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Javier Milei, ¿el candidato que pretende apropiarse del judaísmo?

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Por Daniel Berliner*

Mucho se ha escuchado hablar a Javier Milei sobre su relación con el judaísmo, sus clases y el estudio semanal de Torá, la decisión de realizar una conversión y el traslado de la embajada argentina a Jerusalem.

A estas horas la dirigencia comunitaria argentina ve con enorme preocupación el uso que realiza públicamente el candidato sobre el judaísmo, molestia que se sumó a su posición en contra de declarar “Día de Duelo Nacional” el 18 de julio, en homenaje a las víctimas del atentado a la AMIA, que va a contrapelo de su supuesto gran amor.

Milei no pierde oportunidad para hablar de su rabino, el de la comunidad marroquí, quien rápidamente tuvo que recalcular para bajar su exposición dado que, las comunidades sefaradíes suelen estar lejos de la política, a diferencia de los Ashkenasim que sí lo hacen. Esto significaría que cualquier actividad por afuera de su condición rabínica, lo obligaría a renunciar y así poder trabajar políticamente con Milei.

Claramente todos los sentidos de Milei se activaron al percibir que el judaísmo esconde una ingeniería “Divina”, la que ofrecen los libros sagrados, los cabalistas y los eruditos de todas las épocas, desde Moisés en adelante con la entrega de los 10 mandamientos para toda la humanidad en el Monte Sinaí.

Milei percibió todo esto y se zambulló en un mundo que cree que puede pertenecerle, por el simple hecho de un estudio semanal de Torá, su posible conversión, un cierre de campaña con un gran Shofar y un viaje particular a la tumba (ohel) del rebe de Jabad Lubavitch a Brooklyn.

Nada de todo esto lo convertirá mágicamente en judío.

Este martes, en una entrevista con el periodista Jonatan Viale, a Milei le faltó decir “tengo un amigo judío” ante la pregunta del periodista: ¿Por qué te comparan tanto con Hitler? La repuesta “del amigo judío” no se demoró: “Puede ser que yo esté haciendo algo mal, entonces. Yo no voy a la iglesia, voy al templo, no hablo con sacerdotes, tengo un rabino de cabecera y estudio la Torá. Se me reconoce internacionalmente como amigo de Israel y como estudioso de la Torá. Estoy a poco de ser judío, solamente me falta el pacto de sangre”.

Respecto a Israel, seguro que oportunamente será oficialmente recibido por el Estado judío, tal como ocurrió con Eduardo «Wado» de Pedro, Juan Manzur, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Alberto Fernández.

Con respecto al anuncio del traslado de la embajada argentina a Jerusalem, Israel vería con buenos ojos esta iniciativa, al igual que lo hizo con los diferentes países que ya han mudado sus embajadas.

Tal vez todo esto no funcione como usted supone, como en su mundo, donde todo puede adquirirse. El judaísmo y el amor por él no está tan a su alcance pese a sus esfuerzos y a su dotado instinto de orientación al querer adoptarlo. Nada de esto se convertirá en un derecho adquirido. El camino de conversión es largo y el pueblo judío abraza a todos aquellos que desean hacerlo, pero con modestia y humildad.

Nuestros maestros, rabinos y cabalistas tienen en su ADN siglos de sabiduría que transmiten hace miles de años de generación en generación.

La Torá, el Talmud, la Guemará son los libros que esconden esas respuestas que con infinita sabiduría nos enseñan nuestros maestros. El amor al prójimo, la profunda humildad y modestia son la verdadera esencia del judaísmo. Por eso, los actos de fe se realizan en privado, reservadamente, sin la necesidad de declamarlos y exponerlos como usted lo hace en todo momento que sea posible. Eso no es parte del judaísmo.

Volviendo a Viale, llamó la atención ver durante todo el programa, al lado de su computadora, un solideo (kipá), que hace meses Milei se lo había pedido. El programa se terminaba y se iba sin el “regalo” que vino a buscar, entonces en el último segundo de aire le dijo al periodista, “¿No me ibas a regalar algo?”

