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Juegos Olímpicos: Estudiantes y vecinos de la localidad anfitriona de Israel les desean éxito a sus atletas

Agencia AJN/Itongadol.- En Yaotsu nació un Justo de las Naciones, Chiune Sugihara, un vicecónsul japonés en Lituania que ayudó a salvar a unos 6.000 judíos durante la Shoá.

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Video bienvenida Yaotsu

Agencia AJN.- Estudiantes y vecinos de la localidad de Yaotsu, que será anfitriona de Israel, durante los Juegos Olímpicos grabaron un video.

Se trata de una película de aliento y buena suerte que les desean a los atletas y miembros de las delegaciones olímpica y paralímpica en Tokio 2020.

La ciudad anfitriona de la delegación de Israel para los Juegos Olímpicos de Tokio será Yaotsu, donde nació un Justo de las Naciones, Chiune Sugihara.

«Yaotsu es la ciudad anfitriona de la delegación israelí» de cara «al inicio de los Juegos de Tokio 2020» es el título que acompaña el anuncio especial colocado en el piso de entrada del Ayuntamiento de Yautsu.

Toda la ciudad anfitriona está ocupada preparándose para una reunión con la delegación israelí.

Yaotsu es la ciudad natal de un Justo de las Naciones, Chiune Sugihara, que salvó a 6.000 judíos de los nazis durante la Shoá.

El letrero incorpora dibujos de escolares de toda la ciudad.

Bienvenida Yaotsu

En febrero del año pasado se había anunciado que Yaotsu, la ciudad donde, el primer día del año 1900, nació el «Justo de las Naciones» Chiune Sugihara, el entonces vicecónsul en Lituania que ayudó a salvar a unos 6.000 judíos de ese país y Polonia durante la Shoá pese a que el imperio que representaba era aliado de la Alemania nazi, recibiría a deportistas israelíes que participarán en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos que se disputarán este año en Japón.

El diplomático, fallecido el 31 de julio de 1986, puso en peligro su carrera y la vida de su familia al extender visados de tránsito para que los perseguidos pudieran viajar a territorio nipón.

Como paso previo, el responsable de promover la ciudad, Isao Purota, y el representante municipal y del Memorial Sugihara, el israelí Yossi Karchali, se reunieron con Gili Lustig y Nisim Sasportas, directores generales del Comité Olímpico y la Asociación Paralímpica de Israel, respectivamente.

Yaotsu tiene 11.000 habitantes e iba a ser uno de los lugares elegidos para el paso de la antorcha olímpica, el 4 de abril de 2020, antes de que se decidiera suspender los Juegos.

Sugihara en un mes de 1940 emitió las suficientes visas para permitir que 6.000 judíos salven sus vidas y escapen de la Europa nazi.

Su historia es la de alguien que, enfrentado con una realidad que encontraba inaceptable, dejó de lado su carrera, familia y reputación, todas cualidades altamente valoradas en Japón, para hacer lo correcto.

Chiune Sugihara llegó a Kaunas, Lituania, con su familia en agosto de 1939 como diplomático japonés. Casi inmediatamente después los nazis invadieron Polonia, lo que llevó a que miles de judíos polacos huyeran hacia este país.

Armado solo con vagas instrucciones de Tokio, el hombre decidió, en consulta con su mujer, comenzar a distribuir visas de tránsito japonés a los judíos que se amotinaban afuera del consulado de su país. No paró hasta que quitaron a la embajada de ahí y hasta ese momento había emitido 2.139 visas, cada una podía servir a toda una familia. Sin embargos muchos no pudieron salir del país.

De vuelta en Japón, tras la guerra, Chiune Sugihara nunca fue oficialmente condecorado por sus acciones, sino que fue forzado a renunciar del servicio extranjero por cortes presupuestarios.

Sugihara se desempeñó como vicecónsul en el consulado japonés en Kaunas, Lituania, en 1939, mientras observaba a los judíos que huían de Polonia entrar en el país gobernado por la URSS, buscando escapar aún más de la amenaza de la Alemania nazi.

Con un plan para ayudar a los judíos, Sugihara firmaría visas para que los judíos viajen en el Ferrocarril Transiberiano a través de la Unión Soviética, luego a Japón y finalmente encuentren un refugio seguro en la colonia holandesa de Curazao en el Caribe.

Sin embargo, al contactar a sus superiores en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, su solicitud fue negada tres veces para otorgar visas para que los judíos pasen por el país.

