Agencia AJN.- La Agencia Telegráfica Judía envió cinco preguntas sobre antisemitismo y asuntos judíos a todos los candidatos registrados para las elecciones presidenciales que tendrán lugar en los Estados Unidos durante 2020. El candidato del partido demócrata y ex vicepresidente, Joe Biden, compartió sus respuestas, las cuales se transcriben a continuación.

1. Los crímenes de odio antisemitas están actualmente en aumento en los Estados Unidos. En 2018 hubo dos tiroteos mortales en sinagogas de Pittsburgh y Poway, actualmente los judíos de la ciudad de Nueva York sufren regularmente ataques violentos. Los judíos siguen siendo el blanco de la mayoría de los crímenes de odio basados en la religión en todo el país. ¿Cuál es su plan para hacer frente al aumento del antisemitismo en los Estados Unidos?

Tenemos un serio problema con las crecientes olas de supremacía blanca y antisemitismo – tanto en Estados Unidos, en la derecha y la izquierda política, como en todo el mundo. No es un fenómeno nuevo, pero es responsabilidad de los líderes de todas partes trabajar agresivamente para combatir este mal. En cambio, tenemos un presidente que, en un lenguaje claro, lo alienta y lo promueve.

Después de Charlottesville, Donald Trump dio una licencia renovada y un incentivo a los supremacistas blancos, a los neo-nazis y al KKK. Hay una corta fila de personas que marchan con antorchas tiki en Charlottesville cantando «Los judíos no nos reemplazarán», al tirador de la sinagoga en Pittsburgh diciendo que los judíos «estaban cometiendo un genocidio a su pueblo».

Necesitamos un enfoque integral para combatir el antisemitismo que tome en serio tanto la violencia que lo acompaña como las odiosas y peligrosas mentiras que lo sustentan. Lamentablemente, el antisemitismo adopta muchas formas diferentes y atraviesa la ideología, el partido político, el grupo y la nación. Por lo tanto, debemos permanecer alertas y hablar cada vez que veamos que el persistente mal del antisemitismo se asoma. Nos incumbe a todos nosotros enfrentarnos a aquellos que cargan con estereotipos maliciosos, o que buscan asustarnos y dividirnos para obtener ganancias políticas. El silencio es complicidad, así que debemos hablar claro – siempre. Debemos llamar al odio por su nombre y condenarlo.

También debemos abordar la violencia extremista y de supremacía blanca que ha provocado tanto derramamiento de sangre, especialmente con Trump avivando las llamas del odio y vaciando los recursos que pusimos en marcha durante la administración Obama-Biden para abordar el extremismo interno. Restauraré esos fondos y trabajaré para aprobar una ley federal de terrorismo doméstico. Podemos elaborar una legislación que respete la libertad de expresión y las libertades civiles y, al mismo tiempo, asumir el compromiso como nación para erradicar el terrorismo interno primero, para luego detener el terrorismo internacional. Debemos nombrar un liderazgo en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos que priorice el procesamiento de los crímenes de odio, dejando en claro que no hay lugar para eso en este país.

Debemos romper el nexo entre el extremismo y la violencia con armas de fuego mediante la promulgación de leyes sensatas de control de armas. Como presidente, me aseguraré de que las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad sean prohibidos nuevamente, y pondremos en marcha un programa de recompra para sacar de nuestras calles la mayor cantidad posible de estas armas de guerra.

Finalmente, sabemos que este odio no comenzó con Donald Trump y no terminará cuando deje el cargo. La historia americana no es un cuento de hadas. La batalla por el alma de esta nación ha sido un constante tire y afloje entre el ideal americano de que todos somos creados iguales – y la dura realidad de que el racismo y el antisemitismo nos han destrozado durante mucho tiempo. Por lo tanto, debemos renovar nuestro compromiso con nuestros más altos ideales y hacer lo que este presidente no puede hacer: mantenernos juntos contra el odio y defender lo que, en el mejor de los casos, esta nación cree.

2. Varios legisladores demócratas han criticado recientemente a Israel en formas que algunos han caracterizado como antisemitas. ¿Cuál es para usted la línea entre la crítica legítima a Israel y el antisemitismo?

Ninguna nación, incluido Israel, es inmune a las críticas legítimas. Por ejemplo, durante décadas me he opuesto a la expansión de los asentamientos por ser contraproducente para la paz y perjudicial para el apoyo de Estados Unidos a Israel, y he compartido esas críticas directamente con los líderes israelíes, desde Menachem Begin hasta Netanyahu. Pero nunca se debe señalar o atacar injustamente a Israel. Es peligroso, y cualquier acción diseñada para marginar a un grupo étnico o religioso nos pone en peligro a todos. Eso es algo que el pueblo judío sabe muy bien. Por eso es fundamental oponerse a las resoluciones tendenciosas y a los intentos de deslegitimar a Israel en las Naciones Unidas, y por eso es importante garantizar que Israel, al igual que otras naciones, esté representado en el organismo internacional.

Es por eso que he sido claro: los llamados aquí en los Estados Unidos para boicotear y sancionar a Israel están equivocados. Y punto. El pedido de BDS (boicot, desinversiones y sanciones) señala a Israel – hogar de millones de judíos – de una forma que es inconsistente con el tratamiento de otras naciones y con demasiada frecuencia vira hacia el antisemitismo, mientras que deja a los palestinos libres de sus responsabilidades.