“Yo cumplo con mi promesa”, le respondió Viale, y percibió rápidamente el no hacerlo públicamente sabiendo que podía prestarse a que Milei siga sumando galones para alcanzar los simbolismos que le permitan validar aún más su judaísmo. Viale entonces le informó que lo haría en forma privada. Ante la posición del conductor, el candidato soltó públicamente, “En realidad yo vine por eso”.

En el ADN del pueblo judío, la libertad es un bien primario. En el pueblo del libro la diversidad de pensamientos, de adhesiones y el disenso son motivos de celebración, nunca de condena. En el judaísmo, la libertad avanza, avanza en abrazar al que no piensa igual, porque esa distinción y respeto nos ha impulsado a condenar pensamientos hegemónicos que han devastado la vida en tantas ocasiones.

Hace pocos meses el ex presidente Trump reprochó a los judíos estadounidenses no haber «apreciado» lo suficiente las políticas hacia Israel que adoptó durante su mandato y les advirtió que deben «ponerse en orden» antes de que «sea demasiado tarde».

Trump tomó algunas de las políticas más favorables a Israel de EEUU de las últimas décadas y también hizo guiños al supremacismo blanco estadounidense, que tiene tintes antisemitas.

*Director de ItonGadol y Agencia AJN

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Por Jorge Knoblovits: Hoy más que nunca: estamos acá

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Agencia AJN.- (Jorge Knoblovits* – LA NACION) El 8 de mayo conmemoramos junto con el Museo del Holocausto, el Acto Central por Iom Hashoá en el CCK. Ocasión en la que junto a los sobrevivientes del nazismo y la sociedad argentina toda, recordamos el impacto de esa terrible experiencia que sufrió el pueblo judío.

Es también una oportunidad para advertir las señales de odio y desprecio de la actualidad que siempre constituyen la antesala de experiencias traumáticas.

El discurso del odio predispone a las mentes y a los cuerpos para naturalizar el racismo y sus mecanismos de exterminio.

La Argentina cuenta con importantes herramientas para advertir y hacer frente a la diseminación de manifestaciones discriminatorias o que reivindiquen al nazismo.

La Constitución Nacional, contiene dos normas que se refieren a la libertad de las ideas. El artículo 14 dispone que todos los habitantes de la Nación gozan del derecho “de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa”. A su vez el art. 32 dispone que “El Congreso Federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal”.

También, nuestro país adhirió a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio que es imprescriptible. Allí se describen las acciones que lo modelan: “Actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”.

De estas normas constitucionales e internacionales, podemos destacar que, si los delitos de genocidio cometidos durante la Segunda Guerra Mundial contra los judíos, no se encuentran prescriptos, mal se puede permitir que los propios Estados firmantes toleren el aliento de la ideología nazi apologéticamente.

La Convención antes citada hace hincapié en otro aspecto a tener especialmente en cuenta y es el concepto de instigación. Ningún genocidio es posible sin una escalada previa de marcaje y de construcción de otredades negativas. La aniquilación de seis millones de judíos en la Shoá pudo suceder por estratégicos condicionamientos ideológicos. Sería hacer andar libremente el material del que se nutren los verdugos y ejecutores de planes siniestros.

El claro ejemplo lo constituye Mein kampf, el libro escrito por Adolf Hitler mucho antes de acceder al poder absoluto de Alemania.

Por todo ello, se debe tener en cuenta lo imprescindible de la protección a los derechos humanos, cosmovisión inspirada en la vivencia del Holocausto y los resortes de prevención que debemos articular.

De allí que toda la literatura, propaganda, ideas, videos, mensajes, caricaturas que instiguen en los términos de la Convención de Genocidio los actos que se describen, deben ser expuestas para impedir su viralización.