En un movimiento audaz y contrario a la posición de su país, Sugihara escribió al menos 4.500 visas a mano en poco más de seis semanas, hasta el punto en que su esposa tuvo que masajear su mano callosa todas las noches para poder dormir antes de despertarse y escribir más visas.

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Kristallnacht. Para el sobreviviente Pedro Schmoller, «lo acontecido debe quedar grabado en la memoria de la humanidad»

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Kristallnacht

Agencia AJN/Itongadol.- Se cumple hoy un nuevo aniversario de la «Noche de los Cristales Rotos» y recordamos el diálogo mantenido en 2013 con Pedro Schmoller, sobreviviente del pogrom denominado «Kristallnacht», quien aseguró: «Agradezco su interés y su espacio. Con mis 93 años encima, es bueno saber que mis recuerdos no desaparecerán cuando no esté más presente en este mundo, y solo así, a través de la memoria mantendrán su vida por algún tiempo más».

La Kristallnacht dio inicio al Holocausto, diez meses antes de la Segunda Guerra Mundial. Schmoller contó en 2013 que él y su familia lograron salvarse de aquella trágica noche gracias a la secretaria de su padre que les ofreció refugio en su casa. «Nos escondimos en el pequeño departamento de la secretaria de mi padre, que era de fe protestante. Ella arriesgó su vida al darnos albergue ya que convivir con judíos era castigado con la pena de muerte», contó.

«Nos quedamos allí unos días hasta que volvió una relativa calma», relató y agregó: «Permanecimos encerrados en un ambiente muy chico, y en constante tensión. Llegué a fumar hasta 60 cigarrillos por día. Desde ese entonces no probé cigarrillo», añadió a modo de quiebre con su pasado oscuro. «Solo un mes y medio después pudimos escapar con destino Argentina», agregó.

El sobreviviente recordó que en su infancia vivió en «Berlín en un barrio de clase media alta y que actualmente sigue existiendo, Charlottenburg». «Recuerdo que en la planta baja de la casa de departamentos donde vivíamos había una librería que pertenecía a una familia judía, la misma fue totalmente destruida por una horda organizada. En la Kristallnacht, solo en Berlín, fueron incendiados una veintena de templos, y seguramente una centena en todo el país, junto con unos centenares de rollos de la Torá. En el caso de nuestro templo, el Friedenstempel, había más de 10 rollos, cada una con sus hermosos adornos artesanales», recordó.

Siempre en diálogo con la Agencia AJN, Schmoller expresó su deseo de contar una historia gratificante ante tanto horror, «se trata del arribo al templo NCI Emanu El de un rollo de la Torá, el mismo fue reconstruido y salvado en algún lugar de Europa». «Resulta que en uno de mis viajes a Londres, por casualidad me enteré de que existía un Comité de Reconstrucción de Torot (plural de Torá), donde escribas profesionales se dedicaban a reescribir las partes dañadas, para que puedan ser nuevamente usadas y enviados a países del tercer mundo a nuevos templos que carecían de rollos, o donde había pocos». Schmoller contó que «para solventar los gastos del Comité, buscaron donantes por sumas-no tan pequeñas- que tenían el privilegio de elegir el lugar, donde las Torot podían ser nuevamente usadas». Fue así que «juntando los ahorros de mi padre, mi hermano y los míos, pudimos donar la suma necesaria, y así llegó, por vía diplomática, una Torá a la Embajada de Israel en Argentina, y de allí partió al templo de Emanu El». «En un solemne servicio religioso, llevado por mi padre, y franqueado por mi hermano y por mí, la Torá fue introducida a su nuevo destino y hoy sigue estando en el templo de la calle Arcos, en la Ciudad de Buenos Aires».

En su relato, Schmoller no quiso dejar de mencionar a su padre quien, como muchos otros judíos alemanes, combatió durante la Primera Guerra Mundial en el ejército alemán y pese a haber sido condecorado con la Cruz de Hierro, años más tarde sería considerado un enemigo por el mismo país que le había reconocido su valor en el combate.