3. Incontables políticos han tratado de negociar la paz entre Israel y los palestinos y, sin embargo, el resultado de dos estados ahora parece más un sueño que una posibilidad. ¿Cuáles son sus planes concretos para abordar el conflicto entre Israel y los palestinos?

Creo que una solución de dos estados es el único camino para la seguridad a largo plazo de Israel, mientras conserve su identidad como un estado judío y democrático. También es la única manera de garantizar la dignidad de los palestinos y su interés legítimo de autodeterminación nacional. Y es una condición necesaria para aprovechar al máximo la apertura que existe para una mayor cooperación entre Israel y sus vecinos árabes.

En la actualidad, ni los dirigentes israelíes ni los palestinos parecen dispuestos a asumir los riesgos políticos necesarios para avanzar a través de negociaciones directas. Este desafío se ha hecho aún más difícil por el unilateralismo del Presidente Trump, sus movimientos para cortar la asistencia a los palestinos y su equivocación sobre la importancia de una solución de dos estados.

Restableceré un compromiso creíble con ambas partes en el conflicto. Estados Unidos debe mantener su compromiso férreo con la seguridad de Israel, incluyendo el apoyo sin precedentes proporcionado por la administración Obama-Biden. También es esencial reanudar la asistencia a la Autoridad Palestina que apoya la cooperación en materia de seguridad entre Israel y Palestina, los programas de pueblo a pueblo, el desarrollo económico y la ayuda humanitaria y el cuidado de la salud para el pueblo palestino.

Mi administración instará a ambas partes a tomar medidas para mantener viva la perspectiva de un resultado de dos estados. Los líderes palestinos deben poner fin a toda incitación y glorificación de la violencia, y deben ponerse al nivel de su pueblo en cuanto a la legitimidad y permanencia de Israel como un estado en la patria histórica del pueblo judío. Los líderes israelíes deben detener la expansión de los asentamientos de Cisjordania y hablar de una anexión que haría imposible lograr dos estados. Deben reconocer la legitimidad de las aspiraciones de los palestinos a tener un estado. Ambas partes deben trabajar para proporcionar más ayuda al pueblo de Gaza mientras trabajan para debilitar, y en última instancia reemplazar, a Hamás. Y los estados árabes deben dar más pasos hacia la normalización con Israel y aumentar su apoyo financiero y diplomático para construir instituciones palestinas.

4. ¿Hay alguna parte de la cultura judía estadounidense, o de alguna figura judía de la historia, que haya sido especialmente significativa para usted en su vida?

He tenido el honor de conocer a todos los primeros ministros israelíes desde Golda Meir, y he establecido relaciones estrechas con muchos de ellos. En particular, atesoré mi profunda y personal amistad con Shimon Peres y la sabiduría y la bondad con la que impregnó su liderazgo. Tenía un compromiso inquebrantable con la dignidad y el valor inherentes a cada ser humano y, en mi opinión, encarnaba la conciencia y el alma de Israel. Shimon siempre fue un ejemplo de esperanza y un ejemplo de futuro.

Lo conocí en mi primera visita a Israel en 1973, durante mi primer año en el Senado. Ese fue también el viaje en el que me reuní con Meir y su entonces ayudante Itzjak Rabin durante casi una hora. Ella pasó por lo que sucedió durante la Guerra de los Seis Días, el precio que se pagó, y pintó un cuadro sombrío que, francamente, me asustó. Acababa de llegar de Egipto y había visto lo que estaba sucediendo allí. Pero cuando salimos para que la prensa nos tomara una foto, ella me dijo: «Senador, no se preocupe. Tenemos un arma secreta. Ya ve, no tenemos ningún otro lugar a donde ir». Un mes más tarde, la guerra del Yom Kippur llegó a su fin.

Esa experiencia fue fundamental para mí. Me hizo comprender, en mis entrañas, la amenaza que el pueblo israelí vive cada día, pero también su resistencia. Peres y Meir me mostraron el espíritu de un pueblo que, contra viento y marea, transformó el desierto, fundó una robusta democracia y construyó una próspera economía basada en la innovación. Es por eso que soy y siempre he sido un fuerte partidario de Israel.

5. ¿Ha participado en un seder de Pascua u otro ritual de fiesta judía? En caso afirmativo, ¿cuáles fueron las circunstancias y cómo fue la experiencia para usted?

He tenido el honor de compartir muchas experiencias significativas con amigos y familiares judíos. Durante nuestro primer año en el cargo, en 2009, el presidente Obama se convirtió en el primer presidente que organizó un «seder» en la Casa Blanca, una tradición que mantuvo cada año de su presidencia. En 2013, Jill y yo estuvimos orgullosos de tener la primera Sucá vicepresidencial en el Observatorio Naval, y dimos la bienvenida a los niños judíos de la comunidad para que vinieran a decorarlo. Fue increíblemente significativo poder recibir a nuestros amigos de la comunidad durante la Sucá con la tradicional hospitalidad. Y por último, en 2014 presidí el encendido de la Menorá Nacional para marcar el comienzo de Jánuca con un mensaje que es fundamental que todos recordemos hoy: «La herencia judía es la herencia americana».