La cancillería israelí decidió, en una medida poco frecuente, impedir la entrada al país de Richard Falk, académico estadounidense de origen judío, quien fuera designado la semana pasada como enviado de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a los territorios ocupados.
Falk había comparado la política del Estado hebreo en Cisjordania con la del régimen nazi, razón por la cual se le prohibió el ingreso.
Sin embargo, la cancillería señaló que Falk tiene derecho a visitar el país en calidad de turista y también acogerse a la ley del retorno, que permite a todo judío ir a vivir a Israel y adoptar la nacionalidad en forma automática.
No obstante, una fuente importante del ministerio de Relaciones Exteriores declaró que “si Falk entra a Israel como ciudadano estadounidense para desarrollar actividades diplomáticas antiisraelíes, se tomarán medidas más severas”.
La Cancillería agregó que el Consejo es un organismo de “dudosa” reputación que se dedica en forma “tendenciosa” a condenar las acciones de Israel en los territorios ocupados, informó el diario Maariv.
El subdirector para Asuntos relacionados con Organismos Internacionales de Cancillería, Roni Lashno Ya`ar, afirmó que “los países occidentales casi no tienen influencia en las decisiones del Consejo, por lo que esta organización vive atacando a Israel”.
A fines de marzo, el Comité Judío Americano (AJC por sus siglas en inglés) ya había expresado su profundo malestar ante la decisión del Consejo de designar a Falk como asesor, y agregó que estos nombramientos son una prueba de “la parcialidad del Consejo”, que “permanentemente critica a Israel”.
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