No sólo el Derecho es capaz de obstaculizar la discriminación. La educación, los medios masivos de comunicación y los vínculos sociales en general deben ser dispositivos de sensibilización y empatía.

Hoy más que nunca, “Estamos acá” tras los sucesos del 7 de octubre pasado en el Estado de Israel, en los que la Shoá y su odio antisemita se hizo presente con saña.

El terrorismo y su despiadado modus operandi acechan los valores de la democracia y la seguridad del mundo libre.

Hoy más que nunca debemos resignificar ese ataque a la dignidad de un pueblo que tiene derecho a su territorio y a vivir en paz.

Ocasión también para exigir la liberación de los 133 secuestrados por el régimen terrorista de Hamás y la Jihad Islámica desde ese fatídico día. Sillas vacías que agudizan el dolor.

Que vuelvan a casa.

Recordar y no olvidar para que la Shoá no se repita.

“Hoy más que nunca. Estamos acá “.

“Mir zainen do”.

 

 

*Dr. Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA

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Vamos a volver a bailar, por Delia Sisro*

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Agencia AJN.- Ningún pueblo, ninguna persona ni ningún animal sobrevivió llorando. No hubo líder en la historia que levantara una bandera desde un rincón y en silencio.

Eurípides decía que la valentía es prudencia. Y es tiempo que una vez más los judíos seamos prudentes, es decir, que despleguemos el coraje necesario, porque los que están en frente no tienen piedad, y sus cómplices, testigos callados, no van a hacerlo.

Voy a dar clases a la Universidad de Buenos Aires cada semana. Hace poco me acerqué a una de las mesas que tenía banderas de #Palestina para preguntarles por qué, de mínima, no repudiaban los secuestros, violaciones y asesinatos del 7 de octubre y al mismo tiempo reclamaban por un Estado palestino. Un alumno que estaba a cargo de esa mesa apenas balbuceó unas palabras sin poder explicarme el conflicto ni por qué lo hacían. No tenía la menor idea de lo que estaba promoviendo. Era la mañana y es el momento de menor circulación de gente. Mientras intentaba explicarle lo que yo sabía del conflicto y compartirle mi postura, se acercó otra alumna y me dijo: “es la primera vez que escucho a una docente en esta facultad defender a Israel”. La corregí: no era solamente a Israel. Era a mi país, la Argentina y el mundo civilizado. Las Naciones Unidas ya reconocieron el derecho del Estado de Israel a existir en la votación 181 en 1947 y nuestro país, si bien se abstuvo en esa votación, mantiene relaciones con él desde 1948. Pedir un Estado palestino (desde el río hasta el mar) es pedir la aniquilación de Israel.

Le dije que quería escribir esta nota y me pidió encarecidamente que no dijera su nombre porque iba a perder su trabajo.

Cuando entré a clase conté lo que me había pasado y dije que me iba a hacer una remera con la bandera de Israel y las caras de quienes todavía están secuestrados, es decir, desaparecidos. Este martes 8 así voy a ir a dar mi clase. Y por supuesto sé que las autoridades de la facultad van a garantizar mi seguridad como la de cada alumno judío o no que desee apoyar al Estado de Israel con una bandera o una carpa como se garantiza la presencia de carpas que reivindican la aniquilación de Israel sin repudiar el secuestro de civiles.

Y algo más. Estoy esperando saber dónde va a ser la fiesta local del 7 de octubre. Ahí voy a estar, porque así empezó la masacre y no van a lograr que nos guardemos. No sé si soy la primera que propone esta fiesta y que va a exigir a las autoridades locales que nos cuiden, solo espero no ser la última y que seamos muchísimos los que como hace miles de años, a pesar de la juedeofobia con cualquiera de sus nombres, sigamos bailando.

*Delia Sisro es licenciada en Comunicación Social, asesora en temas de escritura, política y comunicación, y docente de Derecho a la Información en Ciencias Sociales, UBA. Publicó “Vidas pesadas” y “Asesinaron al Fiscal” junto a Waldo Wolff.

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