auspiciando los acuerdos de cese de fuego y armisticio, y apostando fuerzas de la ONU entre los adversarios.

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Kristallnacht. Para el sobreviviente Pedro Schmoller, «lo acontecido debe quedar grabado en la memoria de la humanidad»

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Agencia AJN/Itongadol.- Se cumple hoy un nuevo aniversario de la «Noche de los Cristales Rotos» y recordamos el diálogo mantenido en 2013 con Pedro Schmoller, sobreviviente del pogrom denominado «Kristallnacht», quien aseguró: «Agradezco su interés y su espacio. Con mis 93 años encima, es bueno saber que mis recuerdos no desaparecerán cuando no esté más presente en este mundo, y solo así, a través de la memoria mantendrán su vida por algún tiempo más».

La Kristallnacht dio inicio al Holocausto, diez meses antes de la Segunda Guerra Mundial. Schmoller contó en 2013 que él y su familia lograron salvarse de aquella trágica noche gracias a la secretaria de su padre que les ofreció refugio en su casa. «Nos escondimos en el pequeño departamento de la secretaria de mi padre, que era de fe protestante. Ella arriesgó su vida al darnos albergue ya que convivir con judíos era castigado con la pena de muerte», contó.

«Nos quedamos allí unos días hasta que volvió una relativa calma», relató y agregó: «Permanecimos encerrados en un ambiente muy chico, y en constante tensión. Llegué a fumar hasta 60 cigarrillos por día. Desde ese entonces no probé cigarrillo», añadió a modo de quiebre con su pasado oscuro. «Solo un mes y medio después pudimos escapar con destino Argentina», agregó.

El sobreviviente recordó que en su infancia vivió en «Berlín en un barrio de clase media alta y que actualmente sigue existiendo, Charlottenburg». «Recuerdo que en la planta baja de la casa de departamentos donde vivíamos había una librería que pertenecía a una familia judía, la misma fue totalmente destruida por una horda organizada. En la Kristallnacht, solo en Berlín, fueron incendiados una veintena de templos, y seguramente una centena en todo el país, junto con unos centenares de rollos de la Torá. En el caso de nuestro templo, el Friedenstempel, había más de 10 rollos, cada una con sus hermosos adornos artesanales», recordó.

Siempre en diálogo con la Agencia AJN, Schmoller expresó su deseo de contar una historia gratificante ante tanto horror, «se trata del arribo al templo NCI Emanu El de un rollo de la Torá, el mismo fue reconstruido y salvado en algún lugar de Europa». «Resulta que en uno de mis viajes a Londres, por casualidad me enteré de que existía un Comité de Reconstrucción de Torot (plural de Torá), donde escribas profesionales se dedicaban a reescribir las partes dañadas, para que puedan ser nuevamente usadas y enviados a países del tercer mundo a nuevos templos que carecían de rollos, o donde había pocos». Schmoller contó que «para solventar los gastos del Comité, buscaron donantes por sumas-no tan pequeñas- que tenían el privilegio de elegir el lugar, donde las Torot podían ser nuevamente usadas». Fue así que «juntando los ahorros de mi padre, mi hermano y los míos, pudimos donar la suma necesaria, y así llegó, por vía diplomática, una Torá a la Embajada de Israel en Argentina, y de allí partió al templo de Emanu El». «En un solemne servicio religioso, llevado por mi padre, y franqueado por mi hermano y por mí, la Torá fue introducida a su nuevo destino y hoy sigue estando en el templo de la calle Arcos, en la Ciudad de Buenos Aires».

En su relato, Schmoller no quiso dejar de mencionar a su padre quien, como muchos otros judíos alemanes, combatió durante la Primera Guerra Mundial en el ejército alemán y pese a haber sido condecorado con la Cruz de Hierro, años más tarde sería considerado un enemigo por el mismo país que le había reconocido su valor en el combate.

Respecto al negacionismo del Holocausto, Schmoller opinó: «Sólo un malvado, lleno de odio y resentimiento puede ignorar o negar lo ocurrido. Existen un sinfín de pruebas, fotos, películas y testimonios de sobrevivientes que no dejan duda alguna». Tras contar que en una visita a Berlín pudo ubicar la tumba de su bisabuelo en un cementerio, Schmoller expresó: «Los que niegan a la Shoá (Holocausto) son unos necios mentirosos. Es gente llena de un odio enfermizo». «Lo acontecido debe quedar grabado en la memoria de la humanidad, para que nunca vuelva a acontecer», dijo con un fuerte acento alemán.

Consultado sobre el genocida fallecido, Erich Priebke, el sobreviviente opinó que «debe dejarse de hablar de él». «Que no quede recuerdo alguno de sus hazañas criminales. Que quede totalmente olvidado. Que haya un total silencio. Como si nunca hubiera existido», puntualizó.

En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, hordas nazis llevaron a cabo, con la anuencia de las autoridades alemanas y austríacas y ante la total inacción policial, el pogrom denominado “Kristallnacht”. Sobre esos días, Schmoller reflexionó: «Cada año hay menos gente que lo haya vivenciado en forma consciente».

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