Agencia AJN.- Se espera que el jefe del Mossad, David Barnea, parta hacia Washington esta noche para mantener una serie de reuniones en la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y el Congreso de los Estados Unidos, en un momento en el que Estados Unidos y las superpotencias están a punto de reactivar el acuerdo nuclear de 2015 con Irán.

El viaje de Barnea sigue a uno del ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, y del consejero de Seguridad Nacional del Estado judío, Eyal Hulata, el mes pasado. El primer ministro del país Yair Lapid también habló con el presidente estadounidense Joe Biden la semana pasada. Durante su estancia en Washington, se cree que Barnea hablará con los comités de inteligencia de la Cámara de Representantes y del Senado.

El Dr. Michael Makovsky, presidente y director general del Instituto Judío para la Seguridad Nacional de América (JINSA), señaló que la visita de Barnea a Washington es la última de una serie de altos funcionarios de seguridad israelíes que pretenden dar forma a la política de EE.UU. hacia Irán, «incluyendo evitar que [llegue] a un nuevo y peligroso acuerdo nuclear con Teherán».

«Su planeada reunión con los comités de inteligencia del Congreso es especialmente importante ya que Israel necesita llegar más a los miembros del Congreso que están en posición de oponerse o bloquear cualquier acuerdo pactado. Aun así, me temo que los esfuerzos de Israel seguirán teniendo un impacto limitado en la política de EE.UU. a menos que lleve a cabo una campaña más pública destinada a galvanizar una oposición más amplia en el Congreso y entre el pueblo estadounidense», expresó Makovsky

Según Danny Ayalon, ex viceministro de Asuntos Exteriores israelí, toda visita del jefe del Mossad a DC es importante por definición, pero el tema y el momento de esta visita «la hacen doblemente importante.»

«Sin embargo, tengo poca fe en la capacidad de Israel para cambiar significativamente la posición de EE.UU. con respecto a Irán debido al interés de EE.UU. en bajar los precios del petróleo, y el deseo del presidente Biden de obtener un logro diplomático antes de las elecciones de mitad de período de noviembre», agregó Ayalon.

«Si no se llega a un acuerdo será únicamente por culpa de Irán. Barnea tratará de convencer a EE.UU. de que endurezca sus posiciones en relación con las investigaciones del OIEA sobre las instalaciones nucleares de Irán y rechace cualquier alivio de las sanciones para el CGRI. También es probable que presione a la administración para que coordine una postura mutua sobre cómo actuar en caso de que los iraníes hagan trampas tras la firma del acuerdo, e insista en que cualquier cláusula de caducidad se prolongue más allá de 2030», concluyó Ayalon.

El Dr. Jonathan Schanzer, vicepresidente senior de investigación de la Fundación para la Defensa de las Democracias en Washington, explicó que Barnea se pronunció enérgicamente contra el acuerdo en medio de un debate dentro de Israel, «estimulado sobre todo por figuras de los medios de comunicación de izquierda, que afirmaron falsamente que el acuerdo era aceptable para el gobierno de Israel».

«Decididamente no es así», continuó Schanzer. «Barnea se dirige ahora a Estados Unidos para subrayar este punto con datos y pruebas de apoyo, probablemente con implicaciones para futuras acciones israelíes. Este es un mensaje serio que está entregando a Washington. Y es uno que sólo el jefe del Mossad puede entregar».

Además, Schanzer señaló que no cree que la visita de Barnea cambie el cálculo de Estados Unidos. «Pero las advertencias se tomarán en serio. Tanto en lo que se refiere a las perspectivas de la actividad iraní, como a la mayor probabilidad de acción israelí», afirmó.