Respecto al negacionismo del Holocausto, Schmoller opinó: «Sólo un malvado, lleno de odio y resentimiento puede ignorar o negar lo ocurrido. Existen un sinfín de pruebas, fotos, películas y testimonios de sobrevivientes que no dejan duda alguna». Tras contar que en una visita a Berlín pudo ubicar la tumba de su bisabuelo en un cementerio, Schmoller expresó: «Los que niegan a la Shoá (Holocausto) son unos necios mentirosos. Es gente llena de un odio enfermizo». «Lo acontecido debe quedar grabado en la memoria de la humanidad, para que nunca vuelva a acontecer», dijo con un fuerte acento alemán.

Consultado sobre el genocida fallecido, Erich Priebke, el sobreviviente opinó que «debe dejarse de hablar de él». «Que no quede recuerdo alguno de sus hazañas criminales. Que quede totalmente olvidado. Que haya un total silencio. Como si nunca hubiera existido», puntualizó.

En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, hordas nazis llevaron a cabo, con la anuencia de las autoridades alemanas y austríacas y ante la total inacción policial, el pogrom denominado “Kristallnacht”. Sobre esos días, Schmoller reflexionó: «Cada año hay menos gente que lo haya vivenciado en forma consciente».

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Por Mario Sinay. El Tranvía del Gueto de Varsovia fue completamente restaurado para convertirse en un objeto central del nuevo Museo

Montados con una estrella de David sobre la cabina del conductor en lugar de la línea de la ruta, la vista de estos vagones rodando por las calles llenas de gente se convirtió en uno de los recuerdos perdurables del Gueto.

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Agencia AJN.- “Trato de imaginar a las personas por las que este tranvía habría pasado alguna vez en el gueto y simplemente no puedo. Todos los días, este tranvía fue testigo de un enorme sufrimiento y una inmensa tragedia”.

Reconocido como el único de su tipo en el mundo, el tranvía de antes de la guerra que alguna vez recorrió el Gueto de Varsovia ha sido completamente restaurado y actuará como uno de los elementos centrales del futuro Museo del Gueto de Varsovia.

Se cree que el tranvía, data de 1907, construido en Alemania, se construyó originalmente en un momento en que Varsovia dependía de los tranvías tirados por caballos.

La introducción de este tranvía en la ciudad se produciría después de que Varsovia electrificara su transporte público.

Sin embargo, fue el tiempo de guerra lo que finalmente elevaría la importancia de este modelo de tranvía Tipo A.

Aunque la población judía de Varsovia se encontró encerrada en el Gueto en noviembre de 1940, la inmensidad del área exigía que fuera atendida por sus propias líneas de tranvía.

Montados con una estrella de David sobre la cabina del conductor en lugar de la línea de la ruta, la vista de estos vagones rodando por las calles llenas de gente se convirtió en uno de los recuerdos perdurables del Gueto.

Partiendo desde la plaza Muranowska, sus paradas programadas cubrían Muranowska, Dzika, Dzielna, Karmelicka, Leszno, Żelazna y Chłodna.

Sin embargo, la brutalidad de la represión del Levantamiento del Ghetto, junto con su posterior destrucción metódica, significó que pocos de estos vehículos sobrevivieran; de hecho, solo se sabe que uno ha sobrevivido hasta el día de hoy.

Indiscutible en su valor histórico, los historiadores creen que la última vez que este tranvía habría funcionado habría sido en julio de 1942; lo más probable, habría sido utilizado para transportar judíos a la Umschlagplatz mientras esperaban la deportación a las cámaras de gas de Treblinka.

Después de la guerra, los historiadores han teorizado que se utilizó para almacenar materiales necesarios para la reparación de tranvías. En años posteriores, quedó simplemente abandonado en medio de una maleza enmarañada.

Ahora que recibe una segunda vida, el trabajo de restauración se llevó a cabo por primera vez el año pasado. El proyecto, que involucró a 100 personas y costó 250.000 Zlotys, se llevó a cabo siguiendo una documentación de diseño que data de más de un siglo.

Además, los ingenieros que trabajaron en el chasis utilizaron las mismas técnicas que habrían estado disponibles para los trabajadores en ese período.

Llevado a cabo en la planta de reparación T3 de Varsovia, el óxido se eliminó minuciosamente mientras que los elementos faltantes se reemplazaron utilizando exactamente el mismo tipo de materiales que se habrían utilizado anteriormente.

Además, el tranvía se pintó de rojo y se adornó con una bocina de Varsovia en su exterior.

Financiado por el Ayuntamiento de Varsovia y la autoridad local de tranvías, el tranvía se colocará frente al Museo del Gueto de Varsovia una vez que se inaugure.